Enfoque de aproximación para estímulos eróticos en estudiantes universitarios de sexo masculino heterosexuales que usan pornografía (2019)

J Behav Addict. 2019 Jun 1; 8 (2): 234-241. doi: 10.1556 / 2006.8.2019.31.

Sklenarik S1, Potenza MN2,3,4, Gola m5,6, Kor A7, Kraus SW8,9, Astur rs1.

Resumen

Antecedentes y objetivos:

Los individuos adictos a menudo muestran tendencias de acción relativamente automáticas en respuesta a los estímulos relacionados con la adicción, por lo que se acercan en lugar de evitar los estímulos adictivos. Este estudio evaluó si existe un sesgo de enfoque para los estímulos eróticos entre los hombres heterosexuales en edad universitaria que reportan el uso de pornografía.

MÉTODOS:

Probamos a los estudiantes universitarios varones de 72 utilizando una tarea de evitación de aproximación que emplea estímulos eróticos, durante la cual se instruyó a los participantes para que empujaran o tiraran de un joystick en respuesta a la orientación de la imagen. Para simular movimientos de aproximación y evitación, al tirar del joystick se amplió la imagen y se presionó la imagen. La frecuencia y la severidad del uso de la pornografía se evaluaron utilizando un Detector de pornografía breve y la Escala de uso de la pornografía problemática (PPUS).

RESULTADOS:

Los participantes demostraron un sesgo de enfoque significativo para los estímulos eróticos en comparación con los estímulos neutros, y este sesgo de enfoque se correlacionó significativamente con las medidas de uso de la pornografía. Además, los individuos con uso de pornografía problemática (según lo clasificado por el PPUS) mostraron más del doble de sesgo de enfoque que los usuarios no problemáticos.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN:

La observación de sesgos cognitivos para estímulos eróticos en individuos con uso pornográfico problemático indica similitudes entre el comportamiento y las adicciones a sustancias.

PALABRAS CLAVE: adicción; sesgo de acercamiento evitación; sesgo cognitivo; pornografía

PMID: 31257916

DOI: 10.1556/2006.8.2019.31

Introducción

Los estudios de los procesos cognitivos subyacentes a las respuestas a los estímulos apetitivos (p. Ej., Imágenes de alcohol o drogas relacionadas con los trastornos por uso de sustancias) han proporcionado información importante sobre los trastornos adictivos, identificando respuestas implícitas y sesgos que probablemente contribuyan al desarrollo y mantenimiento de conductas adictivas (Field y Cox, 2008). Se han encontrado asociaciones entre los sesgos cognitivos subconscientes y las conductas adictivas utilizando diseños experimentales transversales y prospectivos que emplean una variedad de métodos, incluidas las tareas de joystick (Cousijn, Goudriaan y Wiers, 2011; Krieglmeyer y Deutsch, 2010; Wiers, Eberl, Rinck, Becker y Lindenmeyer, 2011), tareas de compatibilidad de estímulo-respuesta (SRC) (Field, Kiernan, Eastwood y Child, 2008; Krieglmeyer y Deutsch, 2010), y tareas de sondeo visual (Mechelmans et al., 2014; Pekal, Laier, Snagowski, Stark y Brand, 2018; Schoenmakers, Wiers, Jones, Bruce y Jansen, 2007). Las correlaciones entre los sesgos cognitivos, que pueden reflejar tendencias motivacionales en parte generadas a partir de asociaciones aprendidas, y se han observado comportamientos adictivos en poblaciones clínicas y no clínicas en grupos de edad que van desde niños mayores y adolescentes hasta adultos (Stacy y Wiers, 2010).

Un proceso cognitivo clave involucrado en las conductas adictivas es el sesgo de enfoque, o la tendencia de acción relativamente automática para mover ciertos estímulos hacia el cuerpo (o para mover el cuerpo hacia ciertos estímulos) en lugar de alejarse de él (Field et al., 2008). De acuerdo con los modelos de procesamiento dual de adicción, los comportamientos adictivos se desarrollan como resultado de un desequilibrio entre un sistema motivacional "impulsivo" apetitivo y un sistema ejecutivo regulador (Cousijn et al., 2011; Stacy y Wiers, 2010; Wiers et al., 2007; Wiers, Rinck, Dictus y van den Wildenberg, 2009). El sistema apetitivo media los procesos fisiológicos involucrados en la atención y la acción, lo que puede llevar a los individuos a evaluar los estímulos basados ​​en la importancia de la motivación y desencadenar el desarrollo de tendencias de acción automática para abordar los estímulos adictivos (Bradley, Codispoti, Cuthbert y Lang, 2001; Wiers et al., 2009). La participación repetida y prolongada en conductas adictivas puede fortalecer las respuestas apetitivas, aumentando simultáneamente las respuestas automáticas y debilitando el control ejecutivo para regular los impulsos; en resumen, las conductas relacionadas con la adicción pueden volverse rápidas, sin esfuerzo, difíciles de controlar y reguladas principalmente fuera de la conciencia (Stacy y Wiers, 2010; Tiffany y Conklin, 2000; Wiers et al., 2007).

De hecho, los sesgos de enfoque se han visto implicados en múltiples comportamientos adictivos utilizando diferentes enfoques experimentales. Por ejemplo, Field et al. (2008) usó una tarea de SRC, de la cual se deriva la tarea de aproximación-evitación (AAT), para demostrar que los grandes bebedores (pero no los ligeros) son más rápidos para mover un maniquí hacia los estímulos de alcohol, en lugar de alejarse de ellos. Las tareas de SRC también han identificado sesgos de enfoque en los fumadores de tabaco (Bradley, Field, Mogg y De Houwer, 2004) y consumidores habituales de cannabis (Field, Eastwood, Mogg y Bradley, 2006). Del mismo modo, Wiers et al. (2011) encontraron que durante una AAT con alcohol, los bebedores intensos eran más rápidos para acercarse que para evitar las imágenes de alcohol, pero no los estímulos no relacionados con el alcohol. En general, estos estudios sugieren que los individuos adictos tienden a responder a las señales relacionadas con las drogas con respuestas de enfoque, y que, por lo tanto, tales señales pueden provocar tendencias de enfoque en usuarios frecuentes (Field et al., 2008).

