Disminución de la conectividad funcional fronto-límbica en delincuentes sexuales infantiles (2019)

Kneer, Jonas, Viola Borchardt, Christian Kärgel, Christopher Sinke, Claudia Massau, Gilian Tenbergen, Jorge Ponseti et al. "Disminución de la conectividad funcional fronto-límbica en delincuentes sexuales infantiles".

Resumen

Antecedentes

Niño abuso sexual y la negligencia se ha relacionado con un mayor riesgo para el desarrollo de una amplia gama de comportamientos, psicológicos y los problemas sexuales y el aumento de las tasas de comportamiento suicida. Al contrario de la gran cantidad de investigaciones que se centran en las consecuencias negativas para la salud mental del abuso sexual infantil, se sabe muy poco acerca de las características del niño. delincuentes sexuales y los fundamentos neuronales que contribuyen a la ofensa sexual infantil.

Metodos y muestra

Este estudio investiga las diferencias en estado de reposo conectividad funcional (rs-FC) entre delincuentes sexuales infantiles no pedófilos (N = 20; CSO-P) y controles sanos emparejados (N = 20; HC) utilizando un enfoque basado en semillas. El enfoque de esta investigación de rs-FC en CSO-P se puso en las regiones prefrontales y límbicas altamente relevantes para el procesamiento emocional y conductual.

Resultados

Los resultados revelaron una reducción significativa de rs-FC entre el centromedial derecho amígdala y la izquierda corteza prefrontal dorsolateral En delincuentes sexuales infantiles en comparación con controles.

Conclusión y recomendaciones

Dado que, en el cerebro sano, hay un fuerte top-down control inhibitorio De estructuras prefrontales sobre estructuras límbicas, estos resultados sugieren que la rs-FC disminuida entre la amígdala y la corteza prefrontal dorsolateral y puede fomentar la desviación sexual y la ofensa sexual. Una comprensión profunda de estos conceptos debería contribuir a una mejor comprensión de la ocurrencia de delitos sexuales infantiles, así como a un mayor desarrollo de estrategias más diferenciadas y intervenciones efectivas.

Palabras clave

Delito sexual infantil

Abuso sexual infantil

Estado de reposo

Conectividad funcional

Imagen de resonancia magnética funcional (fMRI)

  1. Introducción

La ofensa sexual infantil (CSO) es un problema generalizado y global que afecta a millones de niños en todo el mundo, a pesar de que las Naciones Unidas declararon en los Derechos del Niño, en 1989, en el Artículo 19 y 34, para prevenir abuso sexual (Barth et al., 2013; Stoltenborgh et al., 2011). Las ofensas sexuales infantiles están entre los delitos que evocan la mayor preocupación pública y ocurren en la mayoría de los grupos étnicos, religiosos y socioeconómicos. Las consecuencias subsecuentes para la salud a corto y largo plazo son graves, que van desde Trastorno de estrés postraumático (Trastorno de estrés postraumático) a la depresión y trastornos de ansiedad, así como la inclusión de un aumento en comportamiento suicida (Hornor, 2010; Joiner et al., 2007). Los metanálisis exhaustivos estimaron que la prevalencia general del abuso sexual infantil (CSA) era más del 10% (Pereda et al., 2009; Stoltenborgh et al., 2011). Alrededor del 3% de los niños y 9% de las niñas son víctimas de abuso sexual grave y relaciones sexuales forzadas (Finkelhor et al., 2014; Häuser et al., 2011). A pesar de estas altas tasas de prevalencia y la necesidad urgente de prevenir estos delitos, se sabe poco sobre los fundamentos neurobiológicos de las OSC y los mecanismos que conducen a la OSC (Kärgel et al., 2015). Incluso si pedofilia Es conocido como el principal factor de riesgo para cometer CSO, la pedofilia no es suficiente ni necesaria para CSO (Seto, 2008; Seto et al., 2006). Las investigaciones entre abusadores sexuales de niños condenados muestran que aproximadamente el 50% de todos los delitos son cometidos por OSC no pedófilas (Maletzky y Steinhauser, 2002). Los números fidedignos y confiables son una necesidad apremiante, actualmente solo hay especulaciones sobre la proporción de OSC específicas no preferenciales, ya que la mayoría de los CSO no se informanHanson et al., 1999). De acuerdo a Blanchard et al. (2006)La mayoría de los delitos sexuales contra niños son cometidos por perpetradores no pedófilos. Estas ofensas tienden a ser más violentas e intrusivas en comparación con las de los perpetradores pedófilos (Kingston y otros, 2007). Los estudios que se centran en los mecanismos subyacentes de las OSC en perpetradores sin una preferencia sexual por los niños son escasos. Violencia sexual puede ocurrir como resultado de factores interrelacionados complejos (Thakker y Ward, 2012). Violencia en general (Davidson et al., 2000), y la violencia sexual en particular (Howells et al., 2004; Ward y Haya, 2006), a menudo surgen como consecuencia del deterioro de la regulación de las emociones (Gillespie et al., 2012; Langton y Marshall, 2000; Ward y Hudson, 2000). Además, existe una gran cantidad de literatura que argumenta que la incapacidad para regular los estados afectivos negativos contribuye como un factor causal al proceso de ofensa sexual (Hanson y Harris, 2000).

