Ahora no he practicado ningún orgasmo durante aproximadamente 6 semanas, y resultó que la abstinencia fue más difícil que la cocaína, los opiáceos, el alcohol o la nicotina.
Pasé una semana entera llorando todas las noches después de regresar de la Universidad donde enseño. No podía dormir y casi no tenía apetito. La idea de salir con alguien me hizo querer acurrucarme y dejar de fumar.
Pero aquí estoy. Me siento libre.
[Seis meses más tarde se comprometió, y un año más tarde se publicó su primer libro.]