La maduración frontostriatal predice la falla del control cognitivo a las señales apetitivas en adolescentes (2011)

J Cogn Neurosci. 2011 Sep; 23 (9): 2123-34. Epub 2010 Sep 7.

 

Fuente

Instituto Sackler de Psicobiología del Desarrollo, Weill Cornell Medical College, 1300 York Avenue, Box 140, Nueva York, NY 10065, EE. UU. [email protected]

Resumen

La toma de riesgos por parte de los adolescentes es un problema de salud pública que aumenta las probabilidades de resultados pobres de por vida. Un factor pensado para influir los adolescentesLa propensión a asumir riesgos es una mayor sensibilidad a apetitivo Señales, relativa a una capacidad inmadura para ejercer suficiente cognitivo control. Probamos esta hipótesis caracterizando las interacciones entre las regiones corticales ventral estriado, estriado dorsal y prefrontal con diferentes apetitivo carga utilizando escaneo fMRI. Los participantes niños, adolescentes y adultos realizaron una tarea de ir / no ir con apetitivo (caras felices) y neutral Señales (caras tranquilas). Impulso control a neutral Señales mostró una mejoría lineal con la edad, mientras que los adolescentes mostraron una reducción no lineal en el impulso control a apetitivo Señales. Esta disminución en el rendimiento en adolescentes fue paralela a una actividad mejorada en el estriado ventral. El reclutamiento cortical prefrontal se correlacionó con la precisión general y mostró una respuesta lineal con la edad para los ensayos de no-go versus go. Los análisis de conectividad identificaron un ventral. frontostriatal Circuito que incluye el giro frontal inferior y el cuerpo estriado dorsal durante las pruebas de no-go versus go. El análisis del reclutamiento mostró que los adolescentes tenían mayor coactivación estriatal ventral-dorsal entre los sujetos en comparación con los niños y adultos para los ensayos felices de no ir en contra. Estos hallazgos implican una representación estriada ventral exagerada de apetitivo Señales in los adolescentes relativo a un intermediario cognitivo control respuesta. Los datos de conectividad y coactividad sugieren que estos sistemas se comunican a nivel del cuerpo estriado dorsal de manera diferente a lo largo del desarrollo. La respuesta sesgada en este sistema es un posible mecanismo que subyace a la mayor toma de riesgos durante la adolescencia.

El comportamiento de los adolescentes es cualitativamente diferente de lo que se ve en niños y adultos de muchas maneras. Estas diferencias son particularmente evidentes cuando se consideran las estadísticas de salud de los EE. UU. Sobre la prevalencia y las causas de mortalidad en adolescentes y la mayor conducta de riesgo relacionada con estos resultados. Los estudios epidemiológicos reportan un mejor comportamiento de riesgo durante los años de la adolescencia, como lo demuestra el influjo sustancial en la experimentación con drogas y alcohol, muerte accidental y relaciones sexuales sin protección (Eaton, et al., 2008). Una mejor comprensión de los mecanismos cognitivos y biológicos que subyacen a este cambio de comportamiento puede mejorar las intervenciones dirigidas dirigidas a prevenir estas conductas de riesgo.

Hemos desarrollado un marco teórico que caracteriza aspectos de la maduración neurobiológica que pueden sesgar el comportamiento de los adolescentes hacia el enfoque de las recompensas esperadas (Casey, Getz y Galvan, 2008; Casey, Jones y Hare, 2008; Somerville y Casey, 2010). Este modelo, consistente con los demás (Ernst, Pine y Hardin, 2006; Steinberg, 2008) y basado en el trabajo empírico en el animal y el humano, propone que las interacciones entre los circuitos cerebrales que representan la carga motivacional y el control cognitivo varían dinámicamente a lo largo del desarrollo, caracterizándose la adolescencia por un desequilibrio entre la influencia relativa de los sistemas motivacionales y de control en el comportamiento. Específicamente, regiones cerebrales ricas en dopamina que representan el valor apetitivo de recompensas potenciales como el estriado ventral (Carlezon y Wise, 1996; Pontieri, Tanda, Orzi y DiChiara, 1996; Sabio, 2004; Galván, et al., 2005; Haber y Knutson, 2009; Spicer, et al., 2007) muestran una fuerte señalización durante la adolescencia que puede ser indicativa de una maduración más temprana (Galván, et al., 2006; Geier, Terwilliger, Teslovich, Velanova y Luna, 2010; Van Leijenhorst, et al., 2009). En contraste, los circuitos cerebrales son importantes para integrar los procesos de control cognitivo y motivacional, incluidas las redes frontostriatales ventrolaterales (Balleine, Delgado y Hikosaka, 2007; Delgado, Stenger y Fiez, 2004; Rubia, et al., 2006) permanecen menos estructuralmente y funcionalmente maduras durante los años adolescentes (Giedd, et al., 1999; Luna, et al., 2001). Cuando estos sistemas interactúan, la señalización del estriado ventral con menos regulación por los sistemas de control ejerce una influencia más fuerte en el comportamiento posterior, lo que indica de manera efectiva una mayor motivación para el enfoque que los sistemas de control no controlan.

Aunque la investigación neurobiológica reciente ha apoyado en gran medida esta conceptualización, la mayoría de las pruebas que informan estos modelos teóricos se han centrado por separado en el procesamiento de recompensas o en los sistemas de control cognitivo. Una excepción notable es el trabajo reciente que demuestra cómo los incentivos pueden aumentar las capacidades de control cognitivo (Geier, et al., 2010; Hardin, et al., 2009), en el que los participantes fueron recompensados ​​por suprimir correctamente un comportamiento neutral. Aquí abordamos la capacidad de los adolescentes para regular el enfoque de las señales apetitivas ellos mismos, exigiendo a los participantes que retengan una respuesta prepotente hacia rostros que son neutrales o positivos. Este diseño es posiblemente un modelo experimental relevante con el que informar la capacidad reducida de los adolescentes para resistir la tentación en la vida cotidiana.

