La neurobiología del juego patológico y la adicción a las drogas: una visión general y nuevos hallazgos (2008)

 

Philos Trans R Soc Lond B Biol Sci. 2008 octubre 12; 363(1507): 3181-3189.

Publicado en línea 2008 Julio 18. doi  10.1098 / rstb.2008.0100

Resumen

El juego es un comportamiento recreativo frecuente. Se ha estimado que aproximadamente el 5% de adultos experimenta problemas con el juego. La forma más grave de juego, el juego patológico (PG), se reconoce como una condición de salud mental. Dos conceptualizaciones alternativas no excluyentes entre sí de PG lo han considerado como un trastorno del espectro obsesivo-compulsivo y una adicción "conductual". La conceptualización más adecuada de PG tiene importantes implicaciones teóricas y prácticas. Los datos sugieren una relación más estrecha entre la PG y los trastornos por uso de sustancias que la existente entre la PG y el trastorno obsesivo-compulsivo. Este artículo revisará los datos sobre la neurobiología de la PG, considerará su conceptualización como una adicción conductual, discutirá la impulsividad como una construcción subyacente y presentará nuevos hallazgos de imágenes cerebrales que investigan los correlatos neurales de los estados de ansia en la PG en comparación con los de la dependencia de la cocaína. Se discutirán las implicaciones para las estrategias de prevención y tratamiento.

Palabras clave: juego, adicción, impulsividad, trastorno de control de impulsos, imágenes del cerebro, imágenes de resonancia magnética funcional

1. Juego recreativo, problemático y patológico.

El juego se puede definir como poner en riesgo algo de valor con la esperanza de obtener algo de mayor valor (Potenza 2006). La mayoría de los adultos apuestan, y la mayoría lo hace sin encontrar problemas significativos. No obstante, los problemas de juego entre los adultos se han estimado tan altos como 5%, y ciertos grupos (adultos jóvenes, personas con trastornos de salud mental e individuos encarcelados) tienen estimaciones varias veces más altas (Shaffer et al. 1999). El juego patológico (PG), que representa la forma más grave de juego problemático (ver a continuación), tiene estimaciones de prevalencia de aproximadamente 0.5 – 1% (Petry et al. 2005). Dada la mayor disponibilidad de juegos de azar legalizados y su popularidad en las últimas décadas, se justifica una mayor atención a los impactos en la salud de niveles específicos de conductas de juego (Shaffer y Korn 2002).

No fue hasta 1980 que la Manual diagnóstico y estadístico. (DSM) criterios definidos para un trastorno de juego (Asociación Americana de Psiquiatría 1980). El término "PG" se seleccionó a favor de otros términos (por ejemplo, el juego compulsivo) que posiblemente se utilizaron más ampliamente en ese momento, quizás en un esfuerzo por distinguir el trastorno del trastorno obsesivo-compulsivo. Junto con la piromanía, la cleptomanía, la tricotilomanía y el trastorno explosivo intermitente, el PG se clasifica actualmente como un "trastorno de control de impulsos (DCI) no clasificado en otra parte" en el DSM. De manera similar, en la Clasificación Internacional de Trastornos, el trastorno se clasifica en 'Trastornos del hábito y del impulso' junto con piromanía, cleptomanía y tricotilomanía. Muchos de los criterios diagnósticos actuales para PG comparten características con los de la dependencia de drogas (DD). Por ejemplo, los criterios para la tolerancia, el retiro, los intentos repetidos sin éxito de reducir o dejar de fumar, y la interferencia en las principales áreas de la vida en funcionamiento están contenidos en los criterios tanto para PG como para DD. Las similitudes se extienden a los dominios fenomenológico, epidemiológico, clínico, genético y otros dominios biológicos (Goudriaan et al. 2004; Potenza 2006; Cervecero y Potenza 2008), planteando preguntas acerca de si la PG podría caracterizarse mejor como una adicción "conductual".

2. PG como una adicción

Si PG representa una adicción, debe compartir con las funciones principales de DD. Se han propuesto componentes básicos de adicciones que incluyen (i) participación continua en un comportamiento a pesar de las consecuencias adversas, (ii) disminución del autocontrol sobre la participación en el comportamiento, (iii) participación compulsiva en la conducta y (iv) un impulso apetitivo o Estado de ansia previo al compromiso en el comportamiento (Potenza 2006). Muchas de estas características, así como otras, como la tolerancia y el retiro, parecen relevantes para PG y DD (Potenza 2006). Los estudios simultáneos tanto de PG como de DD deben ayudar a definir aspectos relacionados con las drogas. Es decir, las drogas pueden influir en la estructura y función del cerebro de manera central o no relacionada con el proceso de adicción. En el sentido de que la PG puede ser conceptualizada como una adicción sin el fármaco, la comparación directa de ambos trastornos puede proporcionar información sobre las características neurobiológicas centrales de la adicción y guiar el desarrollo y la prueba de tratamientos efectivos.

3. Sistemas de neurotransmisores y PG.

Se ha hipotetizado que los neurotransmisores específicos se relacionan con diferentes aspectos de la PG. Sobre la base de estudios de PG y / u otros trastornos, se ha planteado la hipótesis de que la noradrenalina en los CDI es particularmente relevante para los aspectos de excitación y excitación, la serotonina para el inicio y el cese del comportamiento, la dopamina para recompensar y reforzar, y los opioides para el placer o la urgencia. Estos y otros sistemas se consideran a continuación.

(a) Noradrenalina

Los estudios realizados durante los 1980 compararon a los hombres con PG con los que no lo tenían y encontraron niveles más altos de noradrenalina o sus metabolitos en muestras de orina, sangre o líquido cefalorraquídeo en las primeras (Roy et al. 1988), y medidas noradrenérgicas correlacionadas con medidas de extraversión (Roy et al. 1989). El juego o las conductas relacionadas se han asociado con la activación autonómica, con el juego de pachinko y el blackjack de casino, cada uno asociado con elevaciones de la frecuencia cardíaca y aumentos en las medidas noradrenérgicas (Shinohara et al. 1999; Meyer et al. 2000). Durante el juego de blackjack en el casino, la frecuencia cardíaca y las medidas noradrenérgicas se elevan en mayor medida en los hombres con problemas de juego en comparación con los que no tienen (Meyer et al. 2004). Además de un posible papel en la excitación o la excitación, la noradrenalina puede estar relacionada con otros aspectos de la PG. Por ejemplo, la actividad noradrenérgica influye en la función cortical prefrontal y las redes de atención posterior, y los medicamentos (p. Ej., El inhibidor del transporte de noradrenalina atomoxetina y los agonistas adrenérgicos alfa-2, clonidina y guanfacina) han demostrado ser eficaces en el tratamiento de la atención. -desorden de hiperactividad de déficit y otros trastornos psiquiátricos (Arnsten 2006). Se ha demostrado que los fármacos adrenérgicos influyen en aspectos específicos del control de impulsos en estudios en animales y humanos (Chamberlain y Sahakian 2007). Estos hallazgos sugieren varios roles posibles para la función adrenérgica en PG y su tratamiento, y se necesita más investigación en esta área para examinar estas posibilidades.