A nivel neural, los estudios sobre el funcionamiento del cerebro identificaron la interacción de las estructuras límbicas, en particular la amígdala y del la corteza prefrontal (PFC) para ser crucial en la regulación de emocional (Davidson et al., 2000; Dörfel et al., 2014; Gillespie et al., 2012; Lee et al., 2012; Paschke et al., 2016) y el comportamiento sexual (Beauregard et al., 2001; Georgiadis y Kringelbach, 2012; Klucken et al., 2016; Stoléru et al., 2012). Se supone que el PFC garantiza que las respuestas emocionales y sexuales impulsadas por la amígdala se obtengan de una manera socialmente apropiada (Kärgel et al., 2015; Rosenbloom et al., 2012) pero el papel definido de las diferentes subestructuras prefrontales no se entiende completamente. El papel de la amígdala como un centro integrador del comportamiento emocional y sexual se ha apoyado a través de estudios que vinculan su actividad con la emocional anómala (Etkin y la apuesta, 2007; Kamphausen et al., 2013) y el procesamiento sexual (Baird et al., 2004; Mohnke y otros, 2014; Schiltz et al., 2007; Walter et al., 2008), así como la ofensa sexual (Kärgel et al., 2015; Poeppl et al., 2014). La amígdala no es una estructura homogénea, sino una entidad compleja que consta de tres subdivisiones principales: una basolateral, una superficie y un complejo centromedial, que consiste en el núcleo central y el núcleo medial (CMA; Amunts et al., 2005; Roy et al., 2009). La CMA desempeña un papel decisivo en la dirección de las respuestas de comportamiento (Ko et al., 2015) a través de proyecciones a la tronco cerebral y regiones corticales y estriadas (Davis, 1997; Roy et al., 2009), incluida la organización del comportamiento sexual (Gillespie et al., 2012). Varios investigadores argumentan un papel significativo del núcleo medial en el control del comportamiento reproductivo (Domínguez et al., 2001; Kondo, 1992; Newman, 1999). La evidencia emergente está apoyando un papel prominente para el CMA en el comportamiento dirigido a la recompensa (Parker et al., 2014; Robinson et al., 2014) como actividad sexual. Además, la CMA está anatómicamente conectada a la hipotálamo, que también tiene una participación crítica en la dirección no solo sexual (Poeppl et al., 2015), pero también el comportamiento agresivo (Falkner y Lin, 2014). Además, Beauregard et al. (2001) sugirió que la amígdala es crucial en la modulación de las respuestas endocrinas y autonómicas a través de proyecciones desde la CMA al hipotálamo. Modelos recientes argumentan que el funcionamiento de CMA alterado está involucrado en Regulación emocional déficits en individuos con mayores niveles de rasgos psicopáticos (Moul et al., 2012). En particular, se ha sugerido una disminución de la conectividad funcional y estructural entre la amígdala y la PFC como una característica neurobiológica de psicopatía (Motzkin y otros, 2011). Basado en hitos anatómicos (Öngür et al., 2003) y especificidad funcional (Bechara, 2004), lo relevante areas prefrontales Las personas involucradas en la regulación de la emoción pueden dividirse ampliamente en orbitofrontal (OFC), dorsolateral (dlPFC), ventrolateral y un PFC medial. Mientras que los estudios de rastreo anatómico han demostrado fuertes conexiones recíprocas entre la amígdala y la OFC, PFC ventrolateral y PFC dorsomedial (Ghashghaei et al., 2007), el dlPFC probablemente ejerce su principal influencia sobre las estructuras límbicas indirectamente a través de la OFC (Gillespie et al., 2012; Phillips et al., 2008). Se asume que estas regiones desempeñan un papel importante para el control de la motivación sexual, la excitación y el comportamiento (Beauregard et al., 2001; Leon-Carrion et al., 2006; Toates, 2009) así como la violencia impulsiva (Davidson et al., 2000). La corteza orbitofrontal (OFC) ocupa la superficie ventral de la parte frontal del cerebro como la parte más inferior del cerebro (Fuster, 1997). La OFC juega un papel central en la regulación de las emociones. Las lesiones en las regiones OFC y PFC adyacentes producen síndromes caracterizados por impulsividad y agresión (para más detalles ver Rollos, 2004). (Gillespie et al., 2012) enfatizó la importancia de la OFC en la comprensión de la asociación de regulación emocional y cognición debido a su fuerte conexión con la amígdala. La OFC y las estructuras interconectadas, particularmente la amígdala, son cruciales para la regulación exitosa de los estados emocionales. Se supone que una conexión inhibitoria de las regiones de la corteza prefrontal, probablemente la OFC, a la amígdala es el mecanismo subyacente para suprimir las emociones negativas, y también desempeña un papel clave en la violencia impulsiva (Davidson et al., 2000) y el comportamiento sexual compulsivo (Schmidt et al., 2017). Stoléru et al. (2012), postuló que la OFC es altamente relevante para la supresión de la excitación sexual y la amígdala hipotética, OFC y PFC medial, entre otros, como la sustrato neural de la excitación sexual. En Georgiadis y Kringelbach (2012), la amígdala y el orbital y ventromedial. cortezas Se asocian con el deseo sexual y sexual. excitación. Alteraciones de la conectividad funcional entre la OFC y la amígdala también se encontraron en CSO (Kärgel et al., 2015). El papel del dlPFC en el control del comportamiento sigue siendo un tema de controversia en curso (Marte y Grol, 2007) El dlPFC está situado en el lóbulo frontal y asociado con cognitivo funciones ejecutivas (Baena et al., 2010) y comprende primaria Áreas de Brodmann 9 y 46 pero también 8-9, 9 – 45, 46 – 10, y 46 – 45 (Rajkowska y Goldman-Rakic, 1995 para una visión general; Miller y Cohen, 2001). A menudo se asociaba con el mero mantenimiento de información al dirigir la atención a la representación interna de estímulo sensorial y planes de motor (Curtis y D'Esposito, 2003) y se cree que contribuye a la regulación de las emociones a través del proceso de reevaluación (Golkar et al., 2012), o comportamiento dirigido a la meta (Ballard et al., 2011). Pero también vinculado a la excitación sexual (Beauregard et al., 2001; Leon-Carrion et al., 2006), hipersexualidad (Schmidt et al., 2017) e impulsividad (Ko et al., 2015; Yang y Raine, 2009) en la forma de ejercer control ejecutivo sobre conductas motivacionales y emocionales (Delgado et al., 2008) Lee et al. (2012) encontró que la conectividad funcional (fc) entre el dlPFC y la amígdala, es relevante para la regulación de la emoción negativa, que a su vez puede representar un factor causal para la ofensa sexual (Ward, 2014). En línea con estos hallazgos, la conectividad distorsionada entre dlPFC y amígdala se relacionó con un mayor riesgo de comportamiento violento (Davidson et al., 2000), impulsividad (Ko et al., 2015), comportamiento hipersexual (Schmidt et al., 2017), ofensa sexual reincidencia (Poeppl et al., 2013), déficits severos en la regulación emocional y agresión impulsiva (New et al., 2007). Por lo tanto, la amígdala es una estructura clave para provocar emociones, mientras que la tarea del PFC es controlar la salida de la amígdala. Los problemas de regulación emocional son vistos como un factor de riesgo en las OSC.