Además, los sesgos de enfoque probablemente interactúan con otros sesgos cognitivos, como los sesgos de atención y los sesgos evaluativos, para crear un sistema motivacional orientado a la adicción que mantiene comportamientos adictivos. La literatura sugiere que, además de mostrar tendencias de enfoque automático para las señales relacionadas con la adicción, es probable que las personas adictas también las presten preferencialmente (es decir, pasen más tiempo mirándolas) y las evalúen como más positivas y estimulantes que otras señales disponibles en el entorno (Cousijn et al., 2011; Field y Cox, 2008; Stacy y Wiers, 2010). La interrelación de estos sesgos se explica por la teoría de la sensibilización de incentivos, que plantea que una hipersensibilidad a los efectos motivacionales de las señales relacionadas con la adicción produce un sesgo de atención para estas señales, la motivación problemática para participar en el comportamiento adictivo y la activación de los comportamientos de aproximación. (Stacy y Wiers, 2010). De manera crítica, el procesamiento de atención preferencial para señales relacionadas con la adicción se ha asociado repetidamente con la cantidad y la frecuencia del uso de sustancias y la gravedad de los trastornos por uso de sustancias, además del riesgo potencial de recaída después de la abstinencia; Este efecto se ha encontrado con respecto al consumo de alcohol, tabaco, cannabis, opiáceos y cocaína (Field y Cox, 2008; Schoenmakers et al., 2007). Por lo tanto, los prejuicios cognitivos, la motivación problemática y la participación en conductas adictivas aparecen interconectados.

Los datos sugieren que las adicciones conductuales o no relacionadas con sustancias (p. Ej., El trastorno del juego) comparten características y mecanismos subyacentes con las adicciones a sustancias (Grant, Brewer y Potenza, 2007; Grant, Potenza, Weinstein y Gorelick, 2010). Las adicciones conductuales se asemejan a las adicciones a sustancias en fenomenología (p. Ej., Tolerancia y abstinencia), historia natural, comorbilidad con trastornos psiquiátricos, contribuciones genéticas, correlatos neurobiológicos, consecuencias adversas (como angustia psicológica y deficiencias en varios dominios del funcionamiento) y respuestas al tratamiento (Grant et al., 2010; Petry, 2015; Potenza, 2006). Las adicciones conductuales también comparten otras características clínicas con los trastornos por el uso de sustancias, como el control conductual disminuido, el deseo apetito y las dificultades para reducir o detener la participación en el comportamiento adictivo a pesar de las consecuencias adversas (Grant et al., 2007, 2010).

En consecuencia, los sesgos cognitivos se han implicado tanto en la adicción de la conducta como de la sustancia (Potenza, 2014). Por ejemplo, los individuos con juego patológico han tenido un desempeño más deficiente en las medidas de atención de orden superior y funcionamiento ejecutivo en algunos estudios, pero no en todos, con hallazgos más consistentes que relacionan los trastornos del juego y el uso de sustancias en tareas que involucran contribuciones corticales prefrontal ventromedial (Grant et al., 2007; Lawrence, Luty, Bogdan, Sahakian y Clark, 2009; Potenza, 2014, 2017). Como los procesos corticales prefrontales ventromediales se han implicado en el procesamiento de resultados gratificantes y la toma de decisiones (Leeman y Potenza, 2012; Potenza, 2017), sesgos cognitivos similares a los involucrados en adicciones a sustancias pueden estar implicados en otras adicciones de comportamiento.

Hasta la fecha, los principales sistemas de nomenclatura que describen los trastornos psiquiátricos [es decir, la quinta edición de la Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales y 11th edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11)] solo especifican adicciones sin sustancias relacionadas con los juegos de azar y los juegos de azar (Petry, 2015; Potenza, 2018). Se ha propuesto el uso problemático de la pornografía y otras conductas sexuales compulsivas como adicciones conductuales y comparten características neurobiológicas y neurocognitivas con adicciones a sustancias (Gola y Draps, 2018; Kowalewska et al., 2018; Stark, Klucken, Potenza, Brand y Strahler, 2018), aunque el trastorno de comportamiento sexual compulsivo se ha propuesto como un trastorno de control de impulsos en la CIE-11 (Kraus et al., 2018). En la actualidad, se necesita más investigación para examinar hasta qué punto el uso frecuente o problemático de la pornografía puede mostrar similitudes clínicamente relevantes o diferencias con otras conductas adictivas. El uso de diseños experimentales puede ayudar a iluminar características clínicas o tendencias de comportamiento asociadas con el uso frecuente de pornografía.

Por lo tanto, el propósito de este estudio fue determinar si existe un sesgo de enfoque para los estímulos eróticos entre los hombres de edad universitaria que usan pornografía y el grado en que tal sesgo puede relacionarse con el uso problemático de la pornografía. El consumo de pornografía es un comportamiento frecuente entre las personas de edad universitaria. Giordano y Cashwell (2017) informan que el 43.1% de estudiantes universitarios ve pornografía al menos una vez por semana; más del 10% de estos estudiantes cumplen con los criterios para la adicción al cybersex. El uso de la pornografía es más frecuente en las poblaciones más jóvenes que en las mayores y en los hombres más que en las mujeres (Brown, Durtschi, Carroll y Willoughby, 2017). Los resultados negativos relacionados con el uso problemático de pornografía incluyen comportamientos sexuales de riesgo (p. Ej., Sexo sin condón), malos resultados en las relaciones, depresión y reducción de la satisfacción sexual y con la vida (Braithwaite, Coulson, Keddington y Fincham, 2015; Schiebener, Laier y Brand, 2015; Wright, Tokunaga y Kraus, 2016). Teniendo en cuenta la accesibilidad, disponibilidad y asequibilidad de la pornografía (Cooper, Delmonico y Burg, 2000) y el hecho de que ni los procesos motivacionales ni el funcionamiento ejecutivo pueden desarrollarse completamente en adolescentes o adultos jóvenes (Chambers, Taylor y Potenza, 2003), la población universitaria puede tener un riesgo elevado de uso de pornografía problemática.

Parece probable que mecanismos cognitivos análogos operen en el uso de pornografía problemática y adicciones a sustancias. De hecho, varios estudios sugieren que las personas que se involucran en conductas sexuales compulsivas muestran ambos prejuicios de atención (Mechelmans et al., 2014) y tendencias de aproximación-evitación para estímulos eróticos; sin embargo, los hallazgos sobre este último son mixtos. Por ejemplo, Snagowski y Brand (2015) modificaron una AAT con imágenes pornográficas y observaron que las personas que auto-informaron más síntomas de adicción al cibersexo tendían a acercarse o evitar los estímulos pornográficos, pero no los estímulos neutros. Estos hallazgos indican una relación curvilínea más que lineal entre los síntomas del uso problemático de la pornografía y las tendencias de aproximación y evitación, de manera que una mayor sintomatología se asocia con más aproximación or tendencias de evitación, y la sintomatología moderada no es (Snagowski y marca, 2015). Por el contrario, Stark et al. (2017) encontraron solo una relación lineal positiva entre el uso problemático de pornografía en Internet y las puntuaciones de aproximación y evitación en un AAT modificado con material sexualmente explícito. Además, en un estudio de neuroimagen, los individuos con pornografía problemática reaccionaron más rápido a las señales que predicen cuadros eróticos que a los que predicen ganancias monetarias, y esta tendencia de respuesta rápida se relacionó con un mayor reclutamiento del estriado ventral y la gravedad de los síntomas clínicos de adicción sexual y hipersexualidadGola et al., 2017). Las tendencias hacia la adicción al cibersexo también se han asociado con dificultades para ejercer el control cognitivo sobre una situación multitarea que involucra imágenes neutrales y pornográficas (Schiebener et al., 2015). Estos datos sugieren que el control deficiente puede estar relacionado con el uso problemático de la pornografía como en las adicciones a la sustancia y al comportamiento. En conjunto, parece plausible que se puedan encontrar sesgos cognitivos para los estímulos eróticos en relación con el uso problemático de la pornografía, la severidad del uso y el deseo subjetivo (Mechelmans et al., 2014; Snagowski y marca, 2015; Stark et al., 2017).