En el presente estudio, utilizamos un paradigma de go nogo (por ejemplo, Durston, Davidson, y otros, 2003; Hare, Tottenham, Davidson, Glover y Casey, 2005) con caras felices que representan señales de apetito y caras tranquilas que no amenazan, que representan una condición de control de menor valor apetitivo. La afirmación de que las caras felices representan un estímulo apetitivo se basa en datos que muestran que las latencias de respuesta para acercarse a los estímulos felices (mediante la pulsación de un botón) se aceleran en relación con las expresiones de calma menos emocionales (Hare et al., 2005, ver Resultados). Este paradigma contiene ensayos en los que se instruye al participante para que responda a un estímulo y otros en los que el participante debe suprimir esta respuesta. Participantes de niños, adolescentes y adultos de una muestra que se superponen parcialmente con un informe anterior (Hare et al., 2008) completó la tarea durante el escaneo funcional de imágenes de resonancia magnética (fMRI). Se identificaron las respuestas de comportamiento a cada tipo de estímulo y los análisis de IRMf se centraron en los circuitos previamente implicados en el control cognitivo en todo el desarrollo (circuitos frontostriatales) y en las áreas del cerebro sensibles a la recompensa (estriado ventral). Específicamente, nos enfocamos en cómo las interacciones entre estos sistemas predijeron fallas de control cognitivo a señales salientes y apetitivas en un amplio rango de edades, incluso durante la transición hacia y desde la adolescencia.

Métodos

Participantes

Para este experimento, se escaneó a 6 participantes de entre 29 y 7 años. Se excluyeron los datos de 12 participantes por ensayos correctos insuficientes para analizar en una o más condiciones (no completar todas las ejecuciones del experimento, precisión general deficiente o falta de respuesta). Se excluyeron los datos de 2 participantes en función del movimiento excesivo de la cabeza (definido por> 2 mm de movimiento de traslación o de 62 grados de rotación dentro de una carrera). Se excluyeron dos participantes adicionales debido a problemas técnicos, dejando un total de 30 sujetos utilizables (XNUMX mujeres) en todos los análisis informados. Partes de los datos adquiridos en esta tarea se han publicado en un informe separado (Hare et al., 2008) se centró en una condición experimental que no se informa aquí (ver Tarea experimental). Relativo a la Hare et al. (2008) muestra, la muestra actual consta de n = 57 de los mismos participantes y también incluye n = 5 participantes secundarios adicionales.

Para información demográfica sobre la muestra de desarrollo, vea Tabla 1. Los participantes no informaron enfermedades neurológicas o psiquiátricas y no usaron medicamentos psicotrópicos en un breve módulo de evaluación que evaluó los riesgos de exploración, problemas de salud autoinformados, uso de medicamentos y diagnósticos pasados ​​y tratamiento de enfermedades psiquiátricas. Antes de la participación, todos los sujetos proporcionaron un consentimiento informado por escrito (consentimiento de los padres y el consentimiento del sujeto para niños y adolescentes) aprobado por la Junta de Revisión Institucional de Weill Cornell Medical College.

Tabla 1

Demografía de edad y género por grupo de edad.

Tarea Experimental

Los participantes completaron una tarea de go-nogo (Hare, et al., 2005; Hare, et al., 2008) Con expresiones faciales temerosas, felices y tranquilas que sirven de estímulo. El informe actual se centra en las condiciones de calma y felicidad y omite la condición de miedo de los análisis de grupo, que fue el foco de un informe anterior (Hare et al., 2008). Dentro de una sola ejecución de resonancia magnética funcional, se presentaron dos tipos de expresión, uno como un estímulo `` pasar '' (es decir, objetivo) al que se les indicó a los participantes que presionasen un botón, y la otra expresión sirvió como un estímulo `` nogo '' (es decir, no objetivo) para lo cual los participantes deben retener la presión de un botón. Todas las combinaciones de expresiones se utilizaron como objetivos y no objetivos, lo que resultó en un diseño factorial de 2 (respuesta: adelante, no) por 3 (emoción: miedo, calma, felicidad). Antes del inicio de cada ejecución, apareció una pantalla que indicaba qué expresión servía como estímulo objetivo, instruyendo a los participantes a responder a esa expresión y ninguna otra expresión. También se indicó a los participantes que respondieran lo más rápido posible, pero que trataran de evitar cometer errores.

Estímulos y aparatos

Los estímulos consistían en caras felices, temerosas y tranquilas de identidades únicas del conjunto de expresiones faciales de NimStim (Tottenham, et al., 2009). Se usaron rostros tranquilos (versiones levemente agradables de rostros neutrales) porque el trabajo previo ha indicado que los rostros neutrales pueden interpretarse como negativos en las poblaciones de desarrollo (Gross y Ballif, 1991; Herba y Phillips, 2004; Thomas, et al., 2001). La tarea se presentó utilizando el software EPrime, visible por los sujetos en un panel de pantalla de cristal líquido (LCD) integrado con el sistema IFIS-SA (fMRI Devices Corporation, Waukesha, WI). El software EPrime, integrado con el sistema IFIS, registra las respuestas de los botones y los tiempos de reacción.

Parámetros de tarea

Los datos se adquirieron en seis series funcionales que representan cada combinación de emoción (felicidad, calma, miedo) y respuesta (ir, nogo; Figura 1 y XNUMX) utilizando un diseño rápido relacionado con el evento. Para cada prueba, apareció una cara durante milisegundos de 500 seguida de un intervalo intertrial fluctuante que iba de 2 a 14.5 segundos de duración (media de 5.2 segundos) durante el cual los participantes descansaron mientras veían una retícula de fijación. Se presentaron un total de ensayos 48 por ejecución en orden pseudoaleatorizado (36 go, 12 nogo). En total, se adquirieron 24 nogo trial y 72 go trial para cada tipo de expresión.

Figura 1 y XNUMX

Esquema de cuatro ensayos dentro de una ejecución de fMRI. En este ejemplo, los rostros tranquilos son el estímulo objetivo, por lo que los participantes deben "ir" presionando un botón. Las caras felices son el estímulo no objetivo ('nogo'), al que los participantes deben retener presionar un botón. ...

Adquisición de imágen

Los participantes fueron escaneados con un escáner General Electric Signa 3.0T fMRI (General Electric Medical Systems, Milwaukee, WI) con una bobina de cabeza en cuadratura. Una alta resolución, T1 ponderó la secuencia del gradiente dañada del escaneo anatómico ([SPGR] 256 x 256 resolución en el plano, 240-mm campo de visión [FOV], 124 x 1.5-mm cortes axiales), o una magnetización 3D preparada adquisición rápida se adquirió una secuencia de eco de gradiente ([MPRAGE] 256 × 256 en el plano de resolución, 240-mm FOV; 124 × 1.5-mm sagital rebanadas) para cada sujeto para la transformación y localización de datos en el espacio de cuadrícula de Talairach. Una secuencia de entrada y salida en espiral (Glover y Thomason, 2004) se usó para adquirir datos funcionales (tiempo de repetición = 2500ms, tiempo de eco = 30, FOV = 200 mm, ángulo de giro = 90, omitir 0, 64 × matriz 64). Se obtuvieron treinta y cuatro cortes coronales de 4-mm de grosor por TR y una resolución de 3.125 x 3.125 mm que cubre todo el cerebro, excepto la porción posterior del lóbulo occipital.