La mayoría de los estudios relacionados con la delincuencia sexual infantil se realizan en delincuentes pedófilos y muchos estudios no tuvieron en cuenta los efectos de la ofensa y la preferencia sexual. Un creciente cuerpo de literatura sugiere que la CSO, en lugar de la pedofilia, está relacionada con los déficits en el funcionamiento ejecutivo y la regulación de las emociones (Kärgel et al., 2016, 2015; Poeppl et al., 2013). Por lo tanto, este estudio tuvo como objetivo investigar estado de reposo Conectividad funcional en niños no pedófilos clínicamente evaluados delincuentes sexuales en la red de la amígdala, altamente relevante para la regulación de la emoción, el comportamiento y la excitación sexual. Especialmente, esperamos diferencias en la conectividad funcional entre la amígdala y las regiones de la corteza prefrontal relacionadas con la regulación de la emoción. El objetivo de esta investigación es contribuir a una mejor comprensión de la relación entre la conectividad funcional aberrante y el comportamiento sexual desviado, así como a la información de los enfoques preventivos y terapéuticos para las OSC.

  1. Métodos

2.1. Participantes

Los participantes fueron evaluados en el marco de un proyecto de investigación en varios sitios de Alemania llamado "Mecanismos neuronales subyacentes Pedofilia y delitos sexuales contra los niños ”(NeMUP; www.nemup.de). De la muestra total de NeMUP de más de participantes de 400, los datos de sujetos no pedófilos que realizaron el estudio abuso sexual evaluados en la Escuela de Medicina de Hannover y el Hospital Universitario de Essen (CSO-P, N = 20) y los controles normales sanos (HC, N = 20) emparejados con respecto a la edad, IQ, manosy orientación sexual se incluyeron (Tabla 1). Los análisis se limitaron a las muestras de estos sitios, ya que ambos adquirieron datos en un 3T Skyra MRT y la mayoría de los sujetos de CSO-P fueron reclutados allí. Para tener en cuenta los posibles factores de confusión, los grupos también fueron comparables con respecto al funcionamiento sexual, características sexuales y desarrollo sexual (Suplementario S1, S2 y S3). Los sujetos con antecedentes de OSC fueron reclutados de instituciones correccionales. Una historia de CSO se definió como la participación individual en al menos un caso de CSO contra menores de edad menores de 14, que incluye acciones para penetrar al niño de forma analógica / vaginal con el objetivo de estimularse sexualmente. Los criterios de exclusión fueron neurológicos o agudos. Desórdenes psiquiátricos evaluado dentro entrevistas semi-estructuradas (PATINAR; Wittchen y otros, 1997), episodios agudos de abuso / dependencia de alcohol o drogas, y medicamentos actuales relacionados con el funcionamiento sexual o el diagnóstico de pedofilia. Ninguno de los participantes tomó psicotrópico medicamentos por un período de al menos 3 semanas antes de la evaluación. Se reclutaron controles saludables de la comunidad a través de anuncios en instituciones públicas. El estudio fue aprobado por el comité de ética de cada sitio de investigación por separado. Todos los participantes dieron su consentimiento informado por escrito al protocolo del estudio antes de ser incluidos y recibieron una recompensa monetaria por su participación.

Tabla 1. Características de los grupos de estudio.

Parámetro coincidenteCSO-P (N = 20)HC (N = 20)CSO-P vs. HC
Orientación sexual (hetero- / homo / bisexual)16/2/216/2/2
Handedness (r / l / amb)18/1/118/1/1
MediaSDMediaSDvalor tvalor de p
Edad38.258.5445.2011.161.128.266
Estimaciones de IIS de WAIS90.513.51102.7723.891.833.075

Subtítulo: Manos se evaluó utilizando una versión adaptada de 10-item del Inventario Alemán de Manejo de Edimburgo. El puntaje total de inteligencia se extrapola de las cuatro subpruebas de la versión corta del alemán. WAIS utilizando la siguiente fórmula: [puntos de escala de puntos (vocabulario) + puntos de escala de puntos (similitudes)] * 3.0 + [puntos de escala de puntos (diseño de bloques) + puntos de escala de puntos (razonamiento matricial)] * 2.5. Las diferencias entre los grupos se evaluaron utilizando una muestra de dos t-prueba. Abbr .: CSO-P = no pedófilos con un historial de niños delito sexual. HC = controles sanos. r = derecha, l = izquierda, amb = ambidiestro. SD = desviación estándar. N = número de sujetos en grupo.