(b) Serotonina

Tradicionalmente, se ha considerado que la función de la serotonina tiene una importancia sustancial en la mediación del control de impulsos. Personas con niveles clínicamente relevantes de alteración del control de impulsos, incluidas aquellas con PG (Nordin y Eklundh 1999) o agresión impulsiva (Linnoila et al. 1983), han demostrado niveles bajos del metabolito de serotonina ácido 5-hidroxi indoleacético. Las personas con PG u otros trastornos o comportamientos caracterizados por un control de impulsos deteriorado (por ejemplo, agresión impulsiva) muestran diferentes respuestas bioquímicas y de comportamiento a los fármacos serotoninérgicos que los sujetos de control sanos. Las personas con PG reportaron un 'alto' después de la administración de meta-clorofenilpiperazina (m-CPP), un agonista parcial de serotonina que se une a múltiples 5HT1 y 5HT2 Receptores con afinidad particularmente alta para el 5HT.2c receptor (DeCaria et al. 1998; Pallanti et al. 2006). Esta respuesta contrastó con la de los sujetos de control y fue similar a las altas calificaciones informadas anteriormente por los sujetos antisociales, límite y alcohólicos después de recibir la droga. La respuesta de la prolactina al m-CPP también distinguió a los grupos de control y PG, con una mayor elevación observada en el primero.

Las sondas serotoninérgicas se han utilizado junto con imágenes del cerebro en individuos con control de impulsos deficiente. En individuos con agresión impulsiva en comparación con los que no lo tienen, se observa una respuesta atenuada en la corteza prefrontal ventromedial (vmPFC) en respuesta a m-CPP (Nuevo et al. 2002) o el agonista indirecto fenfluramina (Siever et al. 1999), consistente con los hallazgos en alcohólicos (Hommer et al. 1997). Hasta la fecha, no se han realizado estudios similares en PG, aunque otras investigaciones han implicado la función vmPFC en PG (ver más abajo).

Dados los datos que sugieren un papel importante para la función de la serotonina en la PG y el descontrol del impulso, se han investigado fármacos serotoninérgicos en el tratamiento de la PG (Cervecero et al. 2008). Los inhibidores de la recaptación de serotonina muestran resultados mixtos. En un ensayo pequeño, controlado con placebo, doble ciego, cruzado de fluvoxamina, los brazos activos y placebo se distinguieron significativamente durante la segunda mitad del ensayo, y el fármaco activo fue superior al placebo (holandés et al. 2000). Un pequeño ensayo controlado con placebo pequeño no observó diferencias entre la fluvoxamina activa y el placebo (Blanco et al. 2002). De manera similar, un estudio aleatorizado, controlado, doble ciego de paroxetina demostró la superioridad del fármaco activo sobre el placebo (Kim et al. 2002), mientras que en un estudio doble ciego, multicéntrico, aleatorizado, controlado con placebo, no se encontraron diferencias significativas entre el fármaco activo y el placebo (Grant et al. 2003). Estos ensayos iniciales típicamente excluyeron a individuos con trastornos psiquiátricos concurrentes. Se realizó un ensayo pequeño y abierto de escitalopram seguido de una suspensión doble ciego en individuos con PG y trastornos de ansiedad concurrentes (Grant y Potenza 2006). Durante la fase de etiqueta abierta, las medidas de juego y ansiedad mejoraron en gran medida de forma paralela. La asignación aleatoria a placebo se asoció con una reanudación de los juegos de azar y las medidas de ansiedad, mientras que la asignación aleatoria a fármaco activo se asoció con respuestas sostenidas. Aunque preliminares, estos hallazgos sugieren que existen diferencias individuales importantes entre los individuos con PG, y que estas diferencias tienen implicaciones importantes para la respuesta al tratamiento.

(c) Dopamina

La dopamina está implicada en recompensar y reforzar los comportamientos y la adicción a las drogas (Nestler 2004). Sin embargo, pocos estudios han investigado directamente el papel de la dopamina en la PG. Se han reportado hallazgos ambiguos para las mediciones del líquido cefalorraquídeo de la dopamina y sus metabolitos en PG (Bergh et al. 1997; Nordin y Eklundh 1999). De manera similar, un estudio genético molecular temprano en PG implicó al alelo TaqA1 del gen del receptor de dopamina DRD2 de manera similar en PG, abuso de sustancias y otros trastornos psiquiátricos (Venidas 1998). Los estudios genéticos moleculares tempranos de PG a menudo incluían limitaciones metodológicas como la falta de estratificación por raza o etnia y evaluaciones diagnósticas incompletas, y los estudios posteriores que utilizan métodos que controlan la raza / etnia y obtienen diagnósticos DSM-IV no han observado diferencias en las frecuencias alélicas de TaqA1 en PG (da Silva Lobo et al. 2007). No existen publicaciones revisadas por pares que incluyan sujetos PG e investiguen sistemas de dopamina (u otros) que utilicen metodologías basadas en ligandos, y tales estudios representan un área importante de investigación futura.

Se han observado PG y otros ICD en personas con enfermedad de Parkinson (EP), un trastorno caracterizado por la degeneración de la dopamina y otros sistemas (Jellinger 1991; Potencia et al. 2007). Las personas con EP son tratadas con medicamentos que promueven la función de la dopamina (por ejemplo, levodopa o agonistas de la dopamina, como pramipexol o ropinirol) o intervenciones (por ejemplo, estimulación cerebral profunda) que promueven la neurotransmisión a través de circuitos relacionados (Lang y Obeso 2004). Como tales, los CDI en la EP podrían surgir potencialmente de la fisiopatología del trastorno, su tratamiento o alguna combinación de estos. Dos estudios investigaron los CDI en varios cientos de individuos con EP (Voon et al. 2006; Weintraub et al. 2006). Los CDI se asociaron con la clase de agonistas de la dopamina en lugar de agentes específicos, y los individuos con CDI eran más jóvenes y tenían edades más tempranas al inicio de la EP. Los individuos con y sin ICD también diferían en otros factores relacionados con el control de impulsos deteriorado. En un estudio, las personas con un ICD tenían más probabilidades de haber experimentado un ICD antes del inicio de la EP (Weintraub et al. 2006). En otro, los sujetos con EP con y sin PG se distinguieron por medidas de impulsividad, búsqueda de novedad y alcoholismo personal o familiar (Voon et al. 2007). La contribución potencial de estas y otras variables de diferencia individual merece una mayor consideración en las investigaciones sobre las fisiopatologías y tratamientos de los CDI en la EP. Aunque las series de casos y anecdóticos informan una mejoría en la sintomatología de la DAI con la interrupción o la disminución de la dosis de agonistas de la dopamina (Mamikonyan et al. 2008), estos estudios son de carácter preliminar y están sujetos a sesgos típicos de ensayos no controlados. Además, algunos pacientes pueden no tolerar dosis más altas de levodopa para controlar los síntomas de la EP, mientras que otros pueden abusar de estos medicamentos (Giovannoni et al. 2000; Evans et al. 2005). En conjunto, estos hallazgos indican que se necesita más investigación sobre las fisiopatologías y los tratamientos para los CDI en la EP.

(d) Opioides

Los opioides se han implicado en procesos placenteros y gratificantes, y la función de los opioides puede influir en la neurotransmisión en la vía mesolímbica que se extiende desde el área tegmental ventral hasta el núcleo accumbens o el estriado ventral (Spanagel et al. 1992). Sobre la base de estos hallazgos y las similitudes entre la PG y las adicciones, como la dependencia del alcohol, se han evaluado los antagonistas opioides en el tratamiento de la PG y otros DAI. Los ensayos aleatorios, controlados con placebo, doble ciego, han evaluado las eficacias y tolerabilidades de naltrexona y nalmefeno. Alta dosis de naltrexona (dosis promedio al final del estudio = 188mgd-1; rango hasta 250mgd-1) fue superior al placebo en el tratamiento de PG (Kim et al. 2001). Al igual que en la dependencia del alcohol, la medicación pareció ser particularmente útil para personas con fuertes necesidades de juego al inicio del tratamiento. Sin embargo, se observaron anomalías en la prueba de función hepática en más del 20% de sujetos que recibieron el fármaco activo durante el ensayo corto. Posteriormente, se evaluó el nalmefeno, un antagonista opioide no asociado con el deterioro de la función hepática (Grant et al. 2006). El nalmefeno fue superior al placebo y no se observaron anomalías en las pruebas de función hepática. La dosis que mostró mayor eficacia y tolerabilidad fue la 25.mgd-1 Dosis, una que es aproximadamente equivalente a la 50.mgd-1 Dosis típicamente usada en los tratamientos de alcohol o dependencia de opiáceos. Un análisis posterior del resultado del tratamiento en PG que recibían antagonistas opioides identificó un historial familiar de alcoholismo como el más fuertemente asociado con una respuesta positiva a las drogas, un hallazgo consistente con la literatura sobre alcoholismo (Grant et al. 2008). La medida en que otros factores asociados con la respuesta del tratamiento a los antagonistas opioides en el alcoholismo (por ejemplo, las variantes alélicas del gen que codifica el receptor opioide μ; Oslin et al. 2003) Extender al tratamiento de PG justifica la investigación directa.