Análisis de datos de comportamiento.

Los datos de comportamiento se analizaron para determinar la precisión mediante el cálculo de aciertos (respuesta correcta), fallas (falta de respuesta incorrecta), rechazo correcto (retención correcta de la respuesta) y tasas de alarma falsa (respuesta incorrecta) para condiciones felices y tranquilas. Para fines de análisis, los participantes se agruparon en subgrupos de niños (edad 6 – 12), adolescentes (edad 13 – 17) y adultos (años 18 o mayores).

Análisis de los datos fMRI

El análisis de datos FMRI se realizó en el software de Análisis de neuroimágenes funcionales (AFNI) (Cox, 1996). Los datos funcionales se corrigieron en el tiempo de corte, se realinearon dentro y entre carreras para corregir el movimiento de la cabeza, se registraron conjuntamente con el escaneo anatómico de alta resolución de cada participante, se escalaron a unidades de cambio de señal porcentual y se suavizaron con un ancho completo de 6 mm a la mitad del máximo (FWHM ) Núcleo gaussiano.

Para cada participante, se realizó un análisis de modelo lineal general para caracterizar los efectos de la tarea incorporando regresores de interés de la tarea (calm-go, calm-nogo, happy-go, happy-nogo, fear-go, fear-nogo, errores) con los que se resolvieron. una función de respuesta hemodinámica con variación gamma y covariables de no interés (parámetros de movimiento, tendencia lineal y cuadrática para cada ejecución). Para completar, los ensayos de miedo se modelaron como regresores de tareas (combinados con una función de respuesta hemodinámica de variación gamma canónica) pero no se analizaron más. Los mapas de estimación de parámetros (β) que representan los efectos de la tarea se transformaron en el espacio de coordenadas estándar de Talairach y Tournoux (1988) aplicando los parámetros de deformación obtenidos a partir de la transformación del escaneo anatómico de alta resolución de cada sujeto. Los mapas de estimación de parámetros transformados de Talairach se volvieron a muestrear a una resolución de 3 × 3 × 3 mm.

Se realizaron análisis de grupos de efectos aleatorios para identificar regiones funcionales de interés (ROI) para el análisis posterior. Específicamente, las condiciones happy-go, happy-nogo, calm-go y calm-nogo se llevaron a un modelo de efectos mixtos lineales del grupo 2 × 2 × 3 con factores de emoción (dentro de los sujetos: feliz, tranquilo), respuesta ( dentro de los sujetos: ir, nogo), y edad (entre sujetos: niño, adolescente, adulto). El efecto principal del mapa de respuesta identificó regiones candidatas comprometidas diferencialmente en función de las demandas de control cognitivo que incluyen el giro frontal inferior derecho (x = 32, y = 23, z = 3). Las respuestas moduladas por el desarrollo se identificaron en el efecto principal del mapa de edad, incluido un grupo en el estriado ventral (x = −4, y = 11, z = −9).

Los hallazgos de imágenes considerados estadísticamente significativos excedieron la corrección de todo el cerebro para comparaciones múltiples para preservar un alfa <0.05 mediante el uso de una combinación de valor p / tamaño de grupo estipulada por las simulaciones de Monte Carlo ejecutadas en el programa Alphasim dentro de AFNI. La única excepción al umbral de todo el cerebro fue el análisis de los efectos de la edad. Dado el papel del estriado en el desarrollo del control de los impulsos (Vaidya et al., 1998; Casey et al., 2000; Luna et al., 2001; Durston, Thomas, Yang, et al., 2002, Galvan et al., 2006; Somerville y Casey, 2010) fue tratado como un a priori región de interés para el análisis por vóxeles de los efectos de la edad. Específicamente, se preguntaron los efectos de la edad dentro de una máscara anatómica inclusiva que contiene vóxeles en el estriado dorsal y ventral, con p <0.05, umbral estadístico corregido aplicado en función del volumen de búsqueda del estriado (1,060 vóxeles). Para mayor claridad, nos referimos al umbral de los datos del efecto de la edad como p <0.05 pequeño volumen corregido (svc) en todo el manuscrito.

Las regiones de interés se crearon como esferas con un radio de 4mm centrado alrededor de los picos enumerados anteriormente, cada uno de los cuales contiene diez voxels 3 × 3 × 3. Se extrajeron las estimaciones de los parámetros para las condiciones 4 (happy-go, happy-nogo, calm-go, calm-nogo) para cada participante y ROI y se enviaron a análisis fuera de línea para determinar la direccionalidad de los efectos. La respuesta, la emoción y los efectos del desarrollo (independientemente del contraste voxelwise con el que se definió el ROI) se evaluaron utilizando 2 (emoción: calma, feliz) × 2 (tarea: ir, nogo) × 3 (edad: niño, adolescente, adulto ) ANOVAs. Los análisis fuera de línea se realizaron en el software SPSS Statistics 17.0 (SPSS, Chicago, IL).

Se probaron los efectos significativos para la modulación del rendimiento mediante el envío de estimaciones de parámetros a correlaciones bivariadas contra las tasas medias de falsas alarmas de los sujetos. Los efectos de rendimiento significativos se siguieron con análisis de correlación parcial para probar si los efectos de rendimiento seguían siendo significativos al controlar por edad. Por el contrario, los efectos significativos de la edad se siguieron con análisis de correlación parcial para identificar si los efectos de la edad seguían siendo significativos al controlar el rendimiento.

