Procedimientos de diagnóstico actuales e intervenciones para trastornos del juego: una revisión sistemática (2019)

Frente. Psychol., 27 marzo 2019 | https://doi.org/10.3389/fpsyg.2019.00578
  • 1Dipartimento di Psicologia, Università degli Studi della Campania Luigi Vanvitelli, Caserta, Italia
  • 2Departamento de Psicología, Nottingham Trent University, Nottingham, Reino Unido

Antecedentes: A pesar del crecimiento en el número de estudios sobre trastornos del juego (GD), la evaluación de las características de los sujetos clínicos todavía es limitada. Impulsada por la necesidad de superar esta limitación, una revisión sistemática amplia es esencial para cubrir los estudios que ya han evaluado las características clínicas de los individuos diagnosticados con GD.

Objetivos: El objetivo de esta revisión sistemática es proporcionar una imagen intercultural amplia de los procedimientos diagnósticos actuales y las intervenciones utilizadas para los GD en la práctica clínica.

Métodos: Un total de estudios de 28 cumplieron con los criterios de inclusión, y los datos se sintetizaron en estas categorías: (1) los antecedentes culturales del país donde se llevó a cabo la investigación; (2) los instrumentos utilizados para medir GD; (3) los criterios diagnósticos para GD; (4) los procedimientos de diagnóstico utilizados; y (5) el protocolo de tratamiento aplicado.

Resultados: Los resultados de esta revisión sistemática sugieren que, en la práctica clínica de la GD, existe una gran heterogeneidad en la elección de los instrumentos, el diagnóstico y los procesos de intervención para la GD.

conclusiones: Esta revisión sistemática indica que es necesario un proceso de validación de procedimientos estándar en poblaciones clínicas con GD para crear pautas claras y compartidas para los profesionales.

Introducción

Razón fundamental

El uso de videojuegos es un fenómeno de rápido crecimiento en todo el mundo que involucra a personas de todas las edades. La diversidad de plataformas de juego (por ejemplo, consolas dedicadas, computadoras personales, teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras portátiles) y el crecimiento de la demanda han contribuido a que la industria del juego se convierta en una de las industrias de entretenimiento más rentables (Kuss et al., 2017). La integración con la tecnología de Internet ha ampliado aún más el uso de los videojuegos, haciendo que la experiencia de juego sea aún más atractiva y envolvente. Los juegos masivos de juegos de rol en línea (MMORPG) y el multijugador en línea Battle Arena (MOBA) son ejemplos típicos de juegos que combinan interacciones sociales en un entorno envolvente y desafiante. Aunque el juego es una actividad agradable que también puede proporcionar interesantes implicaciones educativas (De Freitas y Griffiths, 2007; Hainey et al., 2016), para un pequeño número de jugadores, el juego excesivo puede resultar en el desarrollo de síntomas tradicionalmente asociados con adicciones relacionadas con sustancias. Aunque el juego es una actividad de riesgo solo para una pequeña minoría de personas que tienden a jugar excesivamente y desarrollan síntomas negativos, el temor público a ser "adicto al juego" se ha popularizado a través de los medios de comunicación, lo que a su vez estimuló el debate sobre políticas de salud. porque el juego es una actividad de pasatiempo comúnmente involucrada (Billieux et al., 2017; Griffiths et al., 2017). Además, los videojuegos siempre han estado en el centro de un debate público con respecto a los posibles riesgos para la salud que pueden acarrear, pero la inclusión de Trastorno del juego en los manuales de diagnóstico ha aumentado la preocupación de los padres y del público con respecto al juego excesivo (Ferguson, 2010).

En la edición más reciente de su manual de diagnóstico para trastornos mentales, el DSM-5, (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013) incorporado Trastorno del juego en Internet (IGD) en su apéndice como una condición que requiere investigación adicional. De acuerdo con la definición del DSM-5, el diagnóstico clínico de IGD debe caracterizarse por un uso continuo de los videojuegos de Internet que crean problemas significativos con el funcionamiento personal, social, académico y laboral. Cumplir con cinco de estos nueve criterios diagnósticos dentro del año 1 es indicativo de la presencia del trastorno: (a) ansia, (b) abstinencia, (c) tolerancia, (d) recaída, (e) pérdida de interés, (f) continuidad a pesar de la conciencia del problema, (g) engaño, (h) modificación del estado de ánimo y (i) poner en peligro el trabajo / la educación / las relaciones. Sin embargo, se han identificado varias limitaciones a estos criterios de diagnóstico, incluido el uso del término "Internet" en la terminología de la adicción al juego, que excluye la opción de que la adicción al juego pueda ocurrir tanto en línea como fuera de línea (Király et al., 2015; Kuss et al., 2017). Tras este primer paso de la Asociación Americana de Psiquiatría, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido incluir un diagnóstico revisado de Trastorno del juego (GD) en su manual de diagnóstico, el ICD-11. Varios estudios reconocieron que la GD es un problema global asociado con varias complicaciones psicológicas (Kuss y Griffiths, 2012). La mala calidad del sueño, el insomnio, la disminución del trabajo o el rendimiento académico, la disminución de la capacidad cognitiva, las dificultades en las relaciones interpersonales, el aumento del afecto negativo, el estrés, la agresión y la hostilidad, son solo algunas de las consecuencias graves para la salud psicofísica de una persona afectada. por GD (Kuss y Griffiths, 2012).

Sin embargo, estudios anteriores han señalado repetidamente que el principal obstáculo en el campo que dificulta significativamente el progreso de la investigación es que la mayoría de los estudios extrajeron sus hallazgos a partir de muestras comunitarias no clínicas y normativas (Kuss et al., 2017). En consecuencia, el interés en los estudios clínicos sobre GD está creciendo, y se han realizado varios estudios con poblaciones clínicas. Sin embargo, debido a la falta de procedimientos estandarizados para poblaciones clínicas con GD, los investigadores y los profesionales toman decisiones sobre los enfoques y procedimientos clínicos, con la consecuencia de utilizar enfoques y procedimientos heterogéneos que pueden crear más caos y confusión en un campo emergente (Kuss et al., 2017). Además, la falta de pautas claras y de consenso puede llevar a una sobreestimación del problema con la consecuencia de un aumento de falsos positivos, pero el riesgo opuesto es no reconocer y no tratar adecuadamente a las personas que necesitan atención clínica (Billieux et al., 2017; Griffiths et al., 2017). En consecuencia, un proceso de revisión sistemática es fundamental para comprender las prácticas clínicas que se comparten y son comunes para los médicos, y para investigar más a fondo los procesos que se pueden incluir en las guías oficiales de GD. Varios estudios informan que la adaptación de las directrices existentes puede reducir la duplicación evitable de esfuerzos causados ​​por el desarrollo persistente de nuevas directrices (Baker y Feder, 1997; Fervers et al., 2006). Se han realizado una serie de revisiones sistemáticas con estudios clínicos (Rey y Delfabbro, 2014; Kuss y López-Fernández, 2016; King et al., 2017; Zajac et al., 2017), pero estas revisiones sistemáticas se han centrado en las características de los pacientes diagnosticados con GD y / o en la evaluación de la capacitación y la intervención, sin proporcionar información sobre los procesos clínicos.