Este estudio tuvo como objetivo medir las tendencias de acercamiento y evitación entre los estudiantes universitarios de sexo masculino que consumen pornografía utilizando un AAT modificado con estímulos eróticos; la función de zoom combinada con la extensión del brazo y la flexión en el joystick AAT puede simular tendencias de aproximación y evitación realistas (Cousijn et al., 2011; Wiers et al., 2009). En el contexto de hallazgos anteriores, planteamos la hipótesis de que los estudiantes universitarios de sexo masculino que informaron haber usado pornografía mostrarían un sesgo de aproximación para los estímulos eróticos frente a los neutrales y que las medidas del uso problemático de la pornografía se relacionarían con el grado de aproximación.

Participantes

Setenta y dos estudiantes universitarios de sexo masculino de la Universidad de Connecticut (edad promedio = 19.5 años, SD = 2.4) quienes se autoidentificaron como usuarios de pornografía fueron reclutados del grupo de participantes en línea del Departamento de Psicología. La preferencia sexual se evaluó mediante una pregunta de la escala de Kinsey (Kinsey, Pomeroy y Martin, 1948/1988). Los participantes recibieron crédito de clase por su participación. El estudio fue aprobado por la Junta de Revisión Institucional de la Universidad de Connecticut.

Materiales

Los participantes se sentaron frente a una computadora y se les pidió que completaran cuestionarios antes de realizar una AAT computarizada. Los cuestionarios evaluaron la frecuencia y la severidad del uso de la pornografía, así como las actitudes hacia la pornografía. Las escalas incluyeron la Escala de uso de pornografía problemática (PPUS) y el Escáner de pornografía breve (BPS), que cuantifican el uso de la pornografía y las actitudes relacionadas. El PPUS (Kor et al., 2014) es una escala de elementos 12 que solicita a las personas que evalúen las afirmaciones sobre su uso de pornografía durante el año pasado en una escala Likert de puntos 6 que va desde "nunca es verdad" a "casi siempre cierto"La escala incluye afirmaciones como" No tuve éxito en mis esfuerzos para reducir o controlar la frecuencia de mi uso de la pornografía "y" Pasé demasiado tiempo pensando en la pornografía "(Kor et al., 2014). De manera similar, BPS solicita a las personas que respondan a cinco situaciones relacionadas con el uso de pornografía en los últimos meses de 6 en una escala de Likert de 3 puntos de "nunca" a "muy a menudo, "Y se compone de elementos tales como,"Continúas usando material sexualmente explícito aunque te sientas culpable por ello."(Kraus et al., 2017). El BPS es una escala de detección que mide solo un aspecto del uso problemático de la pornografía, el control o la falta de ella sobre el comportamiento, y puede ser útil para identificar a las personas en riesgo de uso problemático de la pornografía o como medida indirecta. En comparación, el PPUS es una escala multidimensional que evalúa cuatro aspectos del uso problemático de la pornografía y, por lo tanto, puede proporcionar un panorama más amplio de la sintomatología del uso problemático de la pornografía (Kor et al., 2014).

Usamos una versión modificada de la AAT utilizada por Wiers et al. (2011), en el que se indica a los participantes que empujen o tiren de un joystick en respuesta a imágenes basándose en propiedades irrelevantes del contenido de la imagen (por ejemplo, si la imagen está orientada horizontal o verticalmente). Cada computadora estaba equipada con un joystick de juego estándar y auriculares y todo el software fue escrito a medida por el autor RSA. Estudios anteriores han indicado que la tarea del joystick de aproximación-evitación es un método válido para activar comportamientos implícitos de aproximación-evitación basados ​​en la valencia de las señales pictóricas (Krieglmeyer y Deutsch, 2010). Además, Wiers et al. (2009) sugieren que cuando se encuentra una diferencia confiable en los movimientos de aproximación y evitación en respuesta a las características irrelevantes de la imagen (en comparación con las características relevantes), es más probable que las respuestas sean automáticas y, por lo tanto, se regulen fuera de la conciencia consciente.

La tarea AAT en este estudio consistió en imágenes eróticas de 50 de mujeres, parejas heterosexuales y parejas de mujeres y fotos neutrales de 50 de artículos comunes del hogar, como una lámpara o un reloj. Los estímulos eróticos se seleccionaron de acuerdo con varios estudios que informaron que la erótica que representa a mujeres o parejas (hombre / mujer y mujer / mujer) se clasificó subjetivamente como altamente excitante y evoca un fuerte estado motivacional apetitivo, evidenciado por la respuesta fisiológica (Bernat, Patrick, Benning y Tellegen, 2006; Bradley y col., 2001). La mitad de las imágenes fueron 600 × 800 píxeles y se presentaron verticalmente (vista vertical), y la otra mitad fueron 800 × 600 píxeles y se presentaron horizontalmente (vista horizontal).