El trabajo previo con el paradigma de go-nogo ha establecido un rol para los circuitos frontostriatales en el apoyo a la inhibición de la conducta exitosa (Casey et al., 2000; Durston, Thomas, Yang, et al., 2002; Hare et al., 2005). Para identificar este circuito en el conjunto de datos actual, se empleó un análisis de interacción psicofisiológica (IBP) que fue sensible a la conectividad funcional diferencial basada en tareas con una región semilla en el giro frontal inferior derecho, para el cual la actividad regional predijo diferencias de rendimiento a través de las edades. Específicamente, este análisis fue sensible a las regiones cerebrales que muestran una mayor combinación funcional con el IFG correcto para los ensayos correctos de nogo en relación con los ensayos de go. El análisis PPI se llevó a cabo utilizando pasos de procesamiento estándar (Friston, et al., 1997) extrayendo el curso de tiempo funcional dentro de la región semilla (ROI derecho de IFG descrito anteriormente x = 32, y = 23, z = 3), eliminando las fuentes de ruido y artefactos, desconvolviendo la señal neural y convolviendo los datos del curso de tiempo sin ir Ir a los tiempos de la tarea y la función de respuesta hemodinámica canónica (como se especifica en Gitelman, Penny, Ashburner y Friston, 2003). Los resultados del grupo que incluyeron a todos los participantes, con un umbral de p <0.05, corregido para comparaciones múltiples a nivel de todo el cerebro, identificaron un solo grupo que mostraba una conectividad funcional significativamente mayor con el IFG correcto durante las pruebas nogo que durante las pruebas. Este grupo se extendía medial y posterior desde el IFG derecho hasta el estriado dorsal específicamente hasta el caudado. Se generó una región de interés del cuerpo estriado dorsal en base al mapa de conectividad al centrar una esfera de 4 mm alrededor del subpico del grupo dentro de los límites anatómicos del cuerpo estriado dorsal (x = 9, y = 13, z = 6).

Los valores de cambio de señal se extrajeron de este ROI y se probaron para la coactivación entre sujetos con el estriado ventral y el IFG derecho. Específicamente, se extrajeron los valores de cambio de señal ventral estriado, estriado dorsal y IFG derecho de las ROI descritas anteriormente para el contraste happy-nogo versus happy-go. Estos valores se enviaron luego a las correlaciones bivariadas de los sujetos dentro de los grupos de niños, adolescentes y adultos participantes. Estos análisis identifican el grado de coactivación entre los sujetos para nogo en relación con los ensayos clínicos entre estas regiones dentro de cada grupo de edad. Los valores de coactivación identificados representan el grado en que la tendencia a activar una región predice la activación en otra región entre los participantes.

Análisis de control

Se realizaron análisis adicionales para verificar que los efectos de desarrollo informados no se debieron a los aspectos de nivel inferior de los datos. Como el desempeño de la tarea fue significativamente diferente entre los grupos de edad, el número de ensayos correctos varió durante los análisis de GLM de primer nivel. Por lo tanto, se estimó un segundo conjunto de GLM de primer nivel en el que el número de ensayos correctos se equiparó entre las condiciones (happy-go, happy-nogo, calm-go, calm-nogo) y los participantes para igualar el número promedio más bajo de ensayos correctos en todos los grupos de edad (ensayos con calma de nogo en niños; media = 17). Para ello, se generaron nuevos regresores seleccionando al azar n = 17 ensayos por condición para la inclusión. Todos los otros ensayos fueron modelados, pero como regresores separados que no fueron examinados más a fondo. Los hallazgos de los regresores de prueba de 17 se extrajeron de ROI definidas previamente, se probaron para replicación y se informaron en Resultados.

Además, la calidad general de los datos se evaluó a través de grupos de edad calculando la relación señal / ruido (SNR) media en cada uno de los estriados ventrales, estriados dorsales, ROI IFG derecho y en todo el cerebro. Los valores de SNR se calcularon como la relación entre la estimación de la línea de base promedio del modelado lineal general de primer nivel y la desviación estándar de la serie temporal residual, según lo descrito por Murphy y colegas (Murphy et al., 2007) y utilizado en nuestro trabajo previo de neuroimagen (Johnstone et al., 2005). Los valores de SNR no difirieron sistemáticamente entre los grupos de edad en ninguna de estas regiones o en todo el cerebro (ANOVA de una vía (edad: niño, adolescente, adulto), ROIs todos p> 0.2; todo el cerebro p> 0.3). Los valores de SNR de todo el cerebro también se incluyeron como covariables en los análisis de coactivación para verificar que las diferencias entre sujetos no pudieran atribuirse simplemente a diferencias en la sensibilidad de los datos dentro de cada grupo de edad (ver Resultados).

Resultados

Rendimiento del comportamiento

Aquí nos centramos en los dos tipos de errores posibles en esta tarea: fallas (no presionar durante la prueba de ir) y falsas alarmas (presionar erróneamente durante la prueba de no ir). Para las tasas de fallos, los resultados de un ANOVA mixto de 2 (emoción: feliz, tranquilo) por 3 (edad: niño, adolescente, adulto) arrojaron un efecto principal de emoción (F (1,59) = 15.44, p <0.001), con mayores tasas de fallos generales para la calma (5.0% +/− 0.6) en relación con las caras felices (2.6% +/− 0.4). Sin embargo, las pruebas para un efecto principal de la edad (F (2,59) = .24, p> 0.7) y una interacción edad por emoción (F (2,59) = .13, p> 0.8) no fueron significativas, lo que sugiere que las tasas de fallos no se modulaban diferencialmente por edad para ninguna condición emocional (Figura 2 y XNUMX, la línea gris traza las tasas de aciertos [inversa de las tasas de fallos]). Esto se vio respaldado por resultados no significativos en pruebas t de muestras independientes que evaluaron las tasas de fallos diferenciales para ensayos felices en comparación con ensayos tranquilos en niños versus adolescentes, adolescentes versus adultos y niños versus adultos (todas p> 0.5).

Figura 2 y XNUMX

Comportamiento del comportamiento por la emoción y el desarrollo. La línea gris representa la proporción de aciertos correctos del total de intentos de prueba; la línea negra representa la proporción de falsas alarmas del total de intentos de inactividad. El eje y representa la proporción de respuestas para ...

Para las tasas de falsas alarmas, observamos un efecto principal de la edad (F (2,59) = 12.57, p <0.001) y una interacción edad por emoción (F (2,59) = 3.59, p = 0.034; niños: calma 28.85 % +/− 4.4, feliz 26.71 +/− 4.2; adolescentes: calmado 22.1, +/− 3.4, feliz 28.4 +/− 4.3, adultos: calmado 9.3% +/− 1.5, feliz 8.9 +/− 1.7) y no efecto de la emoción (F (1,59) = 1.18, p> 0.2; Figura 2 y XNUMX, línea negro). Para explorar la direccionalidad de la interacción, llevamos a cabo una serie de pruebas t de muestras independientes que comparan las tasas de falsas alarmas para las pruebas felices con las tranquilas en todos los grupos de edad. Los adolescentes generaron significativamente más falsas alarmas para los ensayos felices en comparación con los ensayos tranquilos en comparación con los niños (t (35) = 2.04, p = 0.049) y los adultos (t (42) = 2.62, p = 0.012). Demostrado de otra manera, las falsas alarmas cometidas por adolescentes se cargaron significativamente en la condición feliz (feliz versus tranquilo t (18) = 2.87, p = 0.01), mientras que las falsas alarmas cometidas por niños y adultos se distribuyeron por igual entre expresión feliz y tranquila. tipos (feliz versus tranquilo; niños p> 0.5, adultos p> 0.9). Finalmente, para los ensayos tranquilos, las falsas alarmas demostraron un patrón lineal de mejora con el aumento de la edad (término lineal F (1,59) = 22.3, p <0.001; término cuadrático p> 0.4), mientras que para los ensayos felices, cuadrático (U invertida ) y los contrastes lineales explicaron una parte significativa de la varianza en la respuesta (término cuadrático F (1,59) = 6.52, p = 0.013; F lineal (1,59) = 14.31, p <0.001).