De hecho, la mayoría de las revisiones sistemáticas anteriores limitaron la búsqueda a estudios que incluyeron resultados del tratamiento (Rey y Delfabbro, 2014; King et al., 2017; Zajac et al., 2017), y por lo tanto, no proporcionaron un resumen completo y exhaustivo de las características de la muestra clínica incluida, y estos estudios no intentaron verificar los resultados del tratamiento informados. El examen de estos estudios es relevante para comprender los criterios de diagnóstico y los procesos de diagnóstico que se utilizan para diagnosticar a las personas con adicción al juego. De acuerdo con estudios recientes (Király et al., 2015; Kuss et al., 2017), la investigación sobre GD necesita aclarar los procesos diagnósticos y clínicos utilizados en el contexto clínico. Además, para obtener un fuerte consenso sobre el proceso de diagnóstico de GD, es esencial identificar y profundizar los procedimientos clínicos actualmente en uso como se informa en la literatura científica. Por lo tanto, es necesaria una revisión sistemática para poder identificar las prácticas clínicas comunes, mientras que las diferencias e innovaciones se pueden estudiar y profundizar. Por este motivo, también es importante incluir los estudios clínicos que no evaluaron los resultados del tratamiento para producir la descripción más completa de los procedimientos actualmente en uso, sin omitir información importante del proceso de diagnóstico que actualmente utilizan los profesionales.

Finalmente, la mayoría de las revisiones sobre la adicción al juego con individuos clínicamente diagnosticados se centran solo en estudios que contienen datos cuantitativos (Rey y Delfabbro, 2014; King et al., 2017; Zajac et al., 2017). Si bien estos criterios de inclusión restrictivos permiten reforzar el enfoque metodológico para comprender GD, excluye la oportunidad de incluir estudios cualitativos e informes de casos que podrían proporcionar información relevante sobre la experiencia clínica de los clientes con GD. En vista de la necesidad de identificar un consenso sobre los aspectos diagnósticos de la DG (es decir, los criterios diagnósticos, el procedimiento de diagnóstico, el personal involucrado, el tipo de tratamiento y la estructura del tratamiento), es esencial cubrir los estudios que han evaluado las características de pacientes clínicos En la fase de establecimiento de un diagnóstico oficial, la exclusión de los estudios cualitativos, los casos únicos y los informes de casos podrían generar una brecha entre la investigación y la práctica clínica. El objetivo de la presente revisión es abordar esto y llenar el vacío de conocimiento al considerar el contexto clínico, los criterios de diagnóstico, los procedimientos de diagnóstico, el personal de los profesionales involucrados y los protocolos de tratamiento correspondientes. La revisión de los instrumentos, los criterios de diagnóstico y todo el proceso de diagnóstico (incluido el personal involucrado) utilizado en pacientes con GD permite sintetizar las prácticas actuales para la evaluación y el diagnóstico, y puede ayudar a crear un consenso general sobre el diagnóstico de GD, al tiempo que se identifican discrepancias en el diagnóstico de GD. . Del mismo modo, una revisión sistemática del tipo de tratamiento y la estructura del tratamiento puede identificar las modalidades actuales de intervención para GD para ayudar a definir pautas prácticas e instrucciones para los profesionales. Además, esta revisión examinará los antecedentes culturales y los países donde se realizaron los estudios clínicos. Este aspecto es relevante porque las tasas de prevalencia son particularmente diversas entre culturas (Kuss et al., 2014) y también porque el contexto cultural puede dar un significado a las actividades de juego basadas en normas sociales, creencias compartidas y prácticas comunes (Kuss, 2013).

Objetivo

En resumen, esta revisión sistemática tiene como objetivo proporcionar una imagen intercultural amplia de los procedimientos diagnósticos actuales e intervenciones utilizadas con pacientes con GD en la práctica clínica. En consecuencia, revisamos los estudios tanto cualitativos como cuantitativos que incluyeron pacientes con trastornos del juego, examinando los procedimientos clínicos utilizados para diagnosticar y tratar a los pacientes con GD, incluidos los antecedentes culturales y el país donde se realizaron los estudios, los instrumentos utilizados para medir la GD, el los criterios de diagnóstico, el procedimiento de diagnóstico que se utilizó (incluido el personal involucrado) y el protocolo de tratamiento aplicado.

Método

Protocolo, Registro y Criterios de Elegibilidad.

La presente revisión sistemática se enfoca en individuos clínicamente diagnosticados con GD, y se basa en estudios cualitativos y cuantitativos que describen procedimientos diagnósticos o de intervención utilizados en la práctica clínica. Se adoptó la declaración PRISMA para informar revisiones sistemáticas (Liberati et al., 2009), y el protocolo no se registró previamente para esta revisión. Los criterios de inclusión fueron codificados por ambos autores llegando a un acuerdo con respecto al proceso de codificación y fueron: (a) incluyendo muestras clínicas y / o intervenciones clínicas para la adicción al juego; (b) que contengan datos cuantitativos y / o cualitativos; (c) ser publicado en una revista revisada por pares; (d) estar disponible como texto completo en uno de los siguientes idiomas (idiomas hablados por los autores): inglés, alemán, polaco e italiano.

Fuentes de información y estrategia de búsqueda

Los documentos existentes se identificaron mediante la búsqueda en las bases de datos académicas Scopus, WoS, PubMed, PsycINFO y psycARTICLES de febrero a abril 2018. No se utilizó filtro por año de publicación. Ambos autores definieron una lista de palabras clave en inglés acordadas para la búsqueda sistemática que se agrupó en dos categorías de palabras (y sus derivados). El primer grupo contenía las siguientes palabras: juego * adicción; adicción al juego; juego * desorden; trastorno del juego; juego * dependencia; dependencia del juego; juego obligatorio *; juego obligatorio *; * juego patológico *; juego patológico *; juego excesivo *; juego excesivo; juego problemático *; Juego problemático. El segundo grupo de palabras contenía las siguientes palabras: clínica *; diagnóstico *; tratar*; terapia *; paciente*; psicoterapia *; médico*; entrenar*; consejo*; interventor *; educ *; Psicoeduc *.

Proceso de selección de estudio y recolección de datos

La primera búsqueda en PsycInfo reveló documentos 106, la segunda búsqueda en WOS encontró documentos 181, la búsqueda Scopus reveló documentos 181, en PUBMED Se encontraron documentos 13, y el documento 4 se derivó de la búsqueda en psyARTICLES. En un segundo paso, se excluyeron los documentos duplicados y, para una cobertura amplia, se realizó una búsqueda con Google Scholar y listas de referencias de otros documentos, agregando tres artículos más. La selección de artículos para la revisión sistemática se basó en los criterios de inclusión y exclusión descritos anteriormente. Siguiendo la estrategia de búsqueda presentada en el diagrama de flujo en Figura 1 y XNUMX, la inspección de títulos de artículos y resúmenes concluyó con la inclusión de un total de artículos 28.