(e) Glutamato

El glutamato, el neurotransmisor excitador más abundante, se ha implicado en los procesos motivacionales y la adicción a las drogas (Cámaras et al. 2003; Kalivas y Volkow 2005). Basado en estos datos y hallazgos preliminares que sugieren un papel para las terapias glutamatérgicas en otros CDI (Coric et al. 2007), el agente modulador glutamatérgico N-acetil cisteína se investigó en el tratamiento de PG (Grant et al. 2007). El diseño del estudio incluyó un tratamiento abierto seguido de una interrupción doble ciego. Durante la fase de etiqueta abierta, la sintomatología del juego mejoró significativamente. Después de la interrupción doble ciego, la mejora se mantuvo en 83% de respondedores aleatorizados a fármaco activo en comparación con 29% de los aleatorizados a placebo. Estos datos preliminares indican la necesidad de investigaciones adicionales sobre las contribuciones glutamatérgicas a las terapias con PG y glutamatérgica para su tratamiento.

4. Sistemas neurales

Relativamente pocas investigaciones han examinado cómo difieren las actividades cerebrales en individuos con PG u otros ICD en comparación con aquellos que no tienen. Un estudio inicial de imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) investigó los estados de urgencia o deseo de fumar en hombres con PG (Potencia et al. 2003b). Al ver las cintas de juego y antes del inicio de la respuesta motivacional o emocional subjetiva, los jugadores patológicos (PGers) en comparación con los recreativos mostraron un cambio en la señal relativamente dependiente del nivel de oxígeno en sangre en las regiones del cerebro frontal cortical, ganglionar basal y talámico. . Estas diferencias entre los grupos no se observaron durante las condiciones de vídeo felices o tristes durante las épocas de visualización comparables, y los hallazgos son distintos de los estudios de individuos con trastorno obsesivo-compulsivo, que generalmente muestran una activación relativamente mayor de estas regiones durante los estudios de provocación de síntomas. (Breiter y Rauch 1996). Durante el período final de visualización de la cinta, el momento en el que se presentaron los estímulos de juego más robustos, los hombres con PG en comparación con los que no tenían se distinguían más al mostrar un cambio de señal BOLD relativamente reducido en vmPFC. Estos hallazgos parecen ser consistentes con los de los estudios de control de impulsos deteriorados en otros dominios de comportamiento, en particular la agresiónSiever et al. 1999; Nuevo et al. 2002) y toma de decisiones (Bechara 2003).

Aunque otros estudios de imagen han implicado regiones frontales en PG (Crockford et al. 2005), múltiples investigaciones han observado diferencias en la función vmPFC en PG. Un estudio de control cognitivo utilizando una versión relacionada con eventos de la tarea de interferencia de color-palabra Stroop encontró que los hombres con PG en comparación con los que no tenían se distinguían más por un cambio de señal BOLD relativamente reducido en vmPFC izquierdo después de la presentación de estímulos incongruentes (Potencia et al. 2003a). Al realizar el mismo paradigma de Stroop fMRI, los individuos con trastorno bipolar se distinguieron más de los sujetos de control en una región similar de vmPFC (Blumberg et al. 2003), lo que sugiere que algunos elementos comunes a los trastornos (por ejemplo, control de impulsos deficientes, regulación emocional deficiente) comparten sustratos neurales a través de los límites del diagnóstico. De manera análoga, los individuos con dependencia de sustancias con o sin PG mostraron menos activación de vmPFC que los sujetos de control en una tarea de "juego" que evalúa la toma de decisiones (Tanabe et al. 2007).

En otro estudio fMRI, los individuos con PG en comparación con aquellos sin una menor activación de vmPFC durante el juego simulado en contrastes que comparan las condiciones de ganar y perder, y el cambio de señal BOLD en vmPFC se correlacionó inversamente con la gravedad del juego entre los PGers (Reuter et al. 2005). En el mismo estudio y utilizando los mismos contrastes, se observó un patrón similar de activación disminuida en PGers en el estriado ventral, una región del cerebro con inervación dopaminérgica y que está ampliamente implicada en la adicción a las drogas y el procesamiento de recompensas (Everitt y Robbins 2005). Basado en el trabajo en primates (Schultz et al. 2000), los estudios de procesamiento de recompensas en humanos han asociado la activación del estriado ventral con la anticipación de trabajar por una recompensa monetaria y la activación de vmPFC con la recepción de recompensas monetarias (Knutson et al. 2003). Este circuito parece ser particularmente relevante para el procesamiento de recompensas inmediatas, ya que la selección de una recompensa mayor retrasada implica más redes corticales dorsales (McClure et al. 2004). El juego de blackjack comparado con jugar blackjack por puntos se asocia con mayores activaciones corticostriatales en PGers (holandés et al. 2005). Sin embargo, este estudio no incluyó sujetos sin PG y, por lo tanto, no investigó cómo los sujetos con PG diferían de aquellos sin el trastorno. El hallazgo de una activación relativamente disminuida del estriado ventral en PGers en el paradigma de juego simulado (Reuter et al. 2005) es consistente con los hallazgos de los estudios de anticipación de recompensa en individuos con adicciones o que parecen estar en riesgo de tales trastornos. Por ejemplo, se ha informado una activación relativamente disminuida del estriado ventral durante la anticipación de recompensas monetarias en individuos con dependencia del alcohol (Hommer 2004; Wrase et al. 2007) o dependencia de la cocaína (CD; Pearlson et al. 2007) tanto en adolescentes como en adultos (Bjork et al. 2004) y aquellos con antecedentes familiares de alcoholismo en comparación con aquellos sin (Hommer et al. 2004). Juntos, estos hallazgos sugieren que la activación relativamente disminuida del estriado ventral durante las fases de anticipación del procesamiento de recompensas podría representar un fenotipo intermediario importante para la adicción a sustancias y los DAI.

5. Estados de urgencia apetitosos en PG y CD

Los estados de ansia o deseo apetitosos a menudo preceden inmediatamente a la participación en comportamientos problemáticos, como el juego de PGers o el uso de drogas en la adicción a las drogas. Como tal, una comprensión de los correlatos neuronales de estos estados tiene implicaciones clínicas importantes (Costos et al. 2006). Desde una perspectiva científica, los estudios de procesos similares, como los estados de ansia en personas con PG o con DD, pueden aclarar aspectos que son fundamentales para los procesos motivacionales subyacentes en los trastornos, independientemente de los efectos de la exposición aguda o crónica a medicamentos.