2.2. Evaluación clínica y cuestionarios psicológicos.

En esta investigación, nos centramos en la asociación de las características relacionadas con el delito con la psicopatología y otros procesos cognitivos que se sabe influyen en la sexualidad. comportamiento desviado. Por lo tanto, para los análisis, incluimos los siguientes cuestionarios y semiestructurados. entrevistas clínicas: DSM-IV-TR Eje I (SCID I) y Eje II (SCID II; Fydrich et al., 1997; Wittchen y otros, 1997; ver Tabla 2); Depresión de Hamilton Escala de valoración (HAM-D; Hamilton, 1996b); Escala de Clasificación de Ansiedad de Hamilton (HAM-A; Hamilton, 1996a); Cuestionario de trauma infantil (CTQ; Bernstein y Fink, 1998); Barrat impulsividad escala (BIS; Patton et al., 1995); y la Escala de Clasificación de Wender Utah para el Trastorno por Déficit de Hiperactividad con Déficit de Atención (TDAH) para adultos (escalas para el TDAH de Homburger (HASE); Rösler et al., 2008; ver Tabla 3). Se realizó análisis correlacional de rs-FC y variables psicológicas. Todas las evaluaciones se realizaron a través de investigadores experimentados, entrenados para usar estos instrumentos. En una segunda sesión, MRI La evaluación se realizó incluyendo medidas estructurales y funcionales. Los datos de CTQ, BIS y ADHD no estaban disponibles para dos de los veinte sujetos de control. Los datos sobre el TDAH tampoco estaban disponibles para uno de los sujetos de las OSC. Las características de la ofensa y de la víctima se muestran en detalle en S1.

Tabla 2. Trastornos psiquiátricos del eje I y del eje II sobre la base de la entrevista SKID I y II.

CSO-P (N = 20)HC (N = 19)CSO-P vs HC
Diagnostico psiquiatricoN (%)N (%)valor de pORRR
Axis-1-DisorderN/AN/A<0.000148.175.97
Trastorno afectivoN/AN/A.0316.962.08
Trastorno de ansiedadN/AN/A.0082.46
Trastorno adictivoN/AN/A<0.00012.90
Axis-2-DisorderN/AN/A.0012.73
Grupo AN/AN/A.4872.06
Grupo bN/AN/A.0032.58
Grupo cN/AN/A.1062.19

Nota. CSO-P = no pedófilos con un historial de niños delito sexual; HC = controles sanos; N = número de sujetos en grupo; OR = razón de probabilidades / RR = riesgo relativo; Las diferencias entre los grupos se evaluaron utilizando Fishers-Exact-Test.

Tabla 3. Características clínicas de la muestra.

CSO-PHCCSO-P vs HC
NMediaSDNMediaSDvalor tvalor de p
Escala de calificación de ansiedad de Hamilton204.456.013201.002.4712.373.023
Escala de calificación de la depresión de Hamilton205.556.83220.651.0893.167.003
Cuestionario de Trauma Infantil
 Abuso emocional2014.005.786186.221.1145.892<.0001
 Abuso Físico2010.804.618185.22.4285.376<.0001
 Violencia sexual209.955.511185.441.1494.946.002
 Negligencia emocional2013.904.482188.172.1215.118<.0001
 Negligencia fisica208.453.170186.611.9752.117.041
Escala de impulsividad de Barratt
 Impulsividad Atencional2016.943.1011815.563.2941.33.192
 Impulsividad motora2023.664.8131820.943.3512.00.053
 Impulsividad no planificadora2026.354.9661824.563.4681.27.210
Homburger ADHD-Scales (HASE)
 Desatención186.503.417183.945.2521.730.093
 Impulsividad183.062.645181.281.8092.354.025
 hiperactividad183.613.109182.002.3011.767.086
Escala de calificación de Wender-Utah (WURS-K)
 Impulsividad185.683.250198.443.417-2.519.017
 Suma1832.9417.1841912.0015.2493.913<.0001

Nota. CSO-P = niño delincuente sexual sin preferencia pedófila; HC = control sano; N = número de sujetos en grupo; SD = desviación estándar. Las diferencias entre los grupos se evaluaron utilizando dos muestras. t-Test.

2.3. Neuroimagen

Todas las imágenes se adquirieron en dos escáneres de resonancia magnética 3T Siemens Skyra, uno en Hannover y otro en Essen, equipados con bobinas de cabeza de canal 32. Para evitar las fluctuaciones de la señal en ambos sitios, se realizaron medidas de estabilidad fantasma MRI estandarizadas (Hellerbach et al., 2013). Después de que se adquirió una imagen estructural T1, los participantes realizaron una resonancia magnética funcional en estado de reposo con una duración de 11 minutos. A los participantes se les indicó que se quedaran quietos, mantuvieran los ojos cerrados y dejaran que su mente divagara. Las imágenes estructurales T1 se adquirieron mediante una secuencia MPRAGE (cortes = 192, FoV = 256 mm, tamaño de vóxel = 1 × 1 × 1 mm, TR = 2.5 s, TE = 4.37 ms, ángulo de giro = 7 °, factor de distancia = 50%). Se obtuvieron imágenes ponderadas en T2 * funcionales utilizando un imagen eco planar (EPI) secuencia (cortes = 38, campo de visión = 240 mm, tamaño de vóxel = 2.3 × 2.3 × 3 mm, número de volúmenes = 275, tiempo de repetición = 2.4 s, tiempo de eco = 30 ms, ángulo de giro = 80 ° , factor de distancia = 10%).