FIGURA 1
www.frontiersin.orgFigura 1 y XNUMX. Diagrama de flujo de acuerdo con las directrices PRISMA (Liberati et al., 2009).

Elementos de datos, riesgo de sesgo y síntesis de resultados

De los estudios se obtuvieron datos relacionados con los antecedentes culturales, los instrumentos utilizados para medir la EG, los criterios diagnósticos, el procedimiento diagnóstico realizado y el protocolo de tratamiento aplicado. Teniendo en cuenta la naturaleza exploratoria de esta revisión sistemática y para tener un amplio conocimiento de los procedimientos actuales aplicados en entornos clínicos con pacientes con EG, los estudios no se filtraron según su calidad, y se tomaron en consideración tanto los estudios cualitativos como cuantitativos. Además, se evaluó una descripción general del riesgo de sesgo dentro de los estudios de acuerdo con las guías PRISMA. Cada estudio se evaluó utilizando la herramienta de la Colaboración Cochrane (Higgins y Verde, 2011) para evaluar el riesgo de los siguientes sesgos: sesgo de selección (que describe la calidad de la asignación a las intervenciones o grupos); sesgo de rendimiento (que describe la calidad del procedimiento utilizado durante la intervención o evaluación en todos los grupos); sesgo de detección (que describe la calidad del procedimiento en la determinación de los resultados); sesgo de deserción (que describe la calidad del procedimiento en la gestión de datos faltantes, retiros y datos incompletos); sesgo de informe (que describe la calidad de los procedimientos en el informe de resultados y resultados). Uno o más riesgos de sesgo se informan en Tabla complementaria 1.

Dados los altos niveles de heterogeneidad de los datos en los estudios con respecto a los métodos de investigación, no se realizó un metanálisis y los datos se sintetizaron cualitativamente a través de una tabla de resumen y una síntesis narrativa utilizando estas categorías: (1) los antecedentes culturales del país donde tuvo lugar la investigación; (2) los instrumentos utilizados para medir GD; (3) los criterios diagnósticos para GD; (4) los procedimientos de diagnóstico utilizados; y (5) el protocolo de tratamiento aplicado.

Resultados

Selección de estudio y características

En esta revisión, se identificó un primer grupo de artículos 485 mediante la búsqueda de la palabra clave en la base de datos científica. Como se describe en el diagrama de flujo, se excluyeron los documentos 225 porque se replicaron los registros, se excluyeron los documentos 88 porque el tema no era GD, se excluyeron los registros 65 porque eran resúmenes de procedimientos o reseñas de libros (no artículos científicos revisados ​​por pares), 73 los artículos se excluyeron porque no describían a los pacientes clínicos con GD, los artículos 6 se excluyeron porque estaban escritos en un idioma no hablado por los autores y se excluyeron tres artículos porque el texto completo no estaba disponible. Un total de estudios 28 cumplieron con los criterios de inclusión y estos se presentan en Tabla complementaria 1. Las fechas de publicación variaron de 2010 a 2018 y contenían muestras clínicas con un diagnóstico de GD.

Riesgo de sesgo dentro de los estudios

Algunos estudios (Zhang et al., 2016a,b, 2018; Deng et al., 2017; King et al., 2018) se consideraron en riesgo de sesgo de selección, porque la asignación en el grupo experimental o de control no fue aleatoria, o porque el grupo experimental estaba compuesto solo por pacientes que aceptaron participar de una comunidad clínica. En todos los estudios, no fue posible estimar el sesgo de rendimiento porque no se pudo aplicar el procedimiento de cegamiento de los participantes y el personal porque solo uno de los grupos recibió una intervención (p. Ej., Grupo clínico versus grupo sano). También se informó un riesgo de sesgo de detección en un estudio (Eickhoff et al., 2015) porque los resultados se basaron exclusivamente en los informes del mismo terapeuta que realizó la intervención. Una serie de estudios (Eickhoff et al., 2015; van Rooij et al., 2017; Zhang et al., 2016a,b, 2018; King et al., 2018) podría tener un riesgo de sesgo de deserción debido a que los datos de la intervención estaban incompletos, o se detectaron grandes cantidades de datos faltantes o incompletos. Algunos estudios (Eickhoff et al., 2015; Park et al., 2016b, 2017; Vasiliu y Vasile, 2017) mostraron sesgo de notificación porque no se informó toda la información sobre el resultado y la evaluación del tratamiento, o porque no se informaron los tamaños del efecto.

Síntesis de resultados

Esta revisión se centra en: (1) el país donde se realizaron los estudios y el examen de los antecedentes culturales; (2) los instrumentos utilizados para medir GD; (3) los criterios diagnósticos para GD; (4) el procedimiento de diagnóstico que se realizó; y (5) el protocolo de tratamiento aplicado.

Trasfondo cultural

De los análisis de los estudios incluidos surgieron diferentes antecedentes culturales. Aunque la revisión se basa únicamente en los documentos de 28, los resultados mostraron que la mayoría de los estudios se realizaron en el continente asiático, siendo Corea del Sur el país más representado con estudios de 12. Se realizaron cinco estudios en China, dos en Taiwán y uno en Japón. Se realizaron cinco estudios en países europeos, y dos de ellos se llevaron a cabo en España, mientras que los estudios individuales restantes se realizaron en Alemania, en los Países Bajos y en Noruega. Finalmente, se realizó un estudio en los Estados Unidos y en Australia, respectivamente. En un estudio (Vasiliu y Vasile, 2017), el país donde se realizó el estudio no se ha informado explícitamente. En general, los resultados muestran que el mayor número de ensayos clínicos se han realizado en el continente asiático, siendo Corea del Sur el país más representativo. El número de estudios clínicos en otros países es bastante menor. Aparece una gran discrepancia en la representatividad cultural de GD, que muestra la necesidad de que GD se investigue más a fondo desde una perspectiva intercultural.