Para investigar, empleamos datos de nuestros estudios publicados sobre los impulsos de juego en PG (Potencia et al. 2003b) y el deseo de drogas en CD (Wexler et al. 2001). Como nuestro estudio de juego solo incluyó sujetos masculinos, restringimos los análisis a los varones, obteniendo una muestra que incluía sujetos de 10 PG y jugadores recreativos de 11 (CPG sujetos) que vieron las videocintas de juegos de azar, tristes y felices durante la IRMf, y los sujetos de CD de 9 y los hombres de comparación de control que no usan cocaína de 6 (CCD sujetos) que vieron los escenarios de cocaína, tristes y felices, como se describió anteriormente. Investigamos de la siguiente manera el grado en que las activaciones cerebrales en el procesamiento motivacional y emocional fueron similares o distintas en una adicción conductual como PG en comparación con el CD de adicción a las drogas. Supusimos que las regiones cerebrales cuya función estaba influenciada por la exposición a la cocaína, como la corteza cingulada frontal y anterior, estarían implicadas de manera diferente en los antojos de cocaína en CD y las necesidades de juego en PG.

Utilizamos un procedimiento de aleatorización basado en voxel para asignar significación estadística en la generación de p-mapas que identifican diferencias en la forma en que la función cerebral de los sujetos afectados difiere de la de los controles en los grupos de juego y cocaína durante la visualización de las cintas de video de adicción, felices y tristes (Wexler et al. 2001; Potencia et al. 2003b). Para cada grupo de asignaturas que visualiza cada tipo de cinta, generamos un t-mapa que compara el período de visualización de escenarios en comparación con el promedio de las líneas de base de pantalla gris anteriores y posteriores a la cinta. A continuación, para cada tipo de cinta, generamos t-mapas que contrastan las maneras en que los sujetos afectados (por ejemplo, PG) diferían de sus controles respectivos (por ejemplo, CPG), generando un PG – CPG contraste. A continuación, contrastamos la manera en que los grupos afectados diferían de los controles a través de las adicciones ((PG – CPG) - (CD – CCD); tabla 1a, ver figura 1A en el material complementario electrónico). A p<0.005 y usando un grupo de 25 para aumentar el rigor (Friston et al. 1994), se observaron diferencias relacionadas con el trastorno en los contrastes entre los grupos de sujetos afectados y no afectados durante la visualización de las cintas de adicción (tabla 1a; vea la figura 1A en el material electrónico complementario) pero no los escenarios tristes o felices (no se muestra). Las regiones de cingulado anterior ventral y dorsal y lóbulo parietal inferior derecho se identificaron durante la visualización de los escenarios de adicción, con una actividad relativamente menor en el (PG-C).PG) contraste en comparación con el (CD – CCD) comparación. Las contribuciones de grupo dentro de la materia a estas diferencias se tabulan (tabla 1a). La corteza cingulada anterior, una región del cerebro implicada en el procesamiento emocional y el control cognitivo en personas sanas (Arbusto et al. 2000) y temas de CD (Goldstein et al. 2007), se ha demostrado que se activa durante el deseo de cocaína (Childress et al. 1999). La administración de cocaína activa el cingulado anterior (Febo et al. 2005), y el momento y el patrón de administración de la cocaína influyen en la función cingulada anterior (Harvey 2004). La diferencia en la activación del lóbulo parietal inferior a través de los grupos de sujetos refleja principalmente una diferencia en las respuestas neuronales de los grupos de control a los videos de juegos de azar y de cocaína. El lóbulo parietal inferior se ha implicado en los componentes de inhibición de la respuesta de la regulación del impulso (Menon et al. 2001; Garavan et al. 2006). Por lo tanto, los hallazgos indican que ver cintas de diferente contenido (por ejemplo, descripciones de un comportamiento sancionado socialmente (juego) en comparación con una actividad ilegal (consumo de cocaína simulada)) se asocia con activación diferencial en sujetos de control de una región del cerebro involucrada en la respuesta mediadora inhibición.

Tabla 1

Activaciones cerebrales en PG y CD en comparación con sujetos control.

A continuación, investigamos las regiones cerebrales comunes a los antojos de cocaína y las necesidades de juego, con la hipótesis de que identificaríamos las regiones cerebrales que han estado implicadas de manera similar en la EC y la PG, como la activación disminuida del estriado ventral en el procesamiento de recompensas en los afectados en comparación con los sujetos de control (Reuter et al. 2005; Pearlson et al. 2007). Para cada grupo de asignaturas que visualiza cada tipo de cinta, generamos un t-mapa que compara el período de visualización de escenarios con las líneas de base promedio anteriores y posteriores a la cinta. A continuación, para cada tipo de cinta, creamos t-Mapas que muestran anomalías de activación en los grupos de pacientes al contrastar cada grupo de pacientes con su control respectivo, generando PG – CPG y CD – CCD contrastes Comparaciones generadas por computadora en umbrales de significación sucesivos (p<0.005, p<0.01, p<0.02 y p<0.05) se hicieron para identificar las regiones en las que el PG-CPG y CD – CCD Los contrastes demostraron hallazgos similares. Grupo individual pSe utilizaron mapas para identificar las regiones del cerebro que contribuyen a estos hallazgos. No se identificaron regiones cerebrales utilizando este procedimiento para las cintas de adicción, felices y tristes. Como nuestros estudios anteriores demostraron que el período inicial de visualización de la cinta, antes del inicio informado de la respuesta motivacional / emocional, se asoció con diferencias significativas entre los grupos en las respuestas a las cintas de video de la adicción (Wexler et al. 2001; Potencia et al. 2003b), realizamos análisis similares centrados en el período inicial de visualización de la cinta en comparación con la línea de base de la precinta. Este procedimiento identificó múltiples regiones del cerebro (tabla 1b; vea la figura 1B en el material electrónico complementario) que muestra cambios de actividad similares en los contrastes entre sujetos adictos y de control durante la visualización de las respectivas cintas de adicción, y no se identificaron regiones en las comparaciones con las cintas tristes o felices (no se muestra).

Las regiones del cerebro identificadas como que muestran patrones de activación comunes en los grupos de sujetos adictos versus no adictos incluyen regiones que contribuyen al procesamiento emocional y motivacional, la evaluación de recompensas y la toma de decisiones, la inhibición de la respuesta y el resultado en el tratamiento de la adicción. En la mayoría de los casos, estas regiones se activaron en sujetos de control pero no en adictos. Se observó una activación relativamente reducida del estriado ventral en los sujetos adictos en comparación con los sujetos control, lo que concuerda con los hallazgos en tareas que involucran el procesamiento de recompensas en los grupos de sujetos PG y CD (Reuter et al. 2005; Pearlson et al. 2007). Los componentes ventrales de la corteza prefrontal, en particular la corteza orbitofrontal, se han implicado en el procesamiento de recompensas (Schultz et al. 2000; Knutson et al. 2003; McClure et al. 2004), y se cree que la región lateral se activa cuando se necesita información adicional para guiar las acciones de comportamiento o cuando la toma de decisiones implica la supresión de respuestas previamente recompensadas (Elliott et al. 2000). Las regiones laterales de la corteza prefrontal ventral, como el giro frontal inferior, también se consideran de importancia significativa en la inhibición de la respuesta y el control de los impulsos (Chamberlain y Sahakian 2007). Otras regiones del cerebro cuyos patrones de activación distinguieron a sujetos adictos y no adictos en el presente estudio también se han implicado en la mediación del control de los impulsos. Por ejemplo, en un paradigma Go / NoGo que involucra sujetos sanos, la ínsula, precuneus y el cingulado posterior se activaron durante el procesamiento de errores y la corteza orbitofrontal y el giro lingual durante la inhibición de la respuesta (Menon et al. 2001). La activación insular también contribuye a los impulsos conscientes y, por lo tanto, puede influir en los procesos de toma de decisiones en la adicción (Craig 2002; Naqvi et al. 2007). El hecho de que los sujetos adictos no activen estas regiones en las primeras etapas de la respuesta a las señales que sirven como desencadenantes podría contribuir a un mal autocontrol y al uso posterior de drogas. Estos hallazgos tienen implicaciones para el resultado del tratamiento para PG y la adicción a las drogas. Por ejemplo, el daño de la insula se ha asociado con un comportamiento deficiente en las apuestas como lo demuestra la falta de ajuste de las apuestas con respecto a las probabilidades de ganar, y por lo tanto, la activación dañada puede ser particularmente relevante para PG (Clark et al. 2008). La activación cingulada posterior durante la visualización de cintas de vídeo de cocaína se asoció con el resultado del tratamiento en sujetos con EC, y los que pudieron abstenerse mostraron una mayor activación de esta región del cerebro (Costos et al. 2006). Por lo tanto, aunque estos resultados deben considerarse preliminares dadas las muestras relativamente pequeñas de cada grupo de sujetos, los hallazgos complementan la literatura más amplia sobre PG, adicción a las drogas, control de impulsos y los correlatos neurales del resultado del tratamiento para la adicción a las drogas. Se necesitan investigaciones adicionales que involucren muestras más grandes y más diversas para justificar y ampliar estos hallazgos.

