Adicción a la comida y obesidad: ¿importan los macronutrientes? (2012)

Neuroenergética frontal. 2012; 4: 7.

Publicado en línea 2012 Mayo 30. doi  10.3389 / fnene.2012.00007

Tanya Zilberter1, *

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Un artículo publicado en abril 2012 por Nature Reviews Neuroscience (Ziauddeen et al., 2012) pide cautela al aplicar el modelo de adicción a la obesidad. Esta revisión escrupulosa describió los resultados altamente consecuentes del laboratorio de B. Hoebel con respecto a los comportamientos de comer compulsivamente de las ratas (Avena et al., 2008, 2009; Bocarsly et al. 2011). Refiriéndose a estos resultados, Ziauddeen y sus colegas concluyeron que los comportamientos de atracón se relacionan con la palatabilidad de los alimentos independientemente de su composición de macronutrientes.. Antes, también basándome en los trabajos de Hoebel y sus colegas, he podido sacar una conclusión bastante diferente: la grasa per se, aunque muy apetecible, no es tan adictivo como los carbohidratos y no es obesogénico (Zilberter, 2011). En otro papel más (Peters, 2012), A. Peters interpretó los resultados de Avena et al. (2008) como una prueba de que la "adicción al azúcar" no causa obesidad. Aquí, miro más de cerca el modelo de adicción de Hoebel (Avena et al., 2008, 2009; Berner et al. 2009; Avena 2010; Avena y oro, 2011; Bocarsly et al. 2011) teniendo en cuenta el papel de los macronutrientes.

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Adiccion a la comida

Existe la opinión de que, en lugar de un vínculo de observación, existe una causalidad entre la adicción a la comida y la obesidad (Gold, 2004; Liu et al. 2006; Córcega y Pelchat, 2010; Johnson y Kenny, 2010). Otra opinión es que tal causalidad no existe (Peters, 2012) o incluso que un mero vínculo entre ellos debe considerarse con precaución (Ziauddeen et al., 2012). A pesar de la precaución, se ha demostrado (y es discutido por Ziauddeen et al., 2012) que la adicción a las drogas y la adicción a la comida tienen efectos similares, por ejemplo, en el sistema dopaminérgico (Volkow et al., 2008; Gearhardt y otros, 2009; Stice y Dagher, 2010) donde se "superponen" (Avena et al., 2012). En sujetos humanos, la adicción a la comida se ha asociado con patrones similares de activación neural como adicción a sustancias en la corteza cingulada anterior, la corteza orbitofrontal medial y la amígdala (Gearhardt et al., 2011b). "Los mecanismos hedónicos comunes pueden, por lo tanto, ser la base de la obesidad y la adicción a las drogas", concluyeron Johnson y Kenny (2010). La responsabilidad de la adicción se está discutiendo en línea con el desarrollo de la farmacoterapia para la obesidad (Greene et al., 2011).

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Adicción a los hidratos de carbono

Sesgo de carbohidratos (CHO) en el control del cerebro de la homeostasis energética (Zilberter, 2011) se revela de varias formas bien conocidas, incluidos los fenómenos denominados "recompensa positiva", "hedonismo", "querer", "gustar", etc. (Berridge et al., 2010; Oro, 2011). La "adicción dulce" comparable por magnitud con la adicción al alcohol (Kampov-Polevoy et al., 2003) y las adicciones a las drogas (Stoops et al., 2010) está bien documentado. Oro (2011) sostuvo que el déficit en la "recompensa" se combina con la obesidad y este acoplamiento es común para las adicciones al azúcar, la cocaína y la heroína.

Gearhardt et al. (2011b), refiriéndose al trabajo mencionado anteriormente de Johnson y Kenny, argumentó que solo los alimentos "hiper-sabrosos" ricos en grasa y azúcar pueden causar adicción. De hecho, la combinación de grasa y azúcar dio lugar a una "disfunción de recompensa asociada con la adicción a las drogas y la alimentación compulsiva, incluido el consumo continuo a pesar de recibir conmociones" (Gearhardt et al., 2011a). También se ha postulado explícitamente un vínculo entre la adicción a la comida y la obesidad (Avena et al., 2009; Córcega y Pelchat, 2010; Oro, 2011).

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¿Adicción a las grasas?

Los estudios del laboratorio de B. Hoebel sugieren que el acceso a CHO produce diferentes comportamientos similares a las adicciones en comparación con el acceso a la grasa (Avena y Gold, 2011; Bocarsly et al. 2011; Avena et al. 2012). La especificidad de nutrientes en el control de la conducta alimentaria también se mostró en este laboratorio (Berner et al., 2009). Durante el protocolo de alimentación "chow dulce", las ratas compensaron el aumento de calorías de sacarosa o glucosa al disminuir la ingesta de chow. Los autores (Avena et al., 2008) sugirió que el aumento en la ingesta de azúcar, aunque no produce obesidad, conduce a un aumento de la afinidad por los receptores de opioides, que a su vez conduce al círculo vicioso del abuso del azúcar y podría contribuir a la obesidad.

En un estudio posterior (Avena et al., 2009), cuando a las ratas se les dio acceso diario intermitente a alimentos "de grasa dulce", restringieron voluntariamente su consumo de chow estándar, similar a lo que se ha informado con alimentos de "chow dulce" (Avena et al., 2008). Sin embargo, esta vez las ratas se convirtieron en sobrepeso a diferencia del experimento "sweet chow". Los autores concluyeron: "la grasa puede ser el macronutriente que resulta en un exceso de peso corporal, y el sabor dulce en ausencia de grasa puede ser en gran parte responsable de producir comportamientos adictivos". Sin embargo, la grasa pura, a diferencia de la combinación CHO-grasa, carece de obesidad ( Dimitriou et al. 2000). La grasa combinada con un contenido limitado de CHO no logró comer en exceso ni aumentar de peso, mientras que el exceso de CHO en las dietas ricas en grasa causó obesidad y deterioro metabólico (Lomba et al. 2009).

Los estudios metabólicos muestran que la restricción de CHO en dietas ricas en grasas ejerce efectos neuroprotectores (Figura (Figura 1) 1) a través de la inducción de proteínas de choque térmico (Maalouf et al., 2009), factores de crecimiento (Maswood et al., 2004), y proteínas de desacoplamiento mitocondrial (Liu et al., 2006). Naturalmente, el exceso de CHO tiene efectos neurodeteriorantes como se discutió en Zilberter (2011), Hipkiss (2008), o Manzanero et al. (2011).

Figura 1 y XNUMX

Figura 1 y XNUMX

Dietas altas en grasas / CHO versus dietas altas en grasas / CHO: la adicción, la obesidad, la neurotoxicidad y la neuroprotección se ven afectadas diametralmente de maneras opuestas. Resumido de avena y oro (2011), Bocarsly et al. (2011), Avena et al. (2012), Berner et al. (2009), ...

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Conclusión

Tener en cuenta las características bien definidas de una dieta relacionadas con el metabolismo puede ayudar a evitar la ambigüedad en la definición de los tipos de dieta y ayudar en la interpretación de los datos. Desde este punto de vista, los macronutrientes juegan un papel crucial en la determinación de las consecuencias metabólicas y conductuales de la dieta.

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Referencias

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