Los datos del tiempo de reacción sugieren que las caras felices facilitan respuestas aceleradas en relación con las caras tranquilas (media de exceso de velocidad a feliz en relación con la desviación estándar de +/−: 53.5 ms +/− 68 ms; F (1,59) = 36.09, p <0.001). Este efecto fue evidente en los tres grupos de edad cuando se probaron por separado (p's = / <0.01). Los datos descriptivos del tiempo de reacción son los siguientes: niños (tiempo medio de reacción +/− desviación estándar, en milisegundos; calma: 767.7 +/− 194; feliz: 710.0 +/− 186), adolescentes (calma: 549 +/− 91; feliz : 518.9 +/− 86), adultos (calma: 626.4 +/− 100; feliz: 558.0 +/− 66).

Para probar si las tasas de error diferenciales entre los grupos de edad podrían explicarse por una compensación general de velocidad-precisión, analizamos los datos del tiempo de reacción para las pruebas correctas. Una cuenta de compensación de velocidad-precisión podría explicar los hallazgos de precisión diferencial a través de la edad si las condiciones de menor precisión también fueran las más rápidas. No encontramos evidencia de efectos de compensación de velocidad-precisión porque, a diferencia de los hallazgos de precisión, la prueba de interacción entre la edad y la emoción en los tiempos de reacción no fue significativa (F (2,59) = 1.78, p> 0.15). En otras palabras, los tres grupos demostraron respuestas de velocidad equivalente a las caras felices que no reflejaban los resultados de precisión.

resultados fMRI

Las respuestas moduladas por el desarrollo se identificaron en el efecto principal del mapa de edades, incluido un grupo en el estriado ventral (x = -4, y = 11, z = -9; p <0.05 svc; Figura 3A). El análisis post-hoc del efecto principal de la edad mostró que los adolescentes involucraron el estriado ventral significativamente más que los niños y los adultos con las caras felices (p's = / <0.01; Figura 3B) y en menor medida, para calmar rostros (p's = / <0.06; significa +/− desviación estándar del cambio porcentual de la señal para calma versus descanso: niños: −0.095 +/− 0.21; adolescentes: 0.046 +/− 0.16; adultos : −0.051 +/− 0.17). El análisis de la función de mejor ajuste que representa responder a través de edades a caras felices mostró que una función cuadrática (U invertida) explicaba una porción significativa de varianza en respuesta a caras felices (F (1,59) = 10.05, p <0.003) mientras que una función lineal no lo hizo (F (1,59) = 0.54, p> 0.4). La mejora no lineal en el reclutamiento en adolescentes siguió siendo significativa cuando se controlan las diferencias en el desempeño de la tarea (tasa de falsas alarmas; F (2,59) = 6.77, p <0.002) y en el análisis de control con el número de ensayos emparejados (F (2,59) ) = 7.80, p = 0.007). La magnitud de la actividad de las pruebas felices, las pruebas tranquilas y las pruebas de no ir versus ir no se asoció con el desempeño de la tarea (p's> 0.2).

Figura 3 y XNUMX

A) Regiones cerebrales que muestran actividad diferencial en función de la edad. Las activaciones, umbral p <0.05, svc se representan en una exploración anatómica representativa de alta resolución. B) Gráfico de actividad en el estriado ventral (encerrado en un círculo en A) respuesta a ...

El efecto principal del mapa de respuesta (nogo versus go) identificó regiones comprometidas diferencialmente en función de las demandas de control cognitivo, incluida la circunvolución frontal inferior derecha (IFG; x = 32, y = 23, z = 3), mostrando respuestas significativamente mayores a nogo relativo a las pruebas de go (p <0.05, todo el cerebro corregido; Figura 4A). Los análisis post-hoc que prueban la función de mejor ajuste indicaron que la respuesta IFG correcta se explicaba significativamente por una función lineal (F (1,59) = 4.53, p = 0.037) y no una función cuadrática (F (1,59) =. 17, p> 0.6). Los análisis post hoc indicaron que el IFG derecho también mostró una mayor actividad para calmar en comparación con las caras felices (F (2,59) = 8.95, p <0.005). Además, el ROI del IFG derecho mostró una disminución lineal en la magnitud de la respuesta con el aumento de la edad a las pruebas de nogo en relación con las pruebas de go (r (61) = −0.28, p = 0.026; Figura 4B).

Figura 4 y XNUMX

A) Regiones cerebrales que muestran actividad diferencial en función de la tarea (nogo> go). Las activaciones, umbral p <0.05, todo el cerebro corregido se representan en una exploración anatómica representativa de alta resolución. B) Gráfico de actividad a la derecha ...

Al controlar los efectos del rendimiento, la interacción tarea x edad en el IFG correcto ya no fue significativa (p> 0.4), lo que indica que el rendimiento fue un predictor de actividad más sólido en el IFG correcto que la edad. Esta relación fue demostrada por una correlación significativa entre la magnitud de la respuesta para corregir las pruebas nogo vs. go y el desempeño general (medido por la tasa de falsas alarmas; r (61) = 0.39, p = 0.002; ver Figura 4C), que se replicó en el análisis de control con un número coincidente de ensayos (r (61) = 0.28, p = 0.026). Figura 4C describe esta relación con un participante excluido que resultó ser un valor atípico extremo (definido como más de tres rangos intercuartílicos por encima del tercer valor o por debajo del primer cuartil). Aunque la correlación es significativa al incluir a este individuo, excluirlo hace que la correlación resultante sea aún más confiable (r (60) = 0.45, p <0.001). Todos los análisis informados representan respuestas a ensayos correctos. Por lo tanto, los individuos más susceptibles a las falsas alarmas tienden a reclutar el IFG correcto más para los ensayos nogo para los que suprimieron con éxito una respuesta conductual.