6. Conclusiones y orientaciones futuras.

Aunque se han logrado avances significativos en nuestra comprensión de la PG durante la última década, aún quedan lagunas sustanciales en nuestra comprensión del trastorno. La mayoría de los estudios biológicos hasta la fecha han involucrado pequeñas muestras de hombres predominantemente o exclusivamente hombres, lo que genera preocupación con respecto a la generalización de los hallazgos, en particular a las mujeres. Las diferencias de sexo en los comportamientos de juego se han reportado tanto con respecto a los tipos de problemas de juego para las mujeres en comparación con los hombres como para los patrones de desarrollo de problemas de juego (Potencia et al. 2001). Por ejemplo, el fenómeno 'telescópico', un proceso que se refiere al marco de tiempo acortado entre la iniciación y los niveles problemáticos de compromiso conductual, se describió por primera vez para el alcoholismo, más recientemente para la DD, y más recientemente para el problema y PG (Potencia et al. 2001). Dadas estas diferencias clínicamente relevantes, los exámenes en la biología subyacente de PG deben considerar las influencias potenciales del sexo. De manera similar, se deben considerar diferentes etapas de la patología del juego en las investigaciones biológicas, dado que los datos sugieren una participación diferencial de los neurocircuitos (por ejemplo, el estriado ventral frente al dorsal) a medida que los comportamientos progresan de más novedosos o impulsivos a los habituales o compulsivos (Everitt y Robbins 2005; Cámaras et al. 2007; Belin y Everitt 2008; Cervecero y Potenza 2008). Las consideraciones adicionales incluyen la naturaleza de la impulsividad y su relación con los CDI y las adicciones a sustancias. Es decir, es posible que el uso de sustancias pueda llevar a más juegos de azar, más juegos de azar pueda llevar a un uso de sustancias, o que factores comunes como la impulsividad puedan contribuir a un compromiso excesivo en cada dominio. Aclarar estas posibilidades en entornos de animales y de la vida real representa un objetivo clínicamente y científicamente relevante (Dalley et al. 2007). Dado que la impulsividad es una construcción compleja y multifacética (Moeller et al. 2001), es importante comprender cómo se relacionan los aspectos específicos con las fisiopatologías y los tratamientos para la PG y las adicciones a las drogas. Finalmente, se puede decir que PG es el mejor estudiado de un grupo de ICD que actualmente están categorizados juntos en manuales de diagnóstico. Se necesitan investigaciones adicionales sobre otros CDI y su neurobiología, prevención y tratamiento, particularmente porque estos trastornos están asociados con marcadores de psicopatología superior y parece que actualmente no se diagnostican con frecuencia en entornos clínicos (Grant et al. 2005).

AGRADECIMIENTOS

Bruce Wexler y Cheryl Lacadie brindaron asistencia con el trabajo de imágenes de resonancia magnética funcional presentado. Apoyado en parte por: (i) el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (R01-DA019039, R01-DA020908, P50-DA016556, P50-DA09241, P50DA16556, P50-AA12870) y el Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (RL1-AA017539 , P50-AA015632) y el Centro Nacional de Recursos de Investigación (UL1-RR024925); (ii) Investigación sobre la salud de la mujer en Yale; (iii) la Oficina de Investigación en Salud de la Mujer; y (iv) el Departamento de Asuntos de Veteranos de EE. UU. VISN1 MIRECC y REAP.

DIVULGACIONES . El Dr. Potenza informa que no ha tenido ningún conflicto de intereses durante los últimos 3 años para informar en relación con el tema del informe. El Dr. Potenza ha recibido apoyo financiero o compensación por lo siguiente: el Dr. Potenza es asesor y asesor de Boehringer Ingelheim; ha sido consultor y tiene intereses financieros en Somaxon; ha recibido apoyo para la investigación de los Institutos Nacionales de Salud, la Administración de Veteranos, Mohegan Sun y Forest Laboratories, los productos farmacéuticos Ortho-McNeil y Oy-Control / Biotie; ha participado en encuestas, correos o consultas telefónicas relacionadas con la adicción a las drogas, ICD u otros temas de salud; ha sido consultor de bufetes de abogados y de la Defensoría Pública Federal en temas relacionados con los ICD; ha realizado revisiones de subvenciones para los Institutos Nacionales de Salud y otras agencias; ha dado conferencias académicas en grandes rondas, eventos de educación médica continua y otros lugares clínicos o científicos; ha generado libros o capítulos de libros para editores de textos sobre salud mental; y brinda atención clínica en el Programa de Servicios para Problemas de Juego del Departamento de Servicios de Salud Mental y Adicciones de Connecticut.

Notas a pie de página

Una contribución de 17 a un tema de la reunión de discusión 'La neurobiología de la adicción: nuevas perspectivas'.

Material suplementario

Figura 1 y XNUMXA:

Figura 1 y XNUMXB:

Leyenda de la figura:

Referencias

  • Asociación Americana de Psiquiatría. Asociación Americana de Psiquiatría; Washington, DC: 1980. Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.
  • Arnsten AF Fundamentos del trastorno por déficit de atención / hiperactividad: circuitos y vías. J. Clin. Psiquiatría. 2006;67(Suplente 8): 7-12. [PubMed]
  • Bechara A. Negocio arriesgado: emoción, toma de decisiones y adicción. J. Gambl. Semental. 2003;19: 23-51. doi: 10.1023 / A: 1021223113233 [PubMed]
  • Belin D, Everitt BJ Los hábitos de búsqueda de cocaína dependen de la conectividad en serie dependiente de la dopamina que vincula lo ventral con el cuerpo estriado dorsal. Neuron. 2008;57: 432-441. doi: 10.1016 / j.neuron.2007.12.019 [PubMed]
  • Bergh C, Eklund T, Sodersten P, Nordin C. Alteración de la función de la dopamina en el juego patológico. Psychol. Medicina. 1997;27: 473-475. dos: 10.1017 / S0033291796003789 [PubMed]
  • Bjork JM, Knutson B, Fong GW, Caggiano DM, Bennett SM, Hommer DW Activación cerebral provocada por incentivos en adolescentes: similitudes y diferencias con los adultos jóvenes. J. Neurosci. 2004;24: 1793-1802. doi: 10.1523 / JNEUROSCI.4862-03.2004 [PubMed]
  • Blanco C, Petkova E, Ibáñez A, Saiz-Ruiz J. Un estudio piloto controlado con placebo de fluvoxamina para el juego patológico. Ana. Clinica Psiquiatría. 2002;14: 9-15. [PubMed]
  • Blumberg HP, et al. Estudio funcional de imágenes de resonancia magnética del trastorno bipolar: disfunción relacionada con el estado y los rasgos en las cortes ventrales prefrontales. Arco. Psiquiatría general. 2003;60: 601-609. doi: 10.1001 / archpsyc.60.6.601 [PubMed]
  • Breiter HC, Rauch SL MRI funcional y el estudio del TOC: desde la provocación de los síntomas hasta las sondas cognitivo-conductuales de los sistemas córtico-estriado y la amígdala. Neuroimagen. 1996;4: S127-S138. doi: 10.1006 / nimg.1996.0063 [PubMed]
  • Brewer JA, Potenza MN La neurobiología y la genética de los trastornos del control de los impulsos: relaciones con las adicciones a las drogas. Biochem. Pharmacol. 2008;75: 63-75. doi: 10.1016 / j.bcp.2007.06.043 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Brewer JA, Grant JE, Potenza MN El tratamiento del juego patológico. Trastorno del adicto. Tratar. 2008;7: 1-14. doi:10.1097/ADT.0b013e31803155c2
  • Bush GW, Luu P, Posner MI Influencias cognitivas y emocionales en la corteza cingulada anterior. Tendencias Cogn. Sci. 2000;4: 215-222. doi:10.1016/S1364-6613(00)01483-2 [PubMed]
  • Chamberlain SR, Sahakian BJ La neuropsiquiatría de la impulsividad. Curr. Opin. Psiquiatría. 2007;20: 255-261. [PubMed]
  • Chambers RA, Taylor JR, Potenza MN Neurocircuitos del desarrollo de la motivación en la adolescencia: un período crítico de vulnerabilidad a la adicción. A.m. J. Psiquiatría. 2003;160: 1041-1052. doi: 10.1176 / appi.ajp.160.6.1041 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Chambers RA, Bickel WK, Potenza MN Una teoría de sistemas sin escala de motivación y adicción. Neurosci. Biobehav. Rdo. 2007;31: 1017-1045. doi: 10.1016 / j.neubiorev.2007.04.005 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Childress AR, Mozely PD, McElgin W, Fitzgerald J, Reivich M, O'Brien CP Activación límbica durante el ansia de cocaína inducida por señales. A.m. J. Psiquiatría. 1999;156: 11-18. [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Clark, L., Bechara, A., Damasio, H., Aitken, MRF, Sahakian, BJ & Robbins, TW 2008 Efectos diferenciales de las lesiones de la corteza prefrontal insular y ventromedial en la toma de decisiones de riesgo. Cerebro131, 1311 – 1322. (doi: 10.1093 / cerebro / awn066) [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Comings DE La genética molecular del juego patológico. CNS Spectr. 1998;3: 20-37.
  • Coric V, Kelmendi B, Pittenger C, Wasylink S, Bloch MH. Efectos beneficiosos del agente antiglutamatérgico riluzol en un paciente con diagnóstico de tricotilomanía. J. Clin. Psiquiatría. 2007;68: 170-171. [PubMed]
  • Craig AD ¿Cómo te sientes? Interocepción: el sentido de la condición fisiológica del cuerpo. Nat. Rev. Neurosci. 2002;3: 655-666. doi: 10.1038 / nrn894 [PubMed]
  • Crockford DN, Goodyear B, Edwards J, Quickfall J, el-Guabely N. Actividad cerebral inducida por el taco en jugadores patológicos. Biol. Psiquiatría. 2005;58: 787-795. doi: 10.1016 / j.biopsych.2005.04.037 [PubMed]
  • Dalley JW, et al. Los receptores D2 / 3 de Nucleus accumbens predicen la impulsividad de los rasgos y el refuerzo de la cocaína. Ciencia. 2007;315: 1267-1270. doi: 10.1126 / science.1137073 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • da Silva Lobo DS, Vallada HP, Knight J, Martins SS, Tavares H, Gentil V, Kennedy JL Dopamina genes y juego patológico en sib-pares discordantes. J. Gambl. Semental. 2007;23: 421-433. doi: 10.1007 / s10899-007-9060-x [PubMed]
  • DeCaria CM, Begaz T, Hollander E. Serotonergic y noradenergic función en el juego patológico. CNS Spectr. 1998;3: 38-47.
  • Elliott R, Dolan RJ, Frith CD Funciones disociables en la corteza orbitofrontal medial y lateral: evidencia de estudios de neuroimagen humana. Cereb. Corteza. 2000;10: 308-317. doi: 10.1093 / cercor / 10.3.308 [PubMed]
  • Evans AH, Lawrence AD, Potts J, Appel S, Lees AJ Factores que influyen en la susceptibilidad al uso compulsivo de drogas dopaminérgicas en la enfermedad de Parkinson. Neurología. 2005;65: 1570-1574. doi: 10.1212 / 01.wnl.0000184487.72289.f0 [PubMed]
  • Everitt B, Robbins TW Sistemas neuronales de refuerzo para la adicción a las drogas: de las acciones a los hábitos y la compulsión. Nat. Neurosci. 2005;8: 1481-1489. doi: 10.1038 / nn1579 [PubMed]
  • Febo M, Segarra AC, Nair G, Schmidt K, Duong TK, Ferris CF Las consecuencias neuronales de la exposición repetida a la cocaína reveladas por la RM funcional en ratas despiertas. Neuropsicofarmacología. 2005;30: 936-943. doi: 10.1038 / sj.npp.1300653 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Friston KJ, Worsleym KJ, Frackowiak RSJ, Mazziotta JC, Evans AC Evaluar la importancia de las activaciones focales utilizando su extensión espacial. Tararear. Cerebro Mapp. 1994;1: 214-220. doi: 10.1002 / hbm.460010207
  • Garavan H, Hester R, Murphy K, Fassbender C, Kelly C. Diferencias individuales en la anatomía funcional del control inhibitorio. Brain Res. 2006;1105: 130-142. doi: 10.1016 / j.brainres.2006.03.029 [PubMed]