Measurement

En los estudios incluidos en esta revisión, la GD se midió con diferentes instrumentos. La mayoría de los estudios (n = 16) usó medidas inespecíficas de GD, pero medidas generales de adicción a Internet. Once estudios (Han et al., 2010, 2012a,b; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012, 2015; Park et al., 2016a,b, 2017; Lee et al., 2017; Nam et al., 2017) utilizó la Prueba de Adicción a Internet de Young (IAT; Joven, xnumx), mientras que seis estudios utilizaron la Escala de adicción a Internet de Chen (CIAS; Chen et al., 2003). El IAT es un cuestionario de elementos 20 que utiliza varios límites para diferenciar a los usuarios de Internet. Nueve estudios (Han et al., 2010, 2012a,b; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012; Park et al., 2016a,b; Lee et al., 2017; Nam et al., 2017) utilizó un corte de 50, Kim et al. (2015) utilizó un corte de 70, mientras que en el estudio de Park et al. (2017), no se informó el corte. Escala de adicción a Internet de Chen (CIAS; Chen et al., 2003) es una medida de autoinforme del ítem 26 que incluye cinco dimensiones de los síntomas relacionados con el uso de Internet (uso compulsivo, retiro, tolerancia, problemas de relaciones interpersonales y gestión de la vida). Cuatro estudios (Zhang et al., 2016a,b, 2018; Deng et al., 2017) incluidos en esta revisión utilizaron el CIAS aplicando un corte de 67 para uso problemático, mientras que Ko et al. (2014) y Yao et al. (2017) No informó el corte. Todos los otros estudios utilizaron diferentes medidas para evaluar la GD. Müller et al. (2014) usó la escala de autoinforme del ítem 13 para la Evaluación de la adicción a los juegos de computadora e Internet (AICA-S; Wölfling et al., 2011) que se deriva de los criterios de los trastornos de adicción y permite clasificar los comportamientos de GD en normales (puntos 0-6.5), moderadamente adictivos (puntos 7-13) y uso severamente adictivo (≥ puntos 13.5). Pallesen et al. (2015) utilizó la Escala de Adicción al Juego para Adolescentes (GASA; Lemmens et al., 2009) que consta de elementos 21 calificados en una escala Likert de 5 puntos que se refieren a siete dimensiones de la adicción (saliente, tolerancia, modificación del estado de ánimo, retiro, recaída, conflicto y problemas), y la Escala de juego de problemas de videojuegos (PVGPS; Tejeiro Salguero y Morán, 2002) que consta de nueve elementos dicotómicos. El corte utilizado por Pallesen et al. (2015) fue una puntuación igual o superior a tres en la Escala de Adicción al Juego para Adolescentes (GASA; Lemmens et al., 2009). Torres-Rodríguez et al. (2017) utilizó tanto el Cuestionario de experiencias relacionadas con videojuegos (CERV; Chamarro Lusar et al., 2014), y la prueba de trastorno de juegos de Internet (prueba IGD-20); Pontes et al., 2014). El cuestionario de experiencias relacionadas con videojuegos (CERV; Chamarro Lusar et al., 2014) es una escala Likert de puntos 17 de 4 y utilizó un corte igual o superior a 39, mientras que la Prueba de trastorno de juegos de Internet (prueba IGD-20); Pontes et al., 2014) es una escala de autoinforme de ítems 20 en una escala Likert de puntos 5 con un límite superior o igual a 71. van rooij et al. (2017) utilizó la Prueba de adicción a los videojuegos clínicos (C-VAT 2.0) y la Prueba de adicción a los videojuegos (VAT; van Rooij et al., 2012). La Prueba de adicción a los videojuegos clínicos (C-VAT 2.0) contiene tres preguntas sobre juegos y 11 preguntas dicotómicas sobre comportamientos de GD del año pasado según los criterios de 9 DSM-5 para IGD. La prueba de adicción al videojuego (IVA; van Rooij et al., 2012) es una escala de autoinforme del ítem 14 que proporciona una medida de la gravedad de los diversos comportamientos de juego problemáticos (p. ej., pérdida de control, conflicto, preocupación / prominencia, adaptación al estado de ánimo / modificación y síntomas de abstinencia).

Vasiliu y Vasile (2017) usó la Forma Corta-Corta de Trastorno de Juego de Internet (IGDS-SF; Sarda et al., 2016) que consiste en un autoinforme de ítem 9 basado en los criterios DSM-5 calificados en una escala de puntos 6 que van desde 1 (en absoluto) a 6 (totalmente). King et al. (2018) usé la Lista de verificación de trastornos de juego en Internet (lista de verificación IGD; Asociación Americana de Psiquiatría, 2013) que consiste en una medida de autoinforme del ítem 9 clasificada de manera dicotómica (Sí / No) para evaluar los síntomas de la IGD de acuerdo con la clasificación de DSM-5 IGD (preocupación, tolerancia, retiro, intentos fallidos de limitar los juegos, el engaño o mentiras acerca del juego, pérdida de interés en otras actividades, uso a pesar del conocimiento del daño, uso para escapar o alivio del estado de ánimo negativo y daño). King et al. (2018) también incluyó la Escala de retiro de juegos en Internet (IGWS; Flannery et al., 1999) en su estudio, que mide la frecuencia y la duración de los pensamientos sobre el juego, la intensidad del deseo de juego en su punto más fuerte, la capacidad para resistir el juego y la fuerza general del deseo. Finalmente, tres estudios (Mallorquí-Bagué y otros, 2017; Sakuma et al., 2017; Yeh et al., 2017) utilizaron entrevistas clínicas semiestructuradas con los nueve criterios DSM-5 propuestos como pautas y un punto de corte de al menos los criterios 5 o más. Sakuma et al. (2017) También utilizó los seis componentes de la adicción de Griffith como pautas para la entrevista clínica semiestructurada (Griffiths, 2005).

A pesar de que esta revisión se basa únicamente en 28 estudios, en general, un uso heterogéneo y muy diversificado de herramientas para la evaluación de la EG parece ser la norma en el campo clínico. Si bien las diferencias entre las herramientas utilizadas también son atribuibles a los diferentes períodos de tiempo en los que se redactaron y realizaron los estudios, el proceso de evaluación ha sufrido cambios (es decir, antes y después de la publicación del DSM-5), lo que también indica que para La fecha, los criterios estándar y compartidos para medir la GD aún no se han identificado, y no se ha llegado a un consenso al respecto. Algunas herramientas utilizadas para el diagnóstico se basan en la cantidad de tiempo que se pasa en Internet, mientras que otras se basan en los síntomas de la clasificación de IGD de la APA en el DSM-5, o en los criterios del DSM IV-TR para abuso / dependencia de sustancias y patología. juego. Estas diferencias en términos de evaluación clínica dificultan el análisis y la comparación de las tasas de prevalencia e incidencia entre los estudios.

Proceso diagnostico

Se usaron diferentes procedimientos y métodos para incluir sujetos en muestras clínicas en los estudios. La mayoría de los estudios (Han et al., 2010, 2012a,b; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012, 2015; Müller et al., 2014; Park et al., 2016a,b; van Rooij et al., 2017; Lee et al., 2017; Mallorquí-Bagué y otros, 2017; Sakuma et al., 2017; Torres-Rodríguez et al., 2017) reclutaron sus muestras de centros clínicos o divisiones médicas que habían evaluado previamente a pacientes para GD, y por esta razón no se informó mucha información sobre el proceso de diagnóstico. Sin embargo, nueve de estos estudios (Han et al., 2010, 2012a,b; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012, 2015; Park et al., 2016a,b; Lee et al., 2017) también utilizó una selección preliminar con la Entrevista clínica estructurada para DSM-IV para evaluar los criterios de inclusión y exclusión. Dos estudios (van Rooij et al., 2017; Mallorquí-Bagué y otros, 2017) realizó una expansión de todos los diagnósticos del eje DSM-IV para completar de acuerdo con los criterios del DSM-V, mientras que cuatro estudios (Müller et al., 2014; Park et al., 2017; Sakuma et al., 2017; Torres-Rodríguez et al., 2017) utilizó una calificación de experto externo (realizada por psicólogos y psiquiatras) para definir los criterios de inclusión de acuerdo con el DSM-5.