Análisis de conectividad

El análisis de PPI arrojó un único grupo de voxels que mostraban una conectividad funcional significativamente mayor con el IFG correcto para los ensayos de nogo correctos en relación con los ensayos de go. Este grupo se extiende desde cerca de la región de la semilla de IFG derecha medial y posteriormente hacia el estriado dorsal derecho (x = 9, y = 13, z = 6, ver Figura 5 y XNUMX). Estos hallazgos implican un circuito frontostriatal funcional que muestra una actividad coordinada significativamente mayor durante los ensayos en los que la supresión de la respuesta se activó correctamente en relación con los ensayos en los que no se requirió la supresión de la respuesta.

Figura 5 y XNUMX

Resultados de la interacción psicofisiológica basados ​​en la región de la semilla en el giro frontal inferior derecho (IFG; Figura 4A). El estriado dorsal derecho (caudado) demuestra un acoplamiento funcional significativamente mayor con el IFG correcto durante un pariente nogo ...

Los análisis de seguimiento evaluaron si los circuitos frontostriatales mostraban grados de coactividad diferenciales a lo largo de las edades para nogo en relación con las pruebas en curso. Una serie de correlaciones entre sujetos probaron el grado de coactivación entre los valores de señal de ROI (contraste nogo versus go) del estriado ventral (que se muestra en Figura 3 y XNUMX), el IFG correcto (mostrado en Figura 4 y XNUMX) y el cuerpo estriado dorsal (mostrado en Figura 5 y XNUMX) dentro de cada grupo de edad. Datos para la condición feliz resumidos en Figura 6 y XNUMX y por debajo. Nos centramos en la condición feliz porque el happy-nogo relativo a las pruebas happy-go abarca la construcción psicológica de suprimir las respuestas de aproximación hacia las recompensas potenciales. Los niños mostraron una coactivación marginal entre el estriado ventral y dorsal durante las pruebas happy nogo versus go (r (17) = 0.41, p = 0.09) mientras que la coactivación entre el estriado dorsal y el IFG derecho fue menos confiable (p> 0.12). Por el contrario, los adultos mostraron una coactivación significativa entre el estriado dorsal y el IFG derecho (r (24) = 0.49, p = 0.013) pero no entre el estriado ventral y dorsal (p> 0.8). Los adolescentes mostraron una coactivación significativa entre el estriado ventral y dorsal (r (18) = 0.57, p = 0.012), así como el estriado dorsal y el IFG derecho (r (18) = 0.54, p = 0.016). Todas las correlaciones siguieron siendo significativas en los análisis de correlación parcial que controlan las diferencias en la relación señal / ruido de todo el cerebro entre los participantes, con la excepción de la correlación IFG dorsal estriado-derecha en adultos, que se convierte en una tendencia positiva no significativa.

Figura 6 y XNUMX

Resultados de coactivación funcional entre sujetos para los ensayos de nogo felices en relación con los ensayos de go happy go en niños, adolescentes y adultos participantes. Las burbujas etiquetadas representan regiones representadas en Figura 3 y XNUMX (estriado ventral), Figura 4 y XNUMX (derecho IFG) y Figura ...

Discusión

La capacidad de ejercer control sobre las propias acciones se ve especialmente desafiada cuando se enfrenta a señales apetitivas destacadas. En este estudio, buscamos proporcionar evidencia empírica de la reducción del control de los impulsos en los adolescentes cuando se enfrentan a señales que señalan el valor del apetito. Usando una tarea que contiene estímulos apetitivos sobresalientes (por ejemplo, caras felices) que facilitan las respuestas de aproximación, probamos la trayectoria de desarrollo de la capacidad de los sujetos para acercarse o evitar de manera flexible estímulos positivos o neutrales de una manera dependiente del contexto. Descubrimos que los adolescentes demostraron un patrón único de errores en relación con los niños y los adultos, caracterizado por una reducción en la capacidad de reprimir el comportamiento de acercamiento hacia una señal apetitiva sobresaliente.

Estos hallazgos de comportamiento sugieren que, si bien los adolescentes pueden participar en la supresión del comportamiento en contextos neutrales en un nivel intermedio de competencia para niños y adultos, demuestran una falla específica para anular la motivación de aproximación hacia señales de apetito. Estos hallazgos no pueden explicarse simplemente por los efectos de compensación de velocidad-precisión, porque cada uno de los tres grupos de edad demostró un desempeño más rápido que las señales neutrales, lo que no predijo un desempeño más pobre. Este perfil de comportamiento es consistente con los relatos teóricos de adolescentes con sesgo para participar en comportamientos de riesgo al servicio de acercarse a recompensas potenciales (Steinberg, 2004) y converge con modelos animales de desarrollo que muestran una mayor búsqueda de recompensas durante períodos de desarrollo comparables a la adolescencia (Lanza, 2000). Recientemente, Cauffman y sus colegas (2010) usó una serie de tareas de toma de decisiones con una carga de recompensa variable y demostró que la sensibilidad de la recompensa muestra una función en forma de U inversa, que se eleva al máximo desde los años 14-16 y luego disminuye. Demostraciones de laboratorio de motivación de enfoque sesgada en adolescentes (ver también Figner, Mackinlay, Wilkening y Weber, 2009) refuerza la conclusión de que la conducta de riesgo de los adolescentes no es simplemente una función de los cambios en la independencia o el trato social (por ejemplo, Epstein, 2007, consulte nuestra página, Dahl, 2004 para mayor discusión). Tampoco es atribuible únicamente a habilidades de regulación cognitiva inmaduras (Yurgelun-Todd, 2007), ya que los aspectos motivacionales del entorno influyen en la capacidad de regular el comportamiento en un contexto dado. Más bien, este trabajo sugiere que las trayectorias de maduración de los procesos cognitivos y afectivos interactúan para influir en el influjo en la toma de riesgos durante la adolescencia (Casey, Getz, et al., 2008; Steinberg, 2008). Los hallazgos conductuales actuales sugieren que cuando se requiere suprimir el enfoque conductual de las señales apetitivas destacadas, el desempeño de los adolescentes muestra un deterioro no observado en otros grupos de edad.