  • Giovannoni G, O'Sullivan JD, Turner K, Manson AJ, Lees AJL Desregulación homeostática hedónica en pacientes con enfermedad de Parkinson en terapias de reemplazo de dopamina. J. Neurol. Neurosurg. Psychiatr. 2000;68: 423-428. doi: 10.1136 / jnnp.68.4.423 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Goldstein RZ, Tomasi D, Rajaram S, Cottone LA, Zhang L, Maloney T, Telang F, Alia-Klein N, Volkow ND Papel del cingulado anterior y la corteza orbitofrontal medial en el procesamiento de señales de drogas en la adicción a la cocaína. Neurociencia. 2007;144: 1153-1159. doi: 10.1016 / j.neuroscience.2006.11.024 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Goudriaan AE, Oosterlaan J, De Beurs E, van den Brink W. El juego patológico: una revisión exhaustiva de los hallazgos del comportamiento biológico. Neurosci. Biobehav. Rdo. 2004;28: 123-141. doi: 10.1016 / j.neubiorev.2004.03.001 [PubMed]
  • Grant JE, Potenza MN Escitalopram, tratamiento del juego patológico con ansiedad concurrente: un estudio piloto abierto con interrupción doble ciego. En t. Clinica Psychopharmacol. 2006;21: 203-209. doi: 10.1097 / 00004850-200607000-00002 [PubMed]
  • Grant JE, Kim SW, Potenza MN, Blanco C, Ibáñez A, Stevens LC, Zaninelli R. Tratamiento con paroxetina del juego patológico: un ensayo controlado aleatorio multicéntrico. En t. Clinica Psychopharmacol. 2003;18: 243-249. doi: 10.1097 / 00004850-200307000-00007 [PubMed]
  • Grant JE, Levine L, Kim D, Potenza MN Trastornos de control de impulso en pacientes hospitalizados psiquiátricos adultos. A.m. J. Psiquiatría. 2005;162: 2184-2188. doi: 10.1176 / appi.ajp.162.11.2184 [PubMed]
  • Grant JE, Potenza MN, Hollander E, Cunningham-Williams RM, Numinen T, Smits G, Kallio A. Investigación multicéntrica del antagonista opioide nalmefene en el tratamiento del juego patológico. A.m. J. Psiquiatría. 2006;163: 303-312. doi: 10.1176 / appi.ajp.163.2.303 [PubMed]
  • Grant JE, Kim SW, Odlaug BL N-acetil cisteína, un agente modulador del glutamato, en el tratamiento del juego patológico: un estudio piloto. Biol. Psiquiatría. 2007;62: 652-657. doi: 10.1016 / j.biopsych.2006.11.021 [PubMed]
  • Grant, JE, Kim, SW, Hollander, E. y Potenza, MN 2008 Predicción de la respuesta a los antagonistas opiáceos y al placebo en el tratamiento del juego patológico. Psicofarmacología (doi:10.1007/s00213-008-1235-3) [PubMed]
  • Harvey JA Efectos de la cocaína en el cerebro en desarrollo. Neurosci. Biobehav. Rdo. 2004;27: 751-764. doi: 10.1016 / j.neubiorev.2003.11.006 [PubMed]
  • Hollander E, DeCaria CM, Finkell JN, Begaz T, Wong CM, Cartwright C. Un ensayo aleatorizado doble ciego de fluvoxamina / placebo cruzado en el juego patológico. Biol. Psiquiatría. 2000;47: 813-817. doi:10.1016/S0006-3223(00)00241-9 [PubMed]
  • Hollander E, Pallanti S, Rossi NB, Sood E, Baker BR, Buchsbaum MS Imaging recompensa monetaria en jugadores patológicos. Mundo J. Biol. Psiquiatría. 2005;6: 113-120. doi: 10.1080 / 15622970510029768 [PubMed]
  • Hommer, D. 2004 Motivación en el alcoholismo. En En t. Conf. sobre aplicaciones de neuroimagen al alcoholismo, New Haven, CT.
  • Hommer D, Andreasen P, Rio D, Williams W, Rettimann U, Monenan R, Zametkin A, Rawlings R, Linnoila M. Efectos de m-clorofenilpiperazina en la utilización regional de la glucosa en el cerebro: una comparación tomográfica por emisión de positrones de sujetos alcohólicos y de control. J. Neurosci. 1997;17: 2796-2806. [PubMed]
  • Hommer DW, Bjork JM, Knutson B, Caggiano D, Fong G, Danube C. Motivación en hijos de alcohólicos. Alcohol. Clinica Exp. Res. 2004;28: 22A. doi: 10.1097 / 00000374-200408002-00412
  • Jellinger KA Patología de la enfermedad de Parkinson: patología distinta de la vía nigroestriatal. Mol. Chem. Neuropatol. 1991;14: 153-197. [PubMed]
  • Kalivas PW, Volkow ND Las bases neuronales de la adicción: una patología de la motivación y la elección. A.m. J. Psiquiatría. 2005;162: 1403-1413. doi: 10.1176 / appi.ajp.162.8.1403 [PubMed]
  • Kim SW, Grant JE, Adson DE, Shin YC Estudio doble ciego de naltrexona y placebo en el tratamiento del juego patológico. Biol. Psiquiatría. 2001;49: 914-921. doi:10.1016/S0006-3223(01)01079-4 [PubMed]
  • Kim SW, Grant JE, Adson DE, Shin YC, Zaninelli R. Un estudio doble ciego, controlado con placebo, de la eficacia y seguridad de la paroxetina en el tratamiento del trastorno patológico del juego. J. Clin. Psiquiatría. 2002;63: 501-507. [PubMed]
  • Knutson B, Fong GW, Bennett SM, Adams CM, Hommer D. Una región de la corteza prefrontal mesial realiza un seguimiento de resultados monetariamente gratificantes: la caracterización con RMF rápida relacionada con eventos. Neuroimagen. 2003;18: 263-272. doi:10.1016/S1053-8119(02)00057-5 [PubMed]
  • Kosten TR, Scanley BE, Tucker KA, Oliveto A, Prince C, Sinha R, Potenza MN, Skudlarski P, Wexler BE Cambios en la actividad cerebral inducidos por el cue y recaída en pacientes dependientes de la cocaína. Neuropsicofarmacología. 2006;31: 644-650. doi: 10.1038 / sj.npp.1300851 [PubMed]
  • Lang AE, Obeso JA Desafíos en la enfermedad de Parkinson: la restauración del sistema de dopamina nigroestriatal no es suficiente. Lancet Neurol. 2004;3: 309-316. doi:10.1016/S1474-4422(04)00740-9 [PubMed]
  • Linnoila M, Virkunnen M, Scheinen M, Nuutila A, Rimon R, Goodwin F. Baja concentración de ácido indolacético del líquido cefalorraquídeo 5 hidroxi diferencia el comportamiento impulsivo del violento no impulsivo. Life Sci. 1983;33: 2609-2614. doi:10.1016/0024-3205(83)90344-2 [PubMed]
  • Mamikonyan E, Siderowf AD, Duda JE, Potenza MN, Horn S, Stern MB, Weintraub D. Seguimiento a largo plazo de los trastornos del control de impulsos en la enfermedad de Parkinson. Mov. Disord. 2008;23: 75-80. doi: 10.1002 / mds.21770 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • McClure S, Laibson DI, Loewenstein G, Cohen JD Los sistemas neuronales separados valoran las recompensas monetarias inmediatas y retrasadas. Ciencia. 2004;306: 503-507. doi: 10.1126 / science.1100907 [PubMed]
  • Menon V, Adleman NE, White CD, Glover GH, Reiss AL. Activación cerebral relacionada con el error durante una tarea de inhibición de respuesta Go / NoGo. Tararear. Cerebro Mapp. 2001;12: 131-143. doi:10.1002/1097-0193(200103)12:3<131::AID-HBM1010>3.0.CO;2-C [PubMed]
  • Meyer G, Hauffa BP, Schedlowski M, Pawluk C, Stadler MA, juego de casino Exton MS aumenta la frecuencia cardíaca y el cortisol salival en los jugadores habituales. Biol. Psiquiatría. 2000;48: 948-953. doi:10.1016/S0006-3223(00)00888-X [PubMed]
  • Meyer G, Schwertfeger J, Exton MS, Janssen OE, Knapp W., Stadler MA, Schedlowski M, Kruger TH Respuesta neuroendocrina al juego de casino en jugadores con problemas. Psiconeuroendocrinología. 2004;29: 1272-1280. doi: 10.1016 / j.psyneuen.2004.03.005 [PubMed]
  • Moeller FG, Barratt ES, Dougherty DM, Schmitz JM, Swann AC Aspectos psiquiátricos de la impulsividad. A.m. J. Psiquiatría. 2001;158: 1783-1793. doi: 10.1176 / appi.ajp.158.11.1783 [PubMed]
  • Naqvi NH, Rudrauf D, Damasio H, Bechara A. El daño a la ínsula interrumpe la adicción al cigarrillo. Ciencia. 2007;5811: 531-534. doi: 10.1126 / science.1135926 [PubMed]