2.4. Procesamiento de datos

Los datos se analizaron utilizando SPM 8 (Welcome Trust Center for Neuroimagen, Londres, Inglaterra) y DPABI 2.3 (Song et al., 2011; Yan et al., 2016). Los pasos de preprocesamiento siguieron el protocolo estándar descrito por los autores mencionados anteriormente. Las primeras cinco imágenes se eliminaron para tener en cuenta la inestabilidad de la señal inicial y la adaptación de los sujetos al escáner. Las imágenes fueron corregidas en tiempo de rebanada y realineadas a una imagen media para corregir el movimiento. No se mostró el tema movimiento de la cabeza mayor que 3 mm en traslación o mayor que 3 ° en rotación. Las imágenes se normalizaron espacialmente en el espacio estereotáxico del Instituto Neurológico (MNI) (Collins et al., 1998) usando unificado segmentación en la imagen T1 (Cenicero y Friston, 2005) y remuestreado a 3 × 3 × 3 mm3. Las fuentes potenciales de señales no deseadas se retiraron (Weissenbacher et al., 2009), como covariables de molestia, incluidos los parámetros de movimiento 12 específicos de voxel (Satterthwaite et al., 2013; Yan et al., 2013); materia blanca señal; y fluido cerebroespinal señal. Además, se eliminó la señal global, ya que se ha demostrado que esta etapa de procesamiento contribuye a mejorar la especificidad de conectividad funcional (Fox et al., 2009) y puede mejorar la corrección de artefactos de movimiento (Yan et al., 2013). Las imágenes resultantes se filtraron temporalmente con el paso de banda (0.01 – 0.08 Hz).

Teniendo en cuenta que las medidas de conectividad funcional son extremadamente sensibles incluso a los movimientos leves de la cabeza, llevamos a cabo un procedimiento de limpieza de movimientos eliminando los escaneos con un umbral de desplazamiento en el marco (FWD) de> 0.4 ​​mm, como se describe en Jenkinson et al. (2002). Después de fregar, todos los sujetos retuvieron> 50% de puntos de tiempo. No se encontraron diferencias significativas (p> .05) en FWD de los puntos de tiempo restantes entre CSO y HC en ambos conjuntos de datos. antes de análisis estadístico, las imágenes fueron suavizadas con un kernel gaussiano de 6 × 6 × 6 mm3 (ancho total a la mitad máximo).

2.5. análisis estadístico

Análisis de datos y selección de ROI: Para evaluar las diferencias entre grupos en amígdala conectividad funcional de red, la amígdala izquierda y derecha se seleccionaron como ROI para un análisis basado en semillas. En particular, la parte centromedial (CMA) de la amígdala izquierda y derecha se definió a priori como semillas ( ) y extraído de la caja de herramientas Anatomía (Eickhoff et al., 2007; 2006, 2005; Qin et al., 2014), debido a su papel crítico en Regulación emocional déficitsMoul et al., 2012), dirigiendo las respuestas de comportamiento (Davis, 1997; Roy et al., 2009), y organizando el comportamiento sexual (Gillespie et al., 2012). Para acceder a la conectividad funcional, Pearson Coeficientes de correlación se computaron entre el series de tiempo de las semillas de la amígdala y la serie temporal de todos los demás vóxeles del cerebro. Para tener en cuenta la normalidad estadística, los coeficientes de correlación fueron luego normalizados por el método de Fisher Z-transformación. Estos valores transformados se utilizaron para un modelo de nivel 1st en SPM 8. En un análisis de nivel 2, la edad, el sitio y el coeficiente intelectual se incluyeron como covariables en la estimación del modelo. Un efecto aleatorio de dos muestras. t-las pruebas entre grupos se realizaron en el individuo Z-valores de manera voxel para determinar el regiones del cerebro mostrando diferencias significativas entre el grupo FC y la amígdala y otros vóxeles dentro de la red de la amígdala. Para evitar el análisis circular (Kriegeskorte et al., 2009) también llamado "doble inmersión", la red de la amígdala se extrajo de una muestra independiente de 30 controles sanos que no se utilizaron en este análisis, pero que se midieron con exactamente los mismos protocolos de resonancia magnética. Definimos la red de la amígdala durante el reposo como vóxeles que muestran correlaciones significativas con la amígdala, p <0.05 (sin corregir), en toda la muestra. Para cada sujeto, la red de la amígdala se utilizó como máscara para el análisis de la región de interés (ROI) (p <0.05, pequeño volumen corregido para comparaciones múltiples dentro de toda la red de la amígdala, ver ) entre grupos (Poldrack, 2007; Worsley et al., 1996).