Seis estudios (Pallesen et al., 2015; Zhang et al., 2016a,b, 2018; Deng et al., 2017) informaron que los participantes se seleccionaron a través de cuestionarios en línea, anuncios en periódicos y exámenes telefónicos, y se usaron exámenes semiestructurados en persona para evaluar el grado en que se cumplieron los criterios de diagnóstico. Sin embargo, aunque el tratamiento descrito fue realizado por terapeutas y psicólogos, el personal de diagnóstico y los procedimientos no se describieron en detalle. Similar, King et al. (2018) adultos examinados con problemas de juego clínicamente definidos que visitaron voluntariamente un sitio web que proporcionó recursos para dejar de fumar o reducir el juego. Un instrumento psicométrico combinado con preguntas de seguimiento abiertas permitieron verificar que los participantes cumplieran con cinco o más criterios de DSM-5 IGD y reconocieran personalmente sus problemas de juego.

Cuatro estudios (Han y Renshaw, 2012; Ko et al., 2014; Yao et al., 2017; Yeh et al., 2017) reclutaron a sus participantes a través de anuncios, y después de una evaluación preliminar de algunos criterios diagnósticos, se realizó una entrevista con un psiquiatra para determinar el diagnóstico de DAG. Los participantes del estudio de Nam et al. (2017) Fueron diagnosticados después de una entrevista clínica con un psiquiatra. Eickhoff et al. (2015) describió los casos de tres miembros del personal militar que recibieron un diagnóstico de GD a través de proveedores de servicios de salud mental y militares, después de haber experimentado varios síntomas que interfirieron con sus actividades laborales. Los tres militares fueron diagnosticados individualmente durante la reunión por el personal del servicio militar. Vasiliu y Vasile (2017) Realicé una entrevista psiquiátrica para hacer un diagnóstico. Kim et al. (2013) no informaron el proceso de diagnóstico que se llevó a cabo en su estudio, sino solo los criterios de diagnóstico que utilizaron.

Muchos de los estudios incluidos informan información limitada sobre todo el proceso de diagnóstico, y esta es una limitación que los futuros estudios clínicos deben superar. Aunque la revisión se basó solo en estudios de 28, lo que surge, sin embargo, es que la mayoría de los estudios incluyeron una entrevista realizada por un psicólogo o un psiquiatra. Si bien hay acuerdo sobre el uso del personal profesional involucrado en el proceso de diagnóstico, el contenido de las entrevistas y los niveles de estructuración varían considerablemente.

Criterios de diagnóstico

Los estudios de esta revisión han demostrado que generalmente se usa una combinación de criterios para el diagnóstico de GD. La mayoría de los estudios (Han et al., 2010, 2012a,b; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012, 2013, 2015; Ko et al., 2014; Park et al., 2016a,b; Zhang et al., 2016a,b, 2018; Deng et al., 2017; Lee et al., 2017; Nam et al., 2017; Vasiliu y Vasile, 2017; Yao et al., 2017; Yeh et al., 2017) informó el tiempo de juego como criterio de diagnóstico, con al menos una de estas condiciones: (a) mayor o igual a un rango entre 2 y 4 h por día; (b) 8 h o más tiempo de juego por día los fines de semana; (c) entre 14 y 40 h por semana. Además, varios estudios (Han et al., 2010, 2012b; Deng et al., 2017; Yeh et al., 2017) también definió el período mínimo de mantenimiento de un patrón de juegos de Internet que varía entre los años 1 y 2.

La mayoría de los estudios también utilizaron los criterios del DSM-IV para el abuso de sustancias (Han et al., 2010; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012, 2013, 2015; Park et al., 2016a,b; Lee et al., 2017; Nam et al., 2017), centrándose en comportamientos deteriorados o angustia debido al juego de videojuegos. Diez estudios (Ko et al., 2014; Müller et al., 2014; Eickhoff et al., 2015; van Rooij et al., 2017; Deng et al., 2017; Mallorquí-Bagué y otros, 2017; Park et al., 2017; Sakuma et al., 2017; Torres-Rodríguez et al., 2017; Yao et al., 2017; Yeh et al., 2017; King et al., 2018) informó que el diagnóstico de IGD se estableció al respaldar al menos cinco o más de los nueve criterios del DSM (uso obsesivo o preocupación con el juego; síntomas de abstinencia; tolerancia; no detener o reducir el juego; pérdida de interés en otras actividades; continuación uso a pesar de las consecuencias negativas, mentir a los demás sobre la cantidad de juegos de Internet, los juegos utilizados para escapar o aliviar emociones negativas y el deterioro de las relaciones interpersonales, el trabajo o la educación).

Algunos estudios también informaron los síntomas específicos de IGD que se evaluaron. Eickhoff et al. (2015) informó de un rendimiento deficiente en el trabajo, insomnio, fatiga, poca concentración, irritabilidad y estado de ánimo deprimido como consecuencia de los juegos. Cuatro estudios (Han et al., 2010, 2012b; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012) describieron que los sujetos reportaron un deseo persistente de jugar juegos en Internet y una falla en reducir los juegos. Además, se informó una disminución en el trabajo o el rendimiento académico, el deterioro de las relaciones interpersonales, la interrupción de la rutina diaria y los ritmos diurnos. También se informaron emociones negativas y / o comportamientos de oposición cuando alguien les pidió que dejaran de jugar. Kim et al. (2013) informaron que los pacientes tendían a reportar caídas dramáticas en el estado académico, comportamiento social fóbico y / o letárgico. Torres-Rodríguez et al. (2017) reportaron cuatro casos adictivos que se irritaron cuando no pudieron jugar, que abandonaron sus pasatiempos, dejaron de interactuar con amigos, aumentaron los conflictos en el hogar, tuvieron un declive en su rendimiento académico, ansiaban jugar videojuegos, dependencia psicológica y Incapacidad para controlar sus comportamientos. van rooij et al. (2017) informaron que los participantes pasaron todo su tiempo libre e incluso parte de su tiempo escolar en el juego. Además, la mayoría de los pacientes tenían problemas con la familia y se interrumpieron los círculos sociales más amplios y el rendimiento escolar disminuyó. Vasiliu y Vasile (2017) reportó un estudio de caso de un paciente que incrementa gradualmente las horas diarias dedicadas a las actividades de juego con consecuencias académicas negativas, la sensación de perder el control sobre sus actividades relacionadas con el juego, descuidó sus deberes en la casa y sus relaciones sociales (separándose de su novia, y perdiendo la mayoría de sus amigos que no juegan.