  • Nestler EJ Mecanismos moleculares de la drogadicción. Neurofarmacología. 2004;47: 24-32. doi: 10.1016 / j.neuropharm.2004.06.031 [PubMed]
  • Nuevo AS, et al. Respuesta de tomografía por emisión de positrones de 18-fluorodeoxiglucosa cortical prefrontal roma a meta-clorofenilpiperazina en la agresión impulsiva. Arco. Psiquiatría general. 2002;59: 621-629. doi: 10.1001 / archpsyc.59.7.621 [PubMed]
  • Nordin C, Eklundh T. Alteró la disposición del CSF 5-HIAA en jugadores masculinos patológicos. CNS Spectr. 1999;4: 25-33. [PubMed]
  • Oslin DW, Berrettini W, Kranzler HR, Pettinate H, Gelernter J, Volpicelli JR, O'Brien CP Un polimorfismo funcional del gen del receptor de opioides mu se asocia con la respuesta de naltrexona en pacientes dependientes del alcohol. Neuropsicofamacología. 2003;28: 1546-1552. doi: 10.1038 / sj.npp.1300219 [PubMed]
  • Pallanti S, Bernardi S, Quercioli L, DeCaria C, Hollander E. Disfunción de serotonina en jugadores patológicos: aumento de la respuesta de prolactina al m-CPP oral versus placebo. CNS Spectr. 2006;11: 955-964. [PubMed]
  • Pearlson, GD, Shashwath, M., Andre, T., Hylton, J., Potenza, MN, Worhunsky, P., Andrews, M. & Stevens, M. 2007 Activación anormal de los circuitos de recompensa por resonancia magnética funcional en los consumidores de cocaína actuales frente a los anteriores . En Conferencia Anual del Colegio Americano de Neuropsicofarmacología, Boca Raton, FL.
  • Petry NM, Stinson FS, Grant BF Comorbilidad del juego patológico DSM-IV y otros trastornos psiquiátricos: resultados de la Encuesta Epidemiológica Nacional sobre el Alcohol y las Afecciones Relacionados. J. Clin. Psiquiatría. 2005;66: 564-574. [PubMed]
  • Potenza MN ¿Los trastornos adictivos deben incluir condiciones no relacionadas con sustancias? Adiccion. 2006;101(Suplente 1): 142-151. doi: 10.1111 / j.1360-0443.2006.01591.x [PubMed]
  • Potenza MN, Steinberg MA, McLaughlin S, Wu R, Rounsaville BJ, O'Malley SS Diferencias relacionadas con el género en las características de los jugadores con problemas que utilizan una línea de ayuda sobre juegos de azar. A.m. J. Psiquiatría. 2001;158: 1500-1505. doi: 10.1176 / appi.ajp.158.9.1500 [PubMed]
  • Potenza MN, Leung H.-C, Blumberg HP, Peterson BS, Skudlarski P, Lacadie C, Gore JC Un estudio fMRI Stroop de la función cortical prefrontal ventromedial en jugadores patológicos. A.m. J. Psiquiatría. 2003a;160: 1990-1994. doi: 10.1176 / appi.ajp.160.11.1990 [PubMed]
  • Potenza MN, Steinberg MA, Skudlarski P, Fulbright RK, Lacadie C, Wilber MK, Rounsaville BJ, Gore JC, Wexler BE Apuestas en jugadores patológicos: un estudio de resonancia magnética funcional. Arco. Psiquiatría general. 2003b;60: 828-836. doi: 10.1001 / archpsyc.60.8.828 [PubMed]
  • Potenza MN, Voon V, Weintraub D. Información sobre fármacos: trastornos del control de impulsos y terapias con dopamina en la enfermedad de Parkinson. Nat. Clinica Pract. Neurosci. 2007;3: 664-672. doi: 10.1038 / ncpneuro0680 [PubMed]
  • Reuter J, Raedler T, Rose M, Hand I, Glascher J, Buchel C. El juego patológico está vinculado a una activación reducida del sistema de recompensa mesolímbica. Nat. Neurosci. 2005;8: 147-148. doi: 10.1038 / nn1378 [PubMed]
  • Roy A, et al. Juego patológico. Un estudio psicobiológico. Arco. Psiquiatría general. 1988;45: 369-373. [PubMed]
  • Roy A, de Jong J, Linnoila M. Extraversión en jugadores patológicos: se correlaciona con los índices de función noradrenérgica. Arco. Psiquiatría general. 1989;46: 679-681. [PubMed]
  • Procesamiento de Schultz W, Tremblay L, Hollerman JR Reward en la corteza orbitofrontal de los primates y en los ganglios basales. Cereb. Corteza. 2000;10: 272-284. doi: 10.1093 / cercor / 10.3.272 [PubMed]
  • Shaffer HJ, Korn DA El juego y los trastornos mentales relacionados: un análisis de salud pública. Annu. Rev. Salud Pública. 2002;23: 171-212. doi: 10.1146 / annurev.publhealth.23.100901.140532 [PubMed]
  • Shaffer HJ, Hall MN, Vander Bilt J. Estimación de la prevalencia del juego desordenado en los Estados Unidos y Canadá: una síntesis de investigación. A.m. J. Salud pública. 1999;89: 1369-1376. [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Shinohara K, Yanagisawa A, Kagota Y, Gomi A, Nemoto K., Moriya E, Furusawa E, Furuya K, Tersawa K. Cambios fisiológicos en jugadores de Pachinko; beta-endorfinas, catecolaminas, sustancias del sistema inmunológico y frecuencia cardíaca. Apl. Human Sci. 1999;18: 37-42. doi: 10.2114 / jpa.18.37 [PubMed]
  • Siever LJ, Buchsbaum MS, Nuevo AS, Spiegel-Cohen J, Wei T, Hazlett EA, Sevin E, Nunn M, Mitropoulou V. d,l-Fenfluaramina respuesta en trastorno de personalidad impulsiva evaluada con [18F] tomografía por emisión de positrones fluorodeoxiglucosa. Neuropsicofarmacología. 1999;20: 413-423. doi:10.1016/S0893-133X(98)00111-0 [PubMed]
  • Spanagel R, Herz A, Shippenberg TS Los sistemas opioides endógenos opuestos tónicamente activos modulan la vía dopaminérgica mesolímbica. Proc. Natl Acad. Sci. ESTADOS UNIDOS. 1992;89: 2046-2050. doi: 10.1073 / pnas.89.6.2046 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Tanabe J, Thompson L, Claus E, Dalwani M, Hutchison K, Banich MT La actividad de la corteza prefrontal se reduce en los usuarios de juegos de azar y no enredadores de sustancias durante la toma de decisiones. Tararear. Cerebro Mapp. 2007;28: 1276-1286. doi: 10.1002 / hbm.20344 [PubMed]
  • Voon V, Hassan K, Zurowski M, de Souza M, Thomsen T, Fox S, Lang AE, Miyasaki J. Prevalencia de conductas repetitivas y de búsqueda de recompensas en la enfermedad de Parkinson. Neurología. 2006;67: 1254-1257. doi: 10.1212 / 01.wnl.0000238503.20816.13 [PubMed]
  • Voon V, Thomsen T, Miyasaki JM, de Souza M, Shafro A, Fox SH, Duff-Canning S, Lang AE, Zurowski M. Factores asociados con el juego patológico relacionado con fármacos dopaminérgicos en la enfermedad de Parkinson. Arco. Neurol. 2007;64: 212-216. doi: 10.1001 / archneur.64.2.212 [PubMed]
  • Weintraub D, Siderow A, Potenza MN, Goveas J, Morales K, Duda J, Moberg P, Stern M. El uso de agonistas de dopamina está asociado con trastornos del control de impulsos en la enfermedad de Parkinson. Arco. Neurol. 2006;63: 969-973. doi: 10.1001 / archneur.63.7.969 [Artículo gratuito de PMC] [PubMed]
  • Wexler BE, Gottschalk CH, Fulbright RK, Prohovnik I, Lacadie CM, Rounsaville BJ, Gore JC Imágenes de resonancia magnética funcional del ansia de cocaína. A.m. J. Psiquiatría. 2001;158: 86-95. doi: 10.1176 / appi.ajp.158.1.86 [PubMed]
  • Wrase J, et al. La disfunción del procesamiento de la recompensa se correlaciona con el deseo de alcohol en los alcohólicos desintoxicados. Neuroimagen. 2007;35: 787-794. doi: 10.1016 / j.neuroimage.2006.11.043 [PubMed]