Los hallazgos conductuales conducen a hipótesis neurobiológicas sobre la maduración diferencial de los sistemas de control cognitivo y motivacionales. Con base en el trabajo humano y no humano hasta la fecha, nos enfocamos específicamente en los circuitos estriatales frontoestriatales y ventrales como regiones candidatas cuyas interacciones dinámicas a lo largo del desarrollo se cree que median la capacidad reducida de los adolescentes para resistir las recompensas potenciales cercanas (Somerville y Casey, 2010). Observamos una región del estriado ventral que muestra un patrón no lineal de compromiso con la actividad máxima en adolescentes con caras felices. Este hallazgo converge con trabajos anteriores que demuestran una representación exagerada de las propiedades de recompensa de los estímulos en adolescentes. Por ejemplo, la recepción de un incentivo monetario llevó a respuestas exageradas en el estriado ventral de los adolescentes en comparación con los adultos (Ernst, et al., 2005) y niños (Galván, et al., 2006; Van Leijenhorst, et al., 2009). En relación con los adultos, los adolescentes muestran una mayor actividad ventral del estriado mientras se preparan para una prueba para la cual está en juego una recompensa (Geier, et al., 2010), sugiriendo una regulación positiva de la conducta motivada a nivel del cuerpo estriado ventral en adolescentes. Además, observamos una respuesta ligeramente mayor a las expresiones faciales neutrales en adolescentes en el estriado ventral, aunque en menor medida que las caras felices. Este patrón sugiere que aunque los estímulos apetitivos reclutan las respuestas del estriado ventral de manera más prominente, el compromiso del estriado ventral en adolescentes también puede estar marcado por una especificidad reducida en relación con los niños y los adultos.

La comparación de los ensayos con nogo para ir permitió el aislamiento de las respuestas a los ensayos en los que la supresión se realizó correctamente (ensayos con nogo) en relación con los ensayos en los que las demandas de control cognitivo eran bajas. Cabe señalar que como en trabajos anteriores (Durston, Davidson, y otros, 2003; Hare, et al., 2005; Hare, et al., 2008), los ensayos de error se modelaron por separado y, por lo tanto, las diferencias de actividad aquí representan aquellos a los que se realizó la supresión correcta. Durante los ensayos de Nogo, observamos un mayor reclutamiento prefrontal en individuos con edades más jóvenes. La actividad prefrontal también predijo el rendimiento, de modo que los individuos que en general tuvieron menos éxito para suprimir las respuestas al enfoque mostraron una actividad IFG correcta para los ensayos de supresión exitosos. Este patrón es consistente con el trabajo anterior usando el paradigma go nogo (Durston, Davidson, y otros, 2003; Durston, Thomas, Yang, et al., 2002; Luna y Sweeney, 2004), informando el compromiso del giro frontal inferior para los ensayos en los que se invocó correctamente la supresión. La relación entre la actividad y el rendimiento sugiere que los recursos de control prefrontal se comprometieron en mayor medida en las personas que tenían más dificultades para lograr la supresión de la respuesta (es decir, los participantes más jóvenes).

Más generalmente, hay menos acuerdo en la literatura acerca de la naturaleza de los cambios de desarrollo en el reclutamiento de las regiones laterales frontales en contextos de demanda cognitiva. En el estudio actual, nos basamos en las diferencias en el comportamiento del comportamiento para interpretar los cambios relacionados con la edad en la magnitud de la activación. Algunos estudios, en consonancia con lo que se presenta aquí, han demostrado un reclutamiento progresivamente menor de las regiones corticales prefrontales con el aumento de la edad (Hardin, et al., 2009; Velanova, Wheeler y Luna, 2008). Este patrón podría interpretarse como una relativamente menor especialización en poblaciones más jóvenes que resulta en un compromiso más difuso (Durston, et al., 2006). Un mayor reclutamiento en edades más jóvenes también puede ser el resultado del aumento de las demandas cognitivas requeridas por los individuos más jóvenes para completar con éxito la misma tarea que los individuos mayores, como lo sugiere Velanova y sus colegas (2008) basado en hallazgos similares utilizando una tarea antisacádica. Utilizando la variabilidad del rendimiento, nuestra observación de que se encontró un mayor reclutamiento en los participantes que tenían el mayor número de errores de falsas alarmas apoya esta interpretación. Sin embargo, cabe señalar que todavía existe un debate sobre si la activación más fuerte o más débil es un marcador de "madurez" (Bunge y Wright, 2007; Luna, Padmanabhan y O'Hearn, 2010) como otros trabajos han sugerido actividades de mayor magnitud como un indicador de la maduración funcional (Klingberg, Forssberg y Westerberg, 2002; Bunge, Dudukovic, Thomason, Vaidya y Gabrieli, 2002; Rubia, et al., 2006; Crone, Wendelken, Donohue, van Leijenhorst y Bunge, 2006). Se requerirá trabajo de desarrollo futuro para informar más completamente este problema.

Los análisis de conectividad identificaron los circuitos frontostriatales, específicamente el caudado dorsal derecho y el giro frontal inferior que demostraron un acoplamiento funcional significativamente más fuerte durante los ensayos de supresión correctos en relación con los ensayos que no requieren supresión. Se ha demostrado que las interacciones estriatocorticales en todas las tareas y especies son fundamentales para lograr una regulación conductual dirigida por objetivos (Delgado, et al., 2004; Durston, Thomas, Yang, et al., 2002; Schultz, Tremblay y Hollerman, 2000), y más específicamente en la supresión de impulsos (Miller y Cohen, 2001). Se ha demostrado que las interacciones entre el cuerpo estriado dorsal y la corteza prefrontal en los primates son críticas para integrar las asociaciones de recompensa con la salida del comportamiento (Pasupathy y Miller, 2005), un hallazgo paralelo a la literatura en imágenes de adultos (Galván, et al., 2005; Poldrack, Prabhakaran, Seger y Gabrieli, 1999). En el desarrollo, la participación de los circuitos frontostriatales derechos apoya la supresión de una respuesta convincente en niños y adultos (Casey, et al., 1997; Durston, Thomas, Worden, Yang y Casey, 2002; Durston, Thomas, Yang, et al., 2002) y son hipo-sensibles en trastornos de control de impulsos como el TDAH (Casey, et al., 2007; Durston, Tottenham, et al., 2003; Epstein, et al., 2007; Vaidya, et al., 1998). Estos hallazgos apoyan un papel general de este circuito en la configuración de acciones orientadas a objetivos.