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Fig. 1. Diferencias entre grupos en estado de reposo conectividad funcional (rs-FC) de la CMA izquierda (A) y derecha (B) (p <0.05, corrección FWE a nivel de conglomerado): No se detectaron diferencias significativas en rs-FC entre los grupos usando la amígdala como región semilla (A). CSO-P mostró una conectividad funcional significativamente menor entre el CMA correcto y el dlPFC (C). Las diferencias rs-fc se superponen en el espacio estándar MNI plantilla. Los gráficos de barras representan las puntuaciones medias de Z en cada grupo para el dlPFC (D). Abbr .: MNI Montreal Neurological Institute FWE error sabio familiar derecho CMA = amígdala centromedial derecha. CSO-P = no pedófilos con un historial de niños delito sexual. HC = controles sanos. rs-FC: conectividad funcional en estado de reposo.

Los resultados se consideraron significativos usando p <0.05 error familiar (FWE), corregido para comparaciones múltiples a nivel de grupo.

2.6. Analisis de comportamiento

Se realizaron análisis de correlación post-hoc en SPSS v 24 (IBM Inc.) utilizando estimaciones de contraste de sujeto único (CE) de los valores de FC individuales (puntajes Z medios). Estos valores se extrajeron de la ubicación, lo que indica diferencias significativas entre los grupos en FC (vóxel máximo de las coordenadas MNI en −24, 18, −51 (dlPFC; ROI de semilla: CMA derecha)) utilizando la función de ploteo SPM8. Las CE se correlacionaron con Psicométrico y mediciones clínicas (ADHD, HAM-A, CTQ y BIS). Se consideró significativa una correlación de Pearson de p <0.05.

  1. Resultados

3.1. Demografía y parámetros clínicos.

El niño delincuente sexual El grupo (CSO-P) obtuvo puntuaciones significativamente más altas en las cinco subescalas del cuestionario de trauma infantil (CTQ) (Tabla 3). Hubo una tasa elevada de ansiedad (p <0.05) y síntomas relacionados con la depresión (p <0.01) según HAM-A y HAM-D, así como tasas más altas de Desorden de personalidad (Mann-Whitney-U. = .015), y trastornos psiquiátricos pasados ​​del eje uno (p = <.001) (Tabla 2). No hubo diferencia significativa de los síntomas actuales de TDAH entre CSO-P y controles sanos (HC). Sin embargo, la comparación de grupos reveló una diferencia significativa en las puntuaciones de WURS-K, lo que implica síntomas de TDAH en la infancia en niños agresores (individuos 11 con una puntuación de corte mayor que 30 que indica TDAH en la infancia; 2 entre los controles sanos y 9 entre las OSC PAG). No hubo diferencias en impulsividad de acuerdo con la Escala de barratt-impulsividad (BIS).

3.2. Conectividad funcional

Las comparaciones de grupo revelaron disminuido significativamente estado de reposo conectividad funcional (rs-FC) dentro de la amígdala Red en CSO-P entre la amígdala centromedial derecha (CMA) y la izquierda corteza prefrontal dorsolateral (dlPFC) (Tabla 4 & ). La mayor parte del clúster se localizó en el PFC medio, mientras que los vóxeles 24 se extendieron al PFC superior según el etiquetado anatómico automatizado (AAL; Tzourio-Mazoyer et al., 2002). No se encontraron diferencias significativas de fc entre la CMA izquierda y otras estructuras cerebrales en CSO-P en comparación con HC. No hubo asociaciones significativas entre rs-FC y Psicométrico medidas que incluyen CTQ, HAM-A, HAM-D, ADHS o BIS. Además, se evaluó la influencia de los trastornos del eje I como una variable categórica (sí / no afectiva, ansiedad sí / no, sí / no adictiva) al correlacionar las estimaciones de parámetros extraídos del grupo dlPFC en toda la muestra y en los diferentes grupos. por separado utilizando un prueba no paramétrica. No se encontraron correlaciones significativas.

Tabla 4. Diferencias significativas en RS-FC entre niños no pedófilos delincuentes sexuales Y controles sanos.

Semilla: derecha CMAHC> CSO-P
Estructura lateralidadMNIvalor tTamaño de clustervalor de p
xyz
dlPFCl-1227605.181260.001

Nota. CMA = centro medial amígdala; MNI = Instituto Neurológico de Montreal; dlPFC = corteza prefrontal dorsolateral; L = izquierda. r = derecho. Las diferencias entre los grupos se evaluaron utilizando dos muestras. pruebas t. Los resultados se corrigieron para comparaciones múltiples utilizando tasas de error familiares y se restringieron a la red de la amígdala.