Procedimiento

Después de brindar su consentimiento informado por escrito, se pidió a los participantes que completaran los cuestionarios administrados a través de Qualtrics, un servicio de encuestas en línea. A continuación, se instruyó a los participantes sobre cómo completar el AAT. Los participantes se sentaron frente a una computadora y se les indicó que tiraran del joystick en respuesta a las imágenes orientadas verticalmente (retrato - 600 × 800 píxeles) y que empujaran el joystick en respuesta a las imágenes orientadas horizontalmente (paisaje - 800 × 600 píxeles) . Tirar del joystick hizo que la imagen aumentara de tamaño, generando sensación de acercamiento; al presionar el joystick, la imagen disminuyó de tamaño, simulando un movimiento de evitación. El tamaño real inicial de la imagen era de 3 x 4 pulgadas para las imágenes verticales y de 4 x 3 pulgadas para las horizontales. Al acercarse, la imagen aumentaba continuamente de tamaño hasta que llenaba la pantalla y desaparecía en un intervalo de 1 s. Evitar provocó que la imagen se encogiera continuamente hasta que desapareciera en un intervalo de 1 s. La mitad de ambos tipos de estímulos se presentaron como imágenes de paisajes y la otra mitad como imágenes de retratos. Se pidió a los participantes que respondieran de la manera más rápida y precisa posible a lo largo de 2 series de 100 ensayos de prueba. El tiempo de respuesta se calculó como el número de milisegundos desde que se presentó la imagen en la pantalla hasta que se inició el movimiento del joystick. La primera serie comenzó con 20 ensayos de práctica con rectángulos de colores, seguidos de 50 estímulos eróticos y 50 neutros presentados en un orden pseudoaleatorio. La segunda serie ocurrió después de una pausa de 60 segundos y comenzó con 2 ensayos de práctica seguidos de 100 ensayos de prueba. Las respuestas incorrectas fueron indicadas por un zumbador en los auriculares. Cada bloque de ensayos tardó aproximadamente 5 minutos en completarse. Después de completar el AAT, los participantes fueron informados y despedidos.

El análisis de datos

Los datos de sesgo cognitivo se calcularon de la misma manera que encontraron Wiers et al. (2011) para la AAT, respuestas que fueron incorrectas / perdidas y tiempos de respuesta superiores a tres SDLos valores superiores a la media se descartaron según el rendimiento de cada participante. Las puntuaciones de sesgo de aproximación erótica se calcularon restando los tiempos de reacción medios:

[(empuje erotico-tirón erótico)-(empuje neutral-tirón neutral)].

Por lo tanto, un valor positivo indica un sesgo cognitivo para los estímulos eróticos. Una crítica potencial de la tarea del joystick de aproximación y evitación es que puede ser sensible a los valores atípicos (Krieglmeyer y Deutsch, 2010); en consecuencia, se utilizaron los tiempos de reacción medios porque son menos sensibles a los valores atípicos que los medios (Rinck y Becker, 2007; Wiers et al., 2009).

Ética

Después de proporcionar el consentimiento informado por escrito, el estudio fue aprobado por la Junta de Revisión Institucional de la Universidad de Connecticut.

Setenta y dos participantes completaron el experimento. Se excluyeron ocho participantes debido a que indicaban una preferencia sexual que no era una preferencia heterosexual (es decir, tenían una puntuación superior a 1) en la escala de Kinsey (Kinsey y col., 1948/1988), y seis participantes adicionales fueron excluidos debido a datos incompletos o extremos (es decir, más de tres SDs por encima de la media). Esto dio lugar a conjuntos completos de datos 58.

Una muestra tLa prueba mostró que había un sesgo de aproximación significativo de 81.81 ms (SD = 93.07) para las imágenes eróticas, t(57) = 6.69, p <.001, en comparación con las imágenes neutrales (Figura 1). Además, al examinar las correlaciones entre las evaluaciones y las puntuaciones de sesgo de enfoque, encontramos una correlación significativa entre las puntuaciones de BPS y de sesgo de enfoque, r = .26, p <.05, lo que indica que cuanto mayor es la puntuación de BPS, más fuerte es el sesgo de aproximación (Figura 2). La correlación entre el PPUS y las puntuaciones de sesgo de enfoque no fue significativa, r = .19, ns. Hubo una fuerte correlación entre las puntuaciones de BPS y PPUS, r = .77, p <.001.

figura padre quitar

Figura 1. No hubo sesgo de aproximación para los estímulos neutrales, pero sí una significativa (p <.001) sesgo de aproximación a los estímulos eróticos. Las puntuaciones de sesgo de enfoque se calcularon restando la mediana de los tiempos de reacción: (RTempujeRT recogida )

figura padre quitar

Figura 2. Hubo una correlación positiva significativa entre las puntuaciones en el BPS y el sesgo de enfoque (r = .26, p <.05), lo que indica que cuanto más alta es la puntuación BPS, más fuerte es el sesgo de aproximación

Para examinar el sesgo cognitivo en aquellos con alto riesgo de uso problemático de pornografía, se utilizó una puntuación total de 28 o más en el PPUS como umbral para el uso problemático de pornografía, como sugiere el autor AK. En consecuencia, cuatro participantes de nuestra muestra fueron categorizados como usuarios problemáticos de pornografía según este criterio. Realizamos un análisis de varianza unidireccional (ANOVA) para determinar si las puntuaciones de sesgo cognitivo diferían significativamente entre los dos grupos. Las personas con uso problemático de pornografía demostraron una puntuación de sesgo de enfoque significativamente más fuerte [186.57 ms (SD = 135.96), n = 4] en comparación con personas sin uso problemático de pornografía [74.04 ms (SD = 85.91), n = 54], F(1, 56) = 5.91, p <.05 (Tabla 1). Debido a la diferencia en el tamaño de los grupos, existe cierta preocupación acerca de la homogeneidad de la varianza entre los grupos. En consecuencia, realizamos una prueba de Levene de homogeneidad de varianzas y encontramos que no hubo diferencias significativas entre los grupos, lo que sugiere que el ANOVA es aplicable en este caso (estadística de Levene = 1.79, df1 = 1 df2 = 56 p = .19).

 

Mesa

Tabla 1. Las puntuaciones promedio de BPS y PPUS y las RT de las cuatro condiciones para usuarios problemáticos de pornografía en la muestra (N = 4), definido como individuos que puntuaron 28 o más en el PPUS

 

Tabla 1. Las puntuaciones promedio de BPS y PPUS y las RT de las cuatro condiciones para usuarios problemáticos de pornografía en la muestra (N = 4), definido como individuos que puntuaron 28 o más en el PPUS

Años de edad)Puntuación BPSPuntaje PPUSRT neutro (ms)Neutral evitar RT (ms)Acercamiento erótico RT (ms)Erotismo evite RT (ms)Sesgo de aproximación erótica (ms)
19.5 (1.3)10.25 (2.2)29.75 (0.9)968 (263.3)985 (304)1,106 (366.7)1,310 (494.9)187 (136) *

Nota. BPS: Breve filtro de pornografía; PPUS: Escala de uso de pornografía problemática; RT: tiempo de reacción.

*p <.05.

Los resultados apoyan la hipótesis de que los estudiantes universitarios varones heterosexuales que usan pornografía son más rápidos para acercarse que para evitar los estímulos eróticos durante una tarea AAT. Hubo un sesgo de enfoque significativo de 81.81 ms para los estímulos eróticos; es decir, los participantes se movieron más rápido hacia las imágenes eróticas en comparación con alejarse de las imágenes eróticas. Los participantes fueron más rápidos para tirar del joystick que para empujarlo en respuesta a estímulos eróticos, pero este mismo sesgo no estaba presente con respecto a los estímulos neutrales. Se han informado sesgos de enfoque similares en estudios que utilizan AAT modificados, como el de Stark et al. (2017) utilizando un AAT erótico y Wiers et al. (2011) utilizando un alcohol-AAT. Estos hallazgos también están en línea con varias tareas de SRC que sugieren que los individuos adictos muestran una tendencia de acción para acercarse en lugar de evitar los estímulos adictivos (Bradley y col., 2004; Field et al., 2006, 2008).

En general, los hallazgos sugieren que el enfoque para los estímulos adictivos puede ser una respuesta más rápida o preparada que la evitación, lo que puede explicarse por la interacción de otros sesgos cognitivos en las conductas adictivas. Como lo sugiere la literatura (Cousijn et al., 2011; Field y Cox, 2008; Stacy y Wiers, 2010), las personas que muestran tendencias de enfoque automático para las señales relacionadas con la adicción también tienden a mirarlas por más tiempo (de hecho, en promedio, los participantes miraron imágenes eróticas más de 100 ms más que las imágenes neutrales antes de rechazarlas; Tabla 2) y evaluarlos como más positivos y estimulantes que otras señales, como los estímulos neutrales. En consecuencia, los hallazgos informados por Mechelmans et al. (2014) indican que los individuos con comportamientos sexuales compulsivos muestran sesgos atencional para los estímulos eróticos. Los estudios futuros deben explorar los roles, tanto por separado como en conjunto, de los sesgos de enfoque, atención y evaluación en el uso problemático de la pornografía. Vale la pena señalar que este sesgo de enfoque para los estímulos eróticos no es necesariamente indicativo de riesgo de adicción; es plausible que los usuarios de pornografía tengan una actitud general positiva hacia los estímulos eróticos o simplemente la prefieran sobre los estímulos neutros. De hecho, los estímulos eróticos tienen una valencia emocional mayor que los artículos comunes del hogar, como una lámpara o un escritorio. Además, los estímulos eróticos evocan inherentemente un fuerte estado emocional apetitivo (Bradley y col., 2001), sugiriendo que los individuos pueden inclinarse a acercarse a los estímulos eróticos independientemente del riesgo de adicción.

 

Mesa

Tabla 2. Puntuaciones promedio de BPS y PPUS y RT para las cuatro condiciones en toda la muestra (N = 58)

 

Tabla 2. Puntuaciones promedio de BPS y PPUS y RT para las cuatro condiciones en toda la muestra (N = 58)

Años de edad)Puntuación BPSPuntaje PPUSRT neutro (ms)Neutral evitar RT (ms)Acercamiento erótico RT (ms)Erotismo evite RT (ms)Sesgo de aproximación erótica (ms)
19.5 (2.4)7.59 (1.9)17.98 (5.5)865 (168.6)855 (157.1)915 (216.6)987 (261.6)82 (93.1) *

Note. BPS: Breve filtro de pornografía; PPUS: Escala de uso de pornografía problemática; RT: tiempo de reacción.

*p <.001.

Además, las puntuaciones totales en el BPS se correlacionaron positivamente con las puntuaciones de sesgo de enfoque, lo que indica que cuanto mayor es el uso problemático de la pornografía, mayor es el grado de enfoque para los estímulos eróticos. Esta asociación fue respaldada por los resultados que sugieren que los individuos con uso de pornografía problemática, según lo clasificado por el PPUS, mostraron un sesgo de enfoque más fuerte que el 200% para estímulos eróticos en comparación con los individuos sin uso de pornografía problemática. Sin embargo, este último hallazgo debe considerarse particularmente cauteloso dado que un número pequeño cumple con los criterios para el uso problemático de la pornografía. Estos hallazgos resuenan con los de los estudios de adicciones que indican que el sesgo de enfoque para los estímulos relacionados con la adicción es una característica común presente en individuos con adicciones (Bradley y col., 2004; Cousijn, et al., 2011; Field et al., 2006; Krieglmeyer y Deutsch, 2010; Wiers et al., 2011). En línea con las investigaciones que muestran que el procesamiento de atención preferencial para las señales relacionadas con la adicción se asocia con la gravedad de las conductas adictivas (Field y Cox, 2008; Schoenmakers et al., 2007), encontramos que las puntuaciones de sesgo de enfoque se asociaron positivamente con las puntuaciones en el BPS, que se pueden usar como una medida que refleja la gravedad del uso problemático de la pornografía.

Sin embargo, nuestros resultados difieren de aquellos que denotan una relación curvilínea entre los síntomas de la adicción al cibersexo y las tendencias de aproximación y evitación en muestras de estudiantes y no estudiantes de Alemania (Snagowski y marca, 2015). Similar a los hallazgos de Stark et al. (2017), los individuos con mayores problemas de uso de pornografía en este estudio mostraron solo sesgos de enfoque para estímulos eróticos, no sesgos de evitación. Una posible explicación para este contraste es que Snagowski y Brand (2015) utilizó una instrucción relevante para la tarea (es decir, mueva el joystick de acuerdo con el contenido de la imagen), mientras que este estudio y el de un estudio de Stark et al. (2017) utilizó instrucciones irrelevantes para la tarea (es decir, se mueven de acuerdo con la orientación de la imagen o el color de los marcos). Las instrucciones relevantes para la tarea pueden obligar a los participantes a procesar los estímulos más profundamente, lo que puede llevar a un comportamiento de evitación entre los usuarios que se sienten culpables o temen las consecuencias negativas relacionadas con sus comportamientos (Stark et al., 2017). Si bien las instrucciones irrelevantes para la tarea pueden no garantizar el mismo nivel de procesamiento, Wiers et al. (2009) informaron que los movimientos de aproximación encontrados en respuesta a características irrelevantes de la imagen tenían más probabilidades de ser automáticos e inconscientes. En resumen, dadas las diferencias aparentes entre los estudios realizados en diferentes jurisdicciones, diferentes muestras (estudiante versus estudiante / no estudiante) y metodologías precisas, se necesita más investigación para comprender los comportamientos de aproximación y evitación en diferentes poblaciones, utilizando diferentes versiones de la AAT. . No obstante, 4 de los sujetos 58 (6.89%) alcanzó un umbral de puntos 28 utilizando el PPUS, y este hallazgo está en línea con estudios previos que informaron aproximadamente el 10% de la prevalencia de adicción al cibersexo entre estudiantes universitarios de sexo masculino (Giordano y Cashwell, 2017).

En conjunto, los resultados sugieren paralelos entre la sustancia y las adicciones de comportamiento (Grant et al., 2010). El uso de pornografía (uso particularmente problemático) se relacionó con enfoques más rápidos de los estímulos eróticos que con estímulos neutros, un sesgo de enfoque similar al observado en los trastornos por consumo de alcohol (Field et al., 2008; Wiers et al., 2011), consumo de cannabis (Cousijn et al., 2011; Field et al., 2006), y trastornos del consumo de tabaco (Bradley y col., 2004). Parece probable una superposición entre las características cognitivas y los mecanismos neurobiológicos implicados tanto en la adicción a sustancias como en el uso problemático de la pornografía, lo que es consistente con estudios anteriores (Kowalewska et al., 2018; Stark et al., 2018). No obstante, se requieren estudios adicionales de sesgos cognitivos, especialmente en otros grupos que usan pornografía (en poblaciones clínicas y no clínicas, incluidas mujeres, individuos no heterosexuales y grupos de edad múltiples fuera de la edad universitaria), al igual que los estudios de Correlatos neurobiológicos y clínicos.

Limitaciones y direcciones futuras.

Deben tenerse en cuenta las limitaciones. Primero, este estudio examinó datos de solo participantes masculinos heterosexuales que vieron pornografía. Los estudios futuros deben examinar los posibles sesgos cognitivos en hombres de otras orientaciones sexuales (p. Ej., Homosexuales y bisexuales), mujeres de diferentes orientaciones sexuales, así como transgénero y otros grupos (p. Ej., Retorcidos y poliamorosos). Otros factores que pueden influir potencialmente en los sesgos cognitivos (como el inicio del uso regular de pornografía o la cantidad de uso de pornografía durante la semana promedio y antes del estudio) no se recopilaron y deben examinarse en estudios futuros. Los estudios adicionales también deben examinar los posibles sesgos cognitivos que pueden existir independientemente de la visualización de pornografía (por ejemplo, en un grupo de personas que no ven pornografía).

Además, hacer preguntas sobre el uso de pornografía puede haber influido en la respuesta durante la tarea. Sin embargo, las asociaciones entre las puntuaciones en las escalas de detección o evaluación de pornografía problemática sugieren una relación entre los sesgos de enfoque y el alcance de los problemas de uso de la pornografía, lo que mitiga estas preocupaciones y sugiere que los sesgos cognitivos deben examinarse más a fondo en estudios futuros. Como tal, nuestro análisis de los sesgos de enfoque en el uso problemático de pornografía requiere una muestra más grande de personas con uso problemático de pornografía. Un estudio que examine los sesgos de enfoque en el uso problemático de la pornografía puede iluminar mejor los roles de los sesgos cognitivos en su curso (por ejemplo, durante el tratamiento y la recuperación). Estudios adicionales también podrían investigar tratamientos basados ​​en sesgos cognitivos, dados los datos que respaldan su eficacia en adicciones a sustancias (Gu et al., 2015; Wiers et al., 2011). Por ejemplo, los pacientes hospitalizados con problemas de consumo de alcohol se capacitaron implícita o explícitamente para evitar los estímulos alcohólicos en lugar de abordarlos utilizando un paradigma de joystick. Esta manipulación de la tendencia de acción para acercarse al alcohol dio como resultado un nuevo sesgo de evitación para el alcohol y un menor consumo de alcohol; además, se observó un mejor resultado del tratamiento 1 año más tarde (Wiers et al., 2011). Potencialmente, los programas de reentrenamiento cognitivo podrían tener implicaciones clínicas significativas para tratar el uso problemático de la pornografía, y esta posibilidad debería probarse directamente en estudios futuros.

RSA y el Dr. MNP planearon el diseño del estudio. RSA programó la tarea. MG discutió y proporcionó imágenes relevantes para los estímulos eróticos. SWK y AK desarrollaron y proporcionaron información sobre las evaluaciones de pornografía empleadas en el estudio. SS obtuvo apoyo y realizó la recolección de datos. SS junto con RSA generó el borrador inicial del manuscrito. Todos los autores proporcionaron información, leyeron y revisaron el manuscrito antes de enviarlo.

Conflicto de intereses

Los autores no tienen conflictos de interés con respecto al contenido de este manuscrito. El Dr. MNP ha recibido apoyo financiero o compensación por lo siguiente: ha consultado y asesorado a RiverMend Health, Opiant / Lakelight Therapeutics y Jazz Pharmaceuticals; ha recibido apoyo de investigación sin restricciones de Mohegan Sun Casino y subvenciones (a Yale) del Centro Nacional para el Juego Responsable y productos farmacéuticos de Pfizer; ha participado en encuestas, correos o consultas telefónicas relacionadas con la adicción a las drogas, los trastornos de control de impulsos u otros temas de salud; ha consultado a entidades legales y de juego sobre temas relacionados con trastornos de control de impulsos y adicciones, incluso con respecto a drogas dopaminérgicas; ha brindado atención clínica en el Programa de Servicios de Apuestas Problema del Departamento de Salud Mental y Servicios de Adicción de Connecticut; ha realizado revisiones de subvenciones para los Institutos Nacionales de la Salud y otras agencias; ha editado revistas y secciones de revistas; ha impartido conferencias académicas en grandes rondas, eventos CME y otros lugares clínicos o científicos; y ha generado libros o capítulos de libros para editores de textos de salud mental.

Bernat, E., Patrick, C. J., Benning, DAKOTA DEL SUR.Y Tellegen, A. (2006). Efectos del contenido y la intensidad de la imagen en la respuesta fisiológica afectiva.. Psicofisiología, 43 (1), 93103. doihttps://doi.org/10.1111/j.1469-8986.2006.00380.x CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Bradley, B. P., Campo, M., Mogg, K.Y De Houwer, J. (2004). Sesgos de atención y evaluación para las señales de fumar en la dependencia de la nicotina: procesos componentes de sesgos en la orientación visual. Farmacología del comportamiento, 15 (1), 2936. doihttps://doi.org/10.1097/00008877-200402000-00004 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Bradley, M. M., Codispoti, M., Cuthbert, B. N.Y Lang, P. J. (2001). Emoción y motivación I: Reacciones defensivas y apetitivas en el procesamiento de imágenes.. Emoción, 1 (3), 276298. doihttps://doi.org/10.1037/1528-3542.1.3.276 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Braithwaite S. R., Coulson G., Keddington, K.Y Fincham F. D. (2015). La influencia de la pornografía en los guiones sexuales y la conexión entre adultos emergentes en la universidad. Archivos de comportamiento sexual, 44 (1), 111123. doihttps://doi.org/10.1007/s10508-014-0351-x CrossRef, MedlineGoogle Scholar
marrón C. C., Durtschi, J. A., Carroll, J. S.Y Willoughby B. J. (2017). Comprender y predecir las clases de estudiantes universitarios que usan pornografía.. Computadoras en el comportamiento humano, 66, 114121. doihttps://doi.org/10.1016/j.chb.2016.09.008 CrossRefGoogle Scholar
Chambers, R. A., Taylor J. R.Y poder, M. N. (2003). Neurocirugía del desarrollo de la motivación en la adolescencia: un período crítico de vulnerabilidad a la adicción. American Journal of Psychiatry, 160 (6), 10411052. doihttps://doi.org/10.1176/appi.ajp.160.6.1041 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Cobre, A., Delmonico, D. L.Y Burgo, R. (2000). Usuarios, abusadores y compulsivos de Cybersex: Nuevos hallazgos e implicaciones. Adicción y compulsividad sexuales, 7 (1–2), 529. doihttps://doi.org/10.1080/10720160008400205 CrossRefGoogle Scholar
Cousijn, J., Goudriaan A. E.Y Wiers, R. W. (2011). Alcanzando el cannabis: el sesgo de acercamiento en los consumidores pesados ​​de cannabis predice cambios en el consumo de cannabis. Adicción, 106 (9), 16671674. doihttps://doi.org/10.1111/j.1360-0443.2011.03475.x CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Campo, M.Y Timonel, W. M. (2008). Sesgo de atención en conductas adictivas: una revisión de su desarrollo, causas y consecuencias. Dependencia de drogas y alcohol, 97 (1 – 2), 120. doihttps://doi.org/10.1016/j.drugalcdep.2008.03.030 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Campo, M., Eastwood, B., Mogg, K.Y Bradley, B. P. (2006). Procesamiento selectivo de las señales de cannabis en usuarios regulares de cannabis. Dependencia de drogas y alcohol, 85 (1), 7582. doihttps://doi.org/10.1016/j.drugalcdep.2006.03.018 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Campo, M., Kiernan, A., Eastwood, B.Y Niño, R. (2008). Respuestas de aproximación rápida a las señales de alcohol en los bebedores pesados. Revista de terapia conductual y psiquiatría experimental, 39 (3), 209218. doihttps://doi.org/10.1016/j.jbtep.2007.06.001 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Giordano, A. L.Y Cashwell, C. S. (2017). Adicción al cibersexo entre estudiantes universitarios: un estudio de prevalencia. Adicción y compulsividad sexuales, 24 (1–2), 4757. doihttps://doi.org/10.1080/10720162.2017.1287612 CrossRefGoogle Scholar
Gola M.Y Draps, M. (2018). Reactividad estriatal ventral en conductas sexuales compulsivas.. Fronteras en psiquiatría, 9, 19. doihttps://doi.org/10.3389/fpsyt.2018.00546 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Gola M., Wordecha, M., Sescousse, G., Lew-Starowicz, M., Kossowski, B., Wypych, M., poder, M. N.Y Marchewka, A. (2017). ¿Puede la pornografía ser adictiva? Un estudio fMRI de hombres que buscan tratamiento para el uso de pornografía problemática. Neuropsicofarmacología, 42 (10), 20212031. doihttps://doi.org/10.1038/npp.2017.78 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Conceder, J. E., Cervecero, J. A.Y poder, M. N. (2007). La neurobiología de la sustancia y las adicciones conductuales.. Espectros CNS, 11 (12), 924930. doihttps://doi.org/10.1017/S109285290001511X CrossRefGoogle Scholar
Conceder, J. E., poder, M. N., Weinstein, A. M.Y Gorelick D. A. (2010). Introducción a las adicciones conductuales.. The American Journal of Drug and Alcohol Abuse, 36 (5), 233241. doihttps://doi.org/10.3109/00952990.2010.491884 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Gu, X., Lohrenz, T., Salas, R., Baldwin, P. R., Soltani A., Iglesia, U., Cinciripini, PM.Y Montague P. R. (2015). La creencia acerca de la nicotina modula selectivamente el valor y recompensa las señales de error de predicción en los fumadores. Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos de América, 112 (8), 25392544. doihttps://doi.org/10.1073/pnas.1416639112 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Kinsey, A., Pomeroy, W. B.Y Martin, C. E. (1948/1988). Comportamiento sexual en el varón humano. Filadelfia, PA / Bloomington, IN: WB Saunders / Indiana University Press. Google Scholar
Kor, A., Zilcha-Mano, S., Fogel, Y., Mikulincer, M., Reid, R.Y poder, M. (2014). Desarrollo psicométrico de la escala de uso de la pornografía problemática.. Comportamientos adictivos, 39 (5), 861868. doihttps://doi.org/10.1016/j.addbeh.2014.01.027 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Kowalewska, E., Grubbs, J. B., poder, M. N., Gola M., Draps, M.Y Kraus S. W. (2018). Mecanismos neurocognitivos en el trastorno del comportamiento sexual compulsivo.. Informes actuales de salud sexual, 10 (4), 255264. doihttps://doi.org/10.1007/s11930-018-0176-z CrossRefGoogle Scholar
Kraus S. W., Gola M., Kowalewska, E., Lew-Starowicz, M., Hoff R. A., Portero, E.Y poder, M. N. (2017). Breve filtro de pornografía: una comparación de usuarios de pornografía de Estados Unidos y Polonia. Diario de adicciones de comportamiento, 6 (S1), 2728. Google Scholar
Kraus S. W., Krueger, R. B., Briken P., En primer lugar, M. B., Stein D. J., Kaplan, EM., Voon, V., Abdo C. H., Conceder, J. E., Atalla, E.Y Caña, G. M. (2018). Trastorno compulsivo de la conducta sexual en el ICD-11. World Psychiatry, 17 (1), 109110. doihttps://doi.org/10.1002/wps.20499 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Krieglmeyer, R.Y Deutsch, R. (2010). Comparación de medidas de comportamiento de evitación de aproximación: la tarea del maniquí frente a dos versiones de la tarea del joystick. Cognición y emoción, 24 (5), 810828. doihttps://doi.org/10.1080/02699930903047298 CrossRefGoogle Scholar
Lawrence A. J., Deber J., Bogdan, N / A., Sahakiano B. J.Y Clark, L. (2009). Los jugadores con problemas comparten déficits en la toma de decisiones impulsiva con personas dependientes del alcohol. Adicción (Abingdon, Inglaterra), 104 (6), 100610155. doihttps://doi.org/10.1111/j.1360-0443.2009.02533.x CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Leeman R. F.Y poder, M. N. (2012). Similitudes y diferencias entre el juego patológico y los trastornos por uso de sustancias: un enfoque en la impulsividad y la compulsividad. Psicofarmacología, 219 (2), 469490. doihttps://doi.org/10.1007/s00213-011-2550-7 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Mechelmans, D. J., Irvine, M., Blanca P., Portero, L., Mitchell, S., Topo, T. B., Lapa, T. R., Harrison, N / A., poder, M. N.Y Voon, V. (2014). Sesgo de atención mejorado hacia señales sexualmente explícitas en individuos con y sin conductas sexuales compulsivas. PLoS One, 9 (8), e105476. doihttps://doi.org/10.1371/journal.pone.0105476 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Pekal, J., Laier C., Snagowski, J., Rígido, R.Y Marca, M. (2018). Tendencias hacia el trastorno del uso de la pornografía en Internet: diferencias en hombres y mujeres con respecto a los sesgos de atención a los estímulos pornográficos. Diario de adicciones de comportamiento, 7 (3), 574583. doihttps://doi.org/10.1556/2006.7.2018.70 EnlaceGoogle Scholar
Petry N. (2015). Adicciones de comportamiento: DSM-5® y más allá. New York, NY: Oxford University. CrossRefGoogle Scholar
poder, M. N. (2006). ¿Deben los trastornos adictivos incluir condiciones no relacionadas con sustancias? Adicción, 101 (S1), 142151. doihttps://doi.org/10.1111/j.1360-0443.2006.01591.x CrossRef, MedlineGoogle Scholar
poder, M. N. (2014). Las bases neuronales de los procesos cognitivos en el trastorno del juego.. Tendencias en Ciencias Cognitivas, 18 (8), 429438. doihttps://doi.org/10.1016/j.tics.2014.03.007 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
poder, M. N. (2017). Consideraciones clínicas neuropsiquiátricas sobre adicciones no sustanciales o conductuales.. Diálogos en Neurociencia Clínica, 19 (3), 281291. MedlineGoogle Scholar
poder, M. N. (2018). ¿Los trastornos de juego y los juegos peligrosos pertenecen a ICD-11? Consideraciones sobre la muerte de un paciente hospitalizado que, según se informó, ocurrió mientras un proveedor de atención estaba jugando. Diario de adicciones de comportamiento, 7 (2), 206207. doihttps://doi.org/10.1556/2006.7.2018.42 EnlaceGoogle Scholar
Rinck, M.Y Becker, E. S. (2007). Acercamiento y evasión por miedo a las arañas.. Revista de terapia conductual y psiquiatría experimental, 38 (2), 105120. doihttps://doi.org/10.1016/j.jbtep.2006.10.001 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Schiebener, J., Laier C.Y Marca, M. (2015). Quedarse atascado con la pornografía? El uso excesivo o el abandono de las señales de cibersexo en una situación multitarea está relacionado con los síntomas de la adicción al cibersexo. Diario de adicciones de comportamiento, 4 (1), 1421. doihttps://doi.org/10.1556/JBA.4.2015.1.5 EnlaceGoogle Scholar
Schoenmakers, T., Wiers, R. W., Jones, B. T., Bruce G.Y Jansen CAJERO AUTOMÁTICO. (2007). El reentrenamiento asistencial disminuye el sesgo atencional en los bebedores pesados ​​sin generalización. Adicción, 102 (3), 399405. doihttps://doi.org/10.1111/j.1360-0443.2006.01718.x CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Snagowski, J.Y Marca, M. (2015). Los síntomas de la adicción al cibersexo pueden vincularse tanto al acercarse como a evitar los estímulos pornográficos: resultados de una muestra analógica de usuarios regulares de cibersexo. Fronteras en psicología, 6 (653), 114. doihttps://doi.org/10.3389/fpsyg.2015.00653 MedlineGoogle Scholar
Stacy, A. W.Y Wiers, R. W. (2010). Cognición y adicción implícitas: una herramienta para explicar el comportamiento paradójico. Revisión anual de la psicología clínica, 6 (1), 551575. doihttps://doi.org/10.1146/annurev.clinpsy.121208.131444 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Rígido, R., Klucken, T., poder, M. N., Marca, M.Y Strahler, J. (2018). Una comprensión actual de la neurociencia conductual del trastorno del comportamiento sexual compulsivo y el uso problemático de la pornografía.. Informes de neurociencia del comportamiento actual, 5 (4), 218231. doihttps://doi.org/10.1007/s40473-018-0162-9 CrossRefGoogle Scholar
Rígido, R., Kruse, O., Snagowski, J., Marca, M., Walter, B., Klucken, T.Y Wehrum-Osinsky, S. (2017). Predictores para el uso (problemático) de Internet material sexualmente explícito: función de la motivación sexual de rasgo y tendencias de acercamiento implícito hacia material sexualmente explícito. Adicción y compulsividad sexuales, 24 (3), 180202. doihttps://doi.org/10.1080/10720162.2017.1329042 CrossRefGoogle Scholar
Tiffany S T.Y Conklin, C. A. (2000). Un modelo de procesamiento cognitivo del deseo de alcohol y el uso compulsivo del alcohol.. Adicción, 95 (8 Suppl. 2), 145153. doihttps://doi.org/10.1046/j.1360-0443.95.8s2.3.x CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Wiers, R. W., Bartholow, B. D., van den wildenberg, E., Thush, C., Engels, RCME, Sher K. J., Grenard, J., Ames S. L.Y Stacy, A. W. (2007). Procesos automáticos y controlados y el desarrollo de conductas adictivas en adolescentes: una revisión y un modelo.. Farmacología Bioquímica y Comportamiento, 86 (2), 263283. doihttps://doi.org/10.1016/j.pbb.2006.09.021 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Wiers, R. W., Eberl, C., Rinck, M., Becker, E. S.Y Lindenmeyer, J. (2011). Volver a entrenar las tendencias de acción automática cambia el sesgo de enfoque de los pacientes alcohólicos para el alcohol y mejora el resultado del tratamiento. Ciencia Psicológica, 22 (4), 490497. doihttps://doi.org/10.1177/0956797611400615 CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Wiers, R. W., Rinck, M., Dictus M.Y van den wildenberg, E. (2009). Prácticas tendencias de apetito automáticas relativamente fuertes en portadores masculinos del alelo G OPRM1. Genes, cerebro y comportamiento, 8 (1), 101106. doihttps://doi.org/10.1111/j.1601-183X.2008.00454.x CrossRef, MedlineGoogle Scholar
Wright P. J., Tokunaga R. S.Y Kraus A. (2016). Consumo de pornografía, normas de pares percibidas y sexo sin condón.. Comunicación de la salud, 31 (8), 954963. doihttps://doi.org/10.1080/10410236.2015.1022936 CrossRef, MedlineGoogle Scholar