Después de definir este circuito, probamos los patrones de coactivación diferencial entre los niños, adolescentes y adultos participantes. Los participantes adultos y adolescentes mostraron un acoplamiento significativo entre los sujetos de las respuestas dorsal estriatal-prefrontal. En otras palabras, los participantes adultos y adolescentes que tendían a comprometer el estriado dorsal también tendían a comprometer la corteza frontal inferior cuando suprimían correctamente las respuestas de aproximación a las caras felices. Aunque indirectos, estos hallazgos apoyan la idea de que las respuestas estriatocorticales muestran un grado relativamente mayor de organización funcional en adolescentes y adultos en relación con los niños. En los participantes adolescentes, esta respuesta frontostriatal también fue acompañada por un acoplamiento estriado ventral-dorsal significativo. Sobre la base de lo que se sabe sobre este circuito (Haber, Kim, Mailly y Calzavara, 2006), especulamos que los adolescentes que tendían a activar el estriado ventral con mayor fuerza, también requerían un mayor compromiso dorsal estriatal-prefrontal para suprimir correctamente el enfoque hacia señales positivas.

Las interacciones entre el cuerpo estriado ventral, el cuerpo estriado dorsal y la corteza prefrontal son fundamentales para el aprendizaje, la expresión y la regulación de la conducta motivada. De hecho, las personas con enfermedad de Parkinson que sufren de una alteración focal de la actividad estriatal demuestran déficits selectivos en la identificación y selección de información motivacionalmente relevante en el entorno (Cools, Ivry y D'Espostio, 2006). Al rastrear los campos de proyección anatómica, el trabajo de Haber y colegas (Haber, et al., 2006) ha implicado al cuerpo estriado dorsal como un punto de convergencia clave para la señalización relevante para la valoración del cuerpo estriado ventral, y las señales de las regiones del cerebro importantes para el control cognitivo, incluida la corteza prefrontal (ver también Haber y Knutson, 2009). Además, se ha sugerido que los bucles estriatocorticales "paralelos" involucrados en diferentes formas de comportamiento dirigido a objetivos (motor, oculomotor, impulsado por estímulos, impulsado por la respuesta o motivacional) se comunican al nivel de los ganglios basales (Alexander y Crutcher, 1990; Casey, 2000; Casey, Durston y Fossella, 2001; Casey, Tottenham y Fossella, 2002). Nuestros hallazgos son consistentes con la desviación diferencial de estos bucles al nivel del estriado, cuando los sistemas subcorticales parecen estar alcanzando la madurez funcional y sugieren que mientras la señalización de las regiones subcorticales se desarrolla relativamente temprano, la señalización de arriba hacia abajo desde estas regiones de control puede ser más prolongada.

Limitaciones

Los hallazgos presentados aquí deben considerarse a la luz de sus limitaciones. Primero, se debe reconocer explícitamente que una tercera categoría emocional, caras temerosas, estuvo presente durante la tarea experimental y el enfoque de un informe anterior (Hare et al., 2008). La condición de rostro calmado sirvió como condición de control en ambos informes. Si bien los hallazgos de comportamiento sugieren que la presencia de rostros temerosos en una exploración funcional no modulaba la precisión del comportamiento de manera diferente a las otras dos categorías de emociones, es posible que la presencia de rostros temerosos influyera en los hallazgos de manera que las medidas disponibles no fueran sensibles. Además, los rostros felices difieren de los rostros tranquilos en valencia y prominencia, los cuales podrían haber contribuido a los efectos observados del valor apetitivo. Una segunda limitación metodológica es el uso de caras tranquilas como condición de control. Aunque los datos normativos sugieren que las caras tranquilas son menos positivas y excitantes que las caras felices (Tottenham et al., 2009), no recopilamos explícitamente estas calificaciones y es posible que las caras serenas se hayan interpretado como ligeramente positivas por derecho propio. En términos de resultados, también se debe reconocer la naturaleza modesta de los hallazgos de la coactivación. Finalmente, no se adquirieron medidas de estado puberal y hormonas endógenas. La investigación seminal ha demostrado formas en que las hormonas gonadales circulantes afectan los mecanismos organizativos y de activación para influir en la función cerebral en todo el desarrollo (Romeo y Sisk, 2001; Sisk y Foster, 2004; Steinberg, 2008) y mostró una relación predictiva entre el estado puberal y conductas tan apetitivas como la búsqueda de sensaciones y el abuso de drogas (Martin et al., 2002; ver Forbes y Dahl, 2010). Las investigaciones futuras que incluyan medidas de hormonas pueden informar la relación entre el desarrollo estriatocortical, la maduración hormonal y los resultados de comportamiento (Blakemore, Burnett y Dahl, 2010).

Conclusión

La adolescencia ha sido descrita como un período de reorientación social (Nelson, Leibenluft, McClure y Pine, 2005), con menos tiempo con los padres y más tiempo con los compañeros, relativamente sin control. Con esta afluencia relativa de libertad surge una necesidad creciente de regular el propio comportamiento, lo que contrasta con la infancia, cuando el comportamiento tiende a estar limitado por los padres y otros cuidadores. Aunque la capacidad inmadura de control cognitivo a menudo se ha considerado una explicación suficiente de la afluencia de los adolescentes a comportamientos de riesgo, existe un creciente cuerpo de evidencia que incluye los hallazgos actuales que implican impulsos motivacionales sesgados en la adolescencia, tanto a nivel conductual como neurobiológico. De hecho, la libertad relativamente mayor experimentada durante este tiempo puede respaldar impulsos motivacionales más fuertes, ya que la independencia también facilita la oportunidad de buscar experiencias potencialmente gratificantes. Esta motivación de enfoque puede estar respaldada por una fuerte señalización subcortical del cuerpo estriado ventral. Cuando se colocan en contextos en los que uno debe regular su propio comportamiento, las fallas de control, algunas de las cuales resultan en conductas de riesgo, pueden ser producto de un sistema regulador prefrontal que es relativamente inexperto y, por lo tanto, no funcionalmente maduro. Con el tiempo, la experiencia da forma a la capacidad de regular estos comportamientos de aproximación, lo que cambia hacia un estado de mayor equilibrio entre el enfoque dinámico y los circuitos de señalización reguladora y el fortalecimiento de la capacidad para resistir la tentación.

Agradecimientos

Agradecemos la ayuda de Doug Ballon, Adriana Galván, Gary Glover, Victoria Libby, Erika Ruberry, Theresa Teslovich, Nim Tottenham, Henning Voss, y los recursos y el personal de Biomedical Imaging Core Facility del Citigroup Biomedical Imaging Center en Weill Cornell Escuela de medicina. Este trabajo fue apoyado por el Instituto Nacional de Salud Mental otorgó los subsidios P50MH062196 y P50MH079513, el Instituto Nacional de Abuso de Drogas otorgó R01DA018879 y T32DA007274, y el Instituto Nacional de Salud Mental Fellowship F31MH073265, así como el objeto de KXXXX.

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