  1. Discusión

A nuestro entender, este es el primer estudio para investigar alteraciones en conectividad funcional del cerebro En reposo en una muestra exclusiva de niño no pedófilo. delincuentes sexuales en comparación con los controles saludables cuidadosamente emparejados. Los resultados revelaron evidencia de una conectividad funcional disminuida entre el CMA derecho y el dlPFC izquierdo, en niños los delincuentes sexuales en comparación con los controles sanos no ofensivos. Los resultados no fueron atribuibles a la edad, coeficiente intelectual, manoso orientación sexual y no se relacionó con la depresión, la ansiedad, las experiencias de infancia aversiva, impulsividad, síntomas de parámetros de TDAH, o desarrollo sexual Factores como el inicio de la masturbación. eyaculación, coito, o el número de TSO o parejas sexuales. La disminución de la conectividad fronto-límbica reportada está respaldada por una amplia literatura que muestra que el funcionamiento aberrante de las estructuras prefrontales y subcorticales contribuye a diferentes formas de comportamiento desviado (p.ej Birbaumer et al., 2005; Contreras-Rodríguez et al., 2015; Joyal et al., 2007; Kiehl et al., 2001; Raine et al., 1997; Yang y Raine, 2009). Incluso si existe la duda de que las alteraciones generales en las estructuras límbicas y / o prefrontales pueden ser específicas para la ofensa sexual (por ejemplo,Joyal et al., 2007), hay datos empíricos que indican una participación específica de la parte dorsolateral del la corteza prefrontal y del amígdala en la regulación de la emoción (Lee et al., 2012) y el comportamiento sexual (Schmidt et al., 2017). Se asume que estas áreas participan en delitos sexuales infantiles (Kärgel et al., 2015; Mohnke y otros, 2014; Poeppl et al., 2013) y comportamiento sexual desviado, probablemente debido a las fuertes interconexiones con la OFC (Gillespie et al., 2012) pero se necesita más investigación. Disminución de la conectividad funcional entre estructuras límbicas y prefrontal. corteza, incluyendo la amígdala y la corteza orbitofrontal que se extienden hacia las partes dorsolaterales, se mostró previamente en una muestra de pedófilos ofensores en comparación con pedófilos no ofensores y controles sanos (Kärgel et al., 2015). Nuestros hallazgos apoyan la suposición del estudio anterior de que este efecto podría ser impulsado por delitos sexuales contra niños más que por la presencia de una mera preferencia pedófila. A diferencia de Kärgel y colegas (Kärgel et al., 2015), Poeppl y sus colegas argumentaron que las alteraciones estructurales de la dlPFC izquierda y la amígdala derecha son específicas de la pedofilia y afectan redes neuronales que son importantes para el procesamiento sexual al perturbar la evaluación emocional y la posterior categorización errónea de los niños como sexualmente interesantes (Poeppl et al., 2015). Sin embargo, cuando se consideran estudios que controlan y distinguen cuidadosamente los efectos de la OSC y la preferencia pedófila, se podría sugerir que el acoplamiento aberrante entre el dlPFC y la amígdala como entidad funcional es específico para el comportamiento ofensivo, en lugar de para la preferencia sexual (Kärgel et al., 2015). En este caso, la preferencia sexual simplemente sería relevante al seleccionar posibles víctimas.