El criterio al que los estudios incluidos prestan mayor atención es el del deterioro clínicamente significativo (es decir, poner en peligro el trabajo / la educación / las relaciones, las conductas deterioradas). Esto puede deberse al hecho de que las solicitudes de apoyo profesional surgen cuando la experiencia de juego produce importantes repercusiones en la vida cotidiana. Aparte de este criterio específico, los estudios incluidos en esta revisión utilizan diferentes criterios para diagnosticar la GD. Algunos estudios han usado los criterios del DSM IV-TR para el abuso de sustancias, otros los criterios de IGD en el DSM-5 y varios estudios basados ​​en el diagnóstico principalmente en la cantidad de tiempo dedicado a los juegos. Naturalmente, esta discrepancia también puede atribuirse a los diferentes períodos de tiempo en los que se publicaron y publicaron los artículos. Aunque en esta revisión no fue posible evaluar la relación entre los tiempos de publicación y las opciones de diagnóstico, se publicaron nueve artículos después de 2015 (Kim et al., 2015; Park et al., 2016a,b; Zhang et al., 2016a,b, 2018; Deng et al., 2017; Lee et al., 2017; Nam et al., 2017), y reportó el uso de Internet y / o las puntuaciones en las herramientas generales de adicción a Internet como criterios de diagnóstico. Los estudios en pacientes clínicos llevan mucho tiempo y, por lo tanto, es normal que se produzcan cambios cuando el estudio ya se ha realizado o iniciado. Desafortunadamente, solo unos pocos estudios indican cuál de los criterios diagnósticos deben cumplir los sujetos clínicos para realizar un diagnóstico, lo que dificulta la identificación de la validez y la confiabilidad de los criterios diagnósticos para GD.

Tratamiento

Dieciocho estudios realizaron un tratamiento para GD, y la mayoría de estos (Han et al., 2010; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012, 2013; Eickhoff et al., 2015; Pallesen et al., 2015; Nam et al., 2017; Park et al., 2017; Torres-Rodríguez et al., 2017; Vasiliu y Vasile, 2017) utilizó un enfoque individual, que se aplicó a pacientes ambulatorios, aparte de siete estudios (Park et al., 2016b; Zhang et al., 2016a,b, 2018; Deng et al., 2017; Sakuma et al., 2017; Yao et al., 2017) que utilizó enfoques de terapia de grupo, y (Han et al., 2012a) Terapia familiar utilizada.

Las terapias individuales variaron en enfoque y varios aspectos, utilizando entrenamiento psicoeducativo, higiene del sueño y terapia de realidad virtual (Kim et al., 2013; Eickhoff et al., 2015; Park et al., 2016b; Torres-Rodríguez et al., 2017). En general, el enfoque más utilizado fue la terapia cognitiva conductual (TCC) para la terapia individual (Kim et al., 2012; Pallesen et al., 2015; Torres-Rodríguez et al., 2017; Vasiliu y Vasile, 2017), o Yao et al. (2017) y Park et al. (2016b) Se utilizó una intervención conductual grupal. La CBT osciló típicamente entre sesiones 8 y 10, y cada sesión duró entre 1 y 2 h. Craving Behavior Intervention (CBI) fue el tratamiento grupal más utilizado que consistió en 2.5 – 3 h de varias sesiones temáticas organizadas en: (1) ejercicio de calentamiento, (2) una discusión sobre la tarea de la última sesión, (3) a actividad estructurada principal, (4) un breve resumen, (5) y la tarea asignada. Cinco estudios utilizaron una intervención de farmacoterapia. Estos se basaron principalmente en el tratamiento de liberación sostenida (SR) de bupropión (Han et al., 2010; Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012; Nam et al., 2017), mientras Park et al. (2017) farmacoterapia utilizada con un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina.

Todos los estudios de 18 que utilizaron un tratamiento informaron la reducción de los síntomas de GD y / o la frecuencia de los juegos para verificar la efectividad del tratamiento. De estos, seis estudios (Han y Renshaw, 2012; Kim et al., 2012; Nam et al., 2017; Sakuma et al., 2017; Yao et al., 2017; Yeh et al., 2017También examinaron los indicadores de salud psicológica como depresión, impulsividad, ansiedad, autoestima y satisfacción con la vida. Además, en cinco estudios (Han et al., 2010; Park et al., 2016b; Zhang et al., 2016a,b, 2018) los cambios neuropsicológicos se evaluaron a través de fMRI. Han et al. (2012a) También mostró una mejora en la percepción de la cohesión familiar, mientras que Kim et al. (2013) Mostró una mejora en la capacidad de escritura y expresión oral. En general, todos los estudios revisados ​​sugieren que las intervenciones conducen a mejoras en los pacientes con GD, subrayando que existe la necesidad de intervenciones para ayudar con la experiencia problemática relacionada con el uso disfuncional del juego (Griffiths et al., 2017).

Tomados en conjunto, los resultados muestran que los estudios clínicos utilizan principalmente intervenciones de TCC y psicofármacos. Sin embargo, la inclusión de estudios de casos e informes clínicos ha puesto de relieve cómo otros tipos de intervenciones, como la formación psicoeducativa, la higiene del sueño y la terapia de realidad virtual, se utilizan actualmente en la práctica clínica. Esto sugiere que puede ser útil examinar también las prácticas terapéuticas utilizadas con frecuencia para crear y validar pautas confiables y efectivas.

Discusión

Desde la publicación de los criterios de diagnóstico DSM-5 para IGD en 2013, se ha descubierto que la falta de estudios clínicos es una de las principales limitaciones para comprender de manera integral el fenómeno de la GD (Griffiths et al., 2016). Por este motivo, el objetivo de esta revisión fue identificar y esquematizar los resultados de los estudios que utilizaron sujetos con diagnóstico de GD. Para intentar desarrollar una imagen completa de las prácticas clínicas que se utilizan actualmente en varios países, fue necesario incluir estudios tanto cualitativos como cuantitativos que hayan utilizado muestras clínicas de GD tanto en línea como fuera de línea, que no se limitaron a estudios que incluyeron resultados de tratamiento. Los resultados de esta investigación llevaron a la identificación de estudios de 28 que se profundizaron y categorizaron en función de: (a) los antecedentes culturales donde se realizaron los estudios; (b) medidas de GD; (c) los criterios diagnósticos para el diagnóstico; (d) el procedimiento de diagnóstico aplicado; y (e) el eventual protocolo de tratamiento aplicado.

Resumen de Evidencia

En términos de antecedentes culturales, los resultados han demostrado claramente que la mayoría de los estudios se realizaron en el continente asiático (estudios 20 en un total de 28), con más de la mitad en Corea del Sur. Esto confirma consideraciones previas utilizando muestras clínicas (Király et al., 2015; Kuss y López-Fernández, 2016) que informó sobre el progreso de las políticas sobre la adicción tecnológica en Corea del Sur, que ha establecido un centro y proyectos a gran escala para abordar el problema a partir de 2002, mientras que en los EE. UU. y en la mayoría de los países europeos el tratamiento de GD ni siquiera está cubierto por los fondos nacionales de salud.

