Apego y regulación emocional en adicciones a sustancias y adicciones conductuales (2017)

J Behav Addict. 2017 diciembre 1; 6 (4): 534-544. doi: 10.1556 / 2006.6.2017.086.

Estévez A1, Jáuregui p1, Sánchez-Marcos I1, López-González H1,2, Griffiths MD2.

Resumen

Antecedentes

Las conductas de riesgo se han relacionado con la regulación emocional y el apego, que pueden constituir factores de riesgo para desarrollar una conducta adictiva. Sin embargo, también puede haber diferencias entre adicciones a sustancias y no relacionadas con sustancias.

Objetivos

Este estudio tuvo como objetivo examinar la relación entre la regulación emocional y el apego, con la sustancia (abuso de alcohol y drogas) y las adicciones no relacionadas con la sustancia (trastorno del juego, adicción a los videojuegos y uso problemático de Internet) en adolescentes y adultos emergentes. El estudio también tuvo como objetivo examinar las diferencias de género para tales predictores.

Métodos

La muestra comprendía a estudiantes de 472 de años 13-21 reclutados en escuelas secundarias y centros de educación vocacional.

Resultados

Los hallazgos demostraron que la regulación emocional predijo todos los comportamientos adictivos evaluados en este estudio (abuso de alcohol y drogas, trastorno de juego, adicción a videojuegos y uso problemático de Internet), mientras que el apego predijo adicciones no relacionadas con sustancias (trastorno de juego, adicción a videojuegos , y el uso problemático de internet). Además, se encontraron diferencias de género, y las mujeres obtuvieron una puntuación significativamente mayor en el apego materno y entre pares, mientras que los hombres obtuvieron una puntuación significativamente mayor en el trastorno del juego y la adicción a los videojuegos.

Conclusión

Los hallazgos pueden ser útiles para las intervenciones preventivas y clínicas realizadas con jóvenes con respecto a las conductas adictivas.

PALABRAS CLAVE:  adiccion; alcohol; adjunto archivo; adicciones de comportamiento; Regulación emocional; adicciones a sustancias

PMID: 29280395

DOI: 10.1556/2006.6.2017.086

Discusión

Este estudio exploró la relación entre conductas potencialmente adictivas (tanto sustancias como conductas) y su relación con la regulación emocional y el apego. Los resultados demostraron que las adicciones a sustancias (alcohol y drogas) y adicciones sin sustancias (Internet, videojuegos y juegos de azar) estaban todas correlacionadas positivamente. En este sentido, muchos estudios han encontrado previamente correlaciones entre el juego y el uso de sustancias (por ejemplo, Kausch, 2003). Además, un estudio realizado entre una muestra de menores (edad media: 12.5 años) encontró que un gran porcentaje de los que obtuvieron puntuaciones más altas en juegos de azar problemáticos eran fumadores de cigarrillos y bebedores de alcohol (Míguez y Becoña, 2015), un hallazgo reportado en otros estudios (por ejemplo, Griffiths y Sutherland, 1998). Este estudio complementa tales estudios pero también proporciona evidencia adicional sobre la relación de la adicción a sustancias con otros comportamientos menos estudiados, como el uso problemático de Internet y la adicción a los videojuegos, que solo unos pocos estudios han investigado (por ejemplo, van Rooij et al., 2014). La literatura existente sugiere que las personas con abuso de sustancias tienen más probabilidades de participar en actividades de búsqueda de sensaciones (Quigley y Leonard, 2000), con el uso de Internet y los videojuegos son dos actividades que podrían ajustarse a dicho perfil. También se debe tener en cuenta que entre los adolescentes, en particular, cuando aumenta una conducta problemática, también aumenta la probabilidad de que ocurran otras conductas problemáticas (Donovan y Jessor, 1985; Griffiths y Sutherland, 1998).

Este estudio también demostró que la regulación de las emociones se correlacionó positivamente con los comportamientos adictivos (es decir, trastorno del juego, uso problemático de Internet, adicción a los videojuegos, abuso de alcohol y abuso de drogas). Esto respalda los hallazgos de investigaciones anteriores que han asociado la regulación de las emociones con el control de los impulsos (Schreiber et al., 2012), conductas adictivas (Coffey y Hartman, 2008), uso de sustancias (Gardner, Dishion y Connell, 2008), y el trastorno del juego (Elmas, Cesur y Oral, 2017; Williams, Grisham, Erskine y Cassedy, 2012). La dificultad en la regulación de las emociones se caracteriza por experimentar desafíos para controlar los impulsos dominantes hacia los sentimientos negativos, participar en el comportamiento dirigido hacia el objetivo y recuperar estrategias eficientes de regulación de la emoción (Berking et al., 2011; Gratz y Roemer, 2004). Algunos estudios han demostrado que las personas con dificultades en la regulación emocional se involucran en conductas adictivas para evitar o regular los sentimientos y emociones negativas (Aldao, Nolen-Hoeksema y Schweizer, 2010; Ricketts y Macaskill, 2003). También parece plausible que los individuos puedan participar en comportamientos que prolongan o extienden estados emocionales positivos, si demuestran una regulación deficiente sobre sus emociones o carecen de formas alternativas de respuesta (Williams y Grisham, 2012).

En cuanto al apego, el apego padre y madre tuvo una correlación negativa con el uso problemático de Internet y la adicción a los videojuegos, mientras que el apego entre compañeros se correlacionó negativamente con la adicción a los videojuegos. Estos hallazgos se alinean bien con estudios previos que han observado que los patrones de apego caracterizados por la preocupación están asociados con conductas de riesgo en adolescentes (Kobak, Zajac y Smith, 2009; Monacis, de Palo, Griffiths y Sinatra, 2017), aunque dicha investigación no ha explorado la relación en adicciones de comportamiento. Por ejemplo, en el caso de un uso problemático de Internet, se podría argumentar que los adolescentes podrían usar Internet de manera más excesiva debido a un apego insuficiente a sus figuras paternas. En consecuencia, las nuevas tecnologías pueden ofrecer entornos más seguros para que los adolescentes desarrollen su autoestima e identidad (Herrera Harfuch, Pacheco Murguía, Palomar Lever y Zavala Andrade, 2009). Del mismo modo, los videojuegos en línea facilitan la participación de los jugadores utilizando identidades virtuales alternativas, haciéndolos sentir mejor de lo que realmente son (Gainsbury, 2015), podría darse el caso de que los adolescentes con problemas utilicen los videojuegos como refugio o escape (Vollmer, Randler