Los hallazgos actuales y anteriores enfatizan la importancia de la interacción entre las estructuras prefrontales y límbicas, es decir, la conectividad funcional, para el funcionamiento cognitivo, motivacional y emocional durante el procesamiento de incentivos sexuales y / o emocionales en los delincuentes sexuales infantiles.Cunningham y Brosch, 2012; Janak y Tye, 2015; Kärgel et al., 2015; Poeppl et al., 2013). El comportamiento sexual apropiado depende del procesamiento de la información emocional relevante junto con la adecuada moral juicioMassau et al., 2017), y necesita ser regulado a través de procesos inhibitorios guiados por estructuras prefrontales. Solo recientemente, Kärgel et al. (2016) incluso demostrado superior control inhibitorio en pedófilos sin CSO en comparación con los pedófilos con CSO y controles sanos, como se refleja en tasas significativamente más bajas de errores de comisión y mayor reclutamiento de la izquierda. cingulado posterior y la corteza frontal superior izquierda en un paradigma de GoNogo. Por lo tanto, hallazgos recientes, junto con el estudio actual, pueden corroborar aún más la teoría del funcionamiento fronto-límbico perturbado (Cohen et al., 2002; Kärgel et al., 2015; Poeppl y Nitschke, 2013; Walter et al., 2007; Ward, 2014) como un posible factor causal para el delito sexual infantil independientemente de la ocurrencia de una preferencia pedófila. Si bien el CFP, el CFP lateral y el CFP dorsomedial están fuertemente interconectados con la amígdala, no se comprende bien la forma en que el CPFDP ejerce su influencia en la regulación del comportamiento emocional y sexual (Mohnke y otros, 2014; Phillips et al., 2008). En cuanto a los conocimientos sobre la conectividad estructural y funcional de la amígdala, es sorprendente que no hayamos encontrado una conectividad funcional alterada con la OFC y el PFC ventromedial. Si bien estudios recientes revelaron también conexiones anatómicas directas entre la amígdala y el dlPFC (Bracht et al., 2009) otros argumentan que la conexión recíproca a la OFC es más relevante para el control inhibitorio sobre las estructuras límbicas (Delgado et al., 2008; Phillips et al., 2008; Rollos, 2004) La relevancia del comportamiento de este hallazgo es bastante especulativa. Mientras que el grupo de PFC encontrado no solo comprende el PFC medio sino también la corteza PFC superior, que se sabe que es una estructura importante para el control del comportamiento inhibitorio (Kärgel et al., 2016) el FC no se correlacionó significativamente con las mediciones de impulsividad extraídas de BIS, ADHS-SB y WURS-K. Como no observamos una correlación con la impulsividad, se puede especular que la conectividad funcional disminuida está relacionada con el funcionamiento ejecutivo de orden superior (planificación, memoria de trabajo, cambio de conjunto), que está estrechamente relacionado con corteza prefrontal dorsolateral integridad. Algunas cuestiones metodológicas deben ser discutidas en este punto. Cuando se trata de investigaciones de muestras correccionales en general, y de temas delicados como el comportamiento sexual en particular, se deben tener en cuenta los efectos de la demanda social. Estado de reposo La conectividad funcional es un parámetro que es relativamente fácil de evaluar y no es manipulable deliberadamente y, por lo tanto, puede proporcionar un enfoque prometedor para el diagnóstico futuro y la evaluación de riesgos en CSO. La gran mayoría de los estudios que investigan las alteraciones cerebrales en delincuentes sexuales infantiles se llevaron a cabo con muestras de delincuentes sexuales infantiles encarcelados, lo que dificulta la separación. Parafilia y efectos específicos del delito (Mohnke y otros, 2014). Por lo tanto, nos enfocamos en los delincuentes sexuales infantiles no pedófilos para validar la ocurrencia de efectos específicos de la ofensa, como se hipotetizó en investigaciones anteriores (por ejemplo, Kärgel et al., 2015). Las investigaciones futuras deben tener en cuenta este problema y controlar cuidadosamente sus efectos para las preferencias y conductas sexuales. A pesar de las inmensas dificultades durante el reclutamiento y evaluación clínica De los sujetos encarcelados, finalmente logramos comparar a una población criminal muy cargada y socialmente relevante, que, además del encarcelamiento, recibió altos niveles de atención, como el tratamiento psiquiátrico y / o psicoterapéutico. Para controlar los posibles factores de confusión lo mejor posible, limitamos nuestra investigación a un grupo de delincuentes sexuales con niños sin pedofilia y sin comorbilidad severa actual enfermedad mental o medicación psicofarmacológica. Sin embargo, la muestra de CSO-P todavía tenía niveles elevados de toda la vida Comorbilidad psiquiátrica (p. ej., trastornos de la personalidad), que también podría formar parte de la compleja etiología del comportamiento infractor. Se podría argumentar que nuestros hallazgos no son específicos para delitos sexuales infantiles en particular, sino para delitos sexuales o comportamiento antisocial en general. Finalmente, el mero hecho de vivir en una institución correccional podría haber influido en la conectividad funcional y el bienestar mental (Kim, 2015). Para tener en cuenta el encarcelamiento como un posible factor de confusión, sería útil comparar a los delincuentes sexuales infantiles del campo oscuro con los delincuentes sexuales infantiles encarcelados. Para determinar si los efectos encontrados son específicos del delito o de la pedofilia, el diseño ideal sería un diseño factorial 2 × 2 (CSO + P, P-CSO) para tener en cuenta cada fenómeno por separado. La investigación adicional debe tener esto en cuenta. Finalmente, nos gustaría enfatizar las implicaciones de nuestros hallazgos para la investigación futura, así como para la mejora de los enfoques terapéuticos y la prevención de las OSC. No hay duda de que se necesitan con urgencia estrategias de tratamiento eficaces para los delitos sexuales. Una revisión Cochrane sobre el fármaco (Khan et al., 2015) y tratamiento psicológico en delincuentes sexuales (Dennis et al., 2012) concluyó que no hay evidencia de que las estrategias de tratamiento reales sean capaces de reducir el riesgo a largo plazo de reincidencia, por lo tanto, son necesarios nuevos enfoques de tratamiento y su evaluación adecuada. Nuestros hallazgos proporcionan información sobre la relación generalizada con respecto a la relevancia de la conectividad funcional en estado de reposo, la regulación prefrontal de las estructuras límbicas y la delincuencia sexual infantil. Un enfoque eficaz para tratar a los delincuentes sexuales debe abordar estas FC frágil-limbicas disminuidas, ya sea a través de enfoques terapéuticos específicos conocidos para mejorar estas estructuras, como terapia cognitiva basada en la atención plena (MBCT; Frewen et al., 2010) y centrada en la transferencia psicoterapia (Perez et al., 2016), o mediante técnicas específicas para estimular estas áreas mediante técnicas de estimulación transcraneal (tDCS; Gbadeyan et al., 2016; Padberg et al., 2017) o IRMF en tiempo real (Paret et al., 2016).

  1. Conclusión

En resumen, nuestros hallazgos sugieren que disminuyó conectividad funcional entre el CMA derecho y el dlPFC izquierdo, podría ser una parte del mecanismos neurobiológicos delito sexual infantil subyacente. Las deficiencias en la conectividad funcional de estas estructuras podrían llevar a un control del comportamiento deficiente. Por lo tanto, se deben examinar las intervenciones terapéuticas con respecto a si son capaces de fortalecer la conectividad funcional entre estas estructuras. Sorprendentemente, no encontramos una conectividad funcional alterada con OFC y ventrolateral o ventromedial PFC. Se necesita más investigación para aclarar la interacción entre el control emocional y el comportamiento, y puede contribuir a una mejor comprensión de la ocurrencia de la conducta sexual desviada en general, y de la ofensa sexual en particular, así como más diferenciada y intervenciones efectivas.

Declaración de interés

Los autores declaran no tener intereses en competencia.

Agradecimientos

Los autores agradecen a Agnès Bechinie, Kim Borchert y Lisa Christoph por su ayuda en la creación del manuscrito. Esta investigación forma parte de un proyecto de investigación multisitio sobre los mecanismos neuronales subyacentes pedofilia y delitos sexuales contra niños (llamados NeMUP), financiados por el Ministerio Federal de Educación e Investigación (BMBF): 01KR1205 BS, MW, KMB, HW, JP y THCK. Las partes del estudio también fueron financiadas por la Fundación de Investigación Alemana (DFG): Schi 1034 / 3-1 a BS.

Anexo A. Datos suplementarios.

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Tabla complementaria 1.

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Tabla complementaria 3.

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Acerca de los datos de investigación

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"NeMUP" es el acrónimo de un consorcio de investigación alemán financiado por el Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania y significa Neuronal Mmecanismo Ual norte PLa edofilia y el abuso sexual infantil.