Respecto a los instrumentos utilizados para evaluar la DG, el aspecto más contradictorio que se destaca es que a pesar de una revisión (King et al., 2013) identificaron herramientas específicas de 18 para la evaluación de la sintomatología GD, la mayoría de los estudios con pacientes clínicos tienden a usar herramientas generales de adicción a Internet, como el IAT (Joven, xnumx), y el CIAS (Chen et al., 2003). Naturalmente, esta discrepancia se debe al hecho de que los estudios en pacientes clínicos necesitan mucho tiempo para concluirse y publicarse, y por esta razón la mayoría de los estudios disponibles en la actualidad se basan en medidas y criterios que pueden parecer obsoletos, pero que eran comunes y comunes. Ampliamente utilizado en las etapas de planificación e inicio de los estudios. De hecho, el uso de herramientas generales de adicción a Internet puede ser el resultado de la tendencia a considerar a GD como un subdominio de la adicción a Internet. Esta visión, que deriva de una conceptualización muy temprana de GD (Pontes y Griffiths, 2014), ha sido amplificado por el uso del DSM-5 de los términos "Internet" en la definición de los criterios de GD. A pesar de esta paradoja, es evidente cómo están aumentando los estudios que utilizan herramientas específicas de GD en el proceso de diagnóstico, incluidas las siguientes herramientas: AICA-S (Wölfling et al., 2011), GASA (Lemmens et al., 2009), PVGPS (Tejeiro Salguero y Morán, 2002), CERV (Chamarro Lusar et al., 2014), Prueba IGD-20 (Pontes et al., 2014), IVA (van Rooij et al., 2012), e IGDS-SF (Sarda et al., 2016). Sin embargo, existe el riesgo de que un número tan grande y variado de instrumentos no ayude a definir y validar un estándar universal para la evaluación. Un paso adelante con respecto a la cuestión de la medición fue proporcionado por van rooij et al. (2017), que realizó una validación clínica del C-VAT 2.0, utilizando una muestra clínica para probar la sensibilidad y mejorar la identificación correcta de los pacientes diagnosticados con GD. Aunque todos los instrumentos mencionados anteriormente mostraron buenas propiedades psicométricas, como la confiabilidad y la validez de constructo, solo el C-VAT 2.0 informó una buena validez clínica.

En términos del proceso de diagnóstico, es difícil obtener una imagen completa de cómo se diagnosticó a los sujetos, ya que la mayoría de los pacientes fueron diagnosticados de forma independiente en centros clínicos y luego reclutados con fines de estudio, en lugar de ser seguidos por el equipo de investigación a través de Todo el proceso de diagnóstico. A pesar de esta limitación, se pueden extraer varias conclusiones interesantes sobre el procedimiento utilizado en estos estudios clínicos. Una característica presente en la mayoría de los estudios es que una entrevista (con diferentes niveles de estructuración) con un profesional como un psicólogo o un psiquiatra o la evaluación de personal multidisciplinario es beneficiosa para el diagnóstico. En muchos estudios, una entrevista de este tipo tenía la función de evaluar los criterios de inclusión y exclusión de los participantes para la investigación respectiva, y puede considerarse una buena práctica para una evaluación completa (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013). Un aspecto a tener en cuenta también es el hecho de que muchos estudios han usado con frecuencia los criterios de diagnóstico del DSM-IV-R en sus evaluaciones y solo en algunos casos se han actualizado a los criterios del DSM-5. Esta anomalía se deriva de los pacientes incluidos en los estudios que fueron diagnosticados dentro de los centros de intervención antes de que se publicaran los criterios del DSM-5, y en algunos casos, la investigación sobre muestras clínicas se publicó antes de la publicación del nuevo manual de diagnóstico. Este aspecto enfatiza aún más que es necesario realizar exámenes más frecuentes en muestras clínicas para permitir la consolidación de los nuevos criterios de diagnóstico y establecer un estándar único para la evaluación y el diagnóstico de GD (Kuss y López-Fernández, 2016; Kuss et al., 2017).

En relación con el punto anterior, los criterios del DSM IV-TR para el abuso / dependencia de sustancias se usaron a menudo para definir la GD (tolerancia, retiro, efectos deseados, pérdida de control, tiempo excesivo en el juego, continuidad a pesar de los problemas y reducción de otras actividades) . Todavía hay menos estudios (diez en la presente revisión) que utilizaron los criterios del DSM-5 para definir el diagnóstico: (a) deseo, (b) retiro, (c) tolerancia, (d) recaída, (e) pérdida de interés, (f) continuidad a pesar de los problemas, (g) engaño, (h) modificación del estado de ánimo y (i) poner en peligro el trabajo / la educación / las relaciones. Además de los criterios del DSM, la mayoría de los estudios también han utilizado la presencia de comportamientos deteriorados o angustia debido a los videojuegos como factores de diagnóstico y una alta frecuencia de uso de videojuegos con estos límites específicos: (a) mayor o igual a un rango entre 2 y 4 h por día; (b) 8 h o más tiempo de juego por día los fines de semana; y (c) entre 14 y 40 h de juegos por semana. Algunos estudios de casos también mostraron que los pacientes diagnosticados con GD experimentaron los siguientes síntomas: deterioro de la escuela o el desempeño laboral, estado de ánimo negativo, deterioro de las relaciones interpersonales, abandono de pasatiempos, interrupción de la rutina diaria y ritmos diurnos, emociones negativas o comportamientos de oposición como resultado de la solicitud para dejar de jugar y la sensación de perder el control sobre las actividades relacionadas con el juego. Finalmente, los estudios presentados a menudo mencionaron síntomas de abstinencia y tolerancia, para los cuales no existe un acuerdo científico total hasta la fecha (Király et al., 2015). En consecuencia, los tiempos de publicación son importantes a considerar. La mayoría de los estudios que se describen, de hecho, se han definido y realizado cuando los criterios DSM-5 aún no estaban disponibles. Es razonable esperar que el diagnóstico y el tratamiento de la GD evolucionen con el tiempo y se vuelvan más precisos y efectivos a medida que pasa el tiempo. Sin embargo, si en este momento es posible observar una considerable heterogeneidad de procedimientos que se han utilizado en el pasado, con el lanzamiento del DSM-5 y el ICD-11, puede haber un riesgo de que en el futuro haya Incluso una mayor fragmentación con el tiempo.

Es evidente que en la práctica clínica, las pautas del DSM siempre guían el diagnóstico y el tratamiento. Si en el pasado, el diagnóstico de GD se guió por la adaptación de los criterios para la dependencia de sustancias, la inclusión de IGD en el DSM-5 ciertamente ha proporcionado un primer paso importante para compartir criterios específicos. Sin embargo, a partir del análisis de los resultados, parece claro que los criterios diagnósticos deben validarse en entornos clínicos. En la actualidad, no es posible demarcar claramente los comportamientos patológicos de los no patológicos. Un claro ejemplo puede ser representado por el criterio de la cantidad de tiempo dedicado a jugar. Aunque la mayoría de los estudios en esta revisión usaron este criterio para el diagnóstico de GD, estudios previos demostraron que los jugadores profesionales necesitan pasar una cantidad considerable de tiempo jugando (Faust et al., 2013), pero esto no implica que necesariamente deben desarrollar una adicción (Kuss et al., 2012). En esta revisión, no fue posible analizar la información sobre falsos positivos y falsos negativos que los psicólogos y psiquiatras se enfrentan en el contexto del diagnóstico. Sin embargo, los estudios futuros deberían profundizar este proceso porque es de fundamental importancia identificar procesos de diagnóstico sensibles y específicos, y puntos de corte precisos. Otro aspecto a tener en cuenta es la fiabilidad de los criterios de diagnóstico con respecto al tiempo y los contextos. Para tener un proceso de diagnóstico efectivo, también es necesario que los diagnósticos sean confiables y similares si se repiten después de cortos períodos de tiempo, o cuando se repiten por diferentes individuos (por ejemplo, personal profesional diferente) o en contextos diferentes (por ejemplo, clínicas diferentes). En la actualidad, la heterogeneidad de los instrumentos, los criterios de diagnóstico y los puntos de corte hacen que el procedimiento de diagnóstico no sea claro. En consecuencia, existe una gran necesidad de estudios dirigidos a validar los criterios de GD.

Finalmente, el último aspecto descrito en esta revisión sistemática es el procedimiento de tratamiento. Los resultados confirman revisiones anteriores en estudios de tratamiento en IA y GD (Rey y Delfabbro, 2014; Kuss y López-Fernández, 2016; King et al., 2017; Zajac et al., 2017), lo que sugiere que las formas de terapia más comúnmente aplicadas son la TCC (y sus variaciones) y la psicofarmacoterapia. Un aspecto relevante que surgió de esta revisión sistemática es que, en la práctica clínica, también se podrían utilizar diferentes enfoques que generalmente se describen en informes de investigación. Algunos estudios (Kim et al., 2013; Eickhoff et al., 2015; Park et al., 2016b) utilizado como terapia individual o grupal: entrenamiento psicoeducativo, higiene del sueño y terapia de realidad virtual. Se encontró que la higiene del sueño era un procedimiento que ayudaba en el manejo de los síntomas de la GD porque se descubrió que los juegos nocturnos prolongados ponían en peligro el rendimiento laboral y la salud. La higiene del sueño consiste en diferentes prácticas para ayudar a los pacientes a obtener buenos hábitos de sueño. Además, la terapia de realidad virtual (VRT, por sus siglas en inglés) es un método de psicoterapia que utiliza tecnología de realidad virtual y consta de tres pasos de relajación, simulación de una situación de alto riesgo y reestructuración cognitiva asistida por sonido, lo que conlleva importantes reducciones en la gravedad de la DG. Finalmente, Kim et al. (2013) informaron cómo los estudiantes con GD se beneficiaron de la capacitación educativa en escritura y conversación utilizando aspectos narrativos tomados de los juegos. Estos tipos de intervenciones generalmente no se presentan en revisiones sistemáticas previas y normalmente no se describen como técnicas de capacitación típicas para GD. Por este motivo, es necesario realizar una llamada dirigida a una mayor difusión de todas las intervenciones realizadas por médicos de todo el mundo con pacientes con GD. Esto permitiría ampliar su difusión y verificar su efectividad a través de nuevas revisiones y metanálisis. En un nuevo campo como el de GD, donde el proceso diagnóstico y terapéutico aún está en curso, el riesgo de viajar entre dos caminos paralelos entre los que ya trabajan en la clínica a diario y que verifican la efectividad de los tratamientos y realiza investigaciones. debe ser evitado

Limitaciones

Los resultados de esta revisión sistemática deben considerarse a la luz de las limitaciones de los estudios incluidos. La primera limitación es que no se ha incluido material inédito. Esto podría crear un sesgo de publicación con respecto a la tendencia a publicar resultados positivos con mayor frecuencia. Otra limitación relevante es que solo se agregaron a la revisión artículos publicados en algunos idiomas. Esto podría excluir algunos artículos relevantes escritos en países no ingleses que informaron resultados en su idioma nativo. Además, esta revisión sistemática solo tiene un propósito descriptivo y exploratorio y no pudo verificar la calidad de los procesos diagnósticos y del tratamiento. Los estudios futuros deberían intentar realizar una evaluación más específica de los estudios clínicos y deberían centrarse más en los aspectos clínicos de la EG para establecer directrices claras y compartidas para los profesionales.

Implicaciones y conclusiones

A partir de la revisión de los estudios clínicos, existe una gran heterogeneidad en la elección de los instrumentos, en los procesos de diagnóstico e intervención. Si la publicación de los criterios DSM-5 fue un "terremoto" para el campo GD (Kuss et al., 2017), es probable que la publicación del IGD-11 tenga efectos similares. Por esta razón, es necesario crear una base común para los investigadores que puedan guiar la práctica clínica y que permita la colaboración y el crecimiento en el campo. La validación de procedimientos estándar en poblaciones clínicas con GD parece ser una prioridad necesaria para futuras investigaciones. En cuanto a las implicaciones políticas, es necesario estipular protocolos de colaboración con las juntas nacionales e internacionales para establecer centros de tratamiento y prevención en todo el mundo a fin de acelerar el proceso de estandarización de las directrices para el manejo de pacientes con GD.

Contribuciones de autor

SC generó el borrador inicial del manuscrito, realizó la identificación y la búsqueda de los documentos para incluir en la revisión sistemática. DK supervisó y coordinó todo el trabajo, preparó, escribió y editó el manuscrito.

Oportunidades

Este estudio fue apoyado por la Beca Kickstarter del Departamento de Psicología de la Universidad de Nottingham Trent.

Declaracion de conflicto de interes

Los autores declaran que la investigación se llevó a cabo en ausencia de cualquier relación comercial o financiera que pudiera interpretarse como un posible conflicto de intereses.

Material suplementario

El Material complementario para este artículo se puede encontrar en línea en: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2019.00578/full#supplementary-material

Tabla S1. Resumen de los estudios revisados.

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Recibido: 17 Diciembre 2018; Aceptado: 01 marzo 2019;
Publicado: 27 marzo 2019.

Editado por:

Rapson gomez, Universidad de la Federación, Australia

Revisado por:

Claudio imperatori, Università Europea di Roma, Italia
Jose perezgonzalez, Massey University Business School, Nueva Zelanda

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* Correspondencia: Daria J. Kuss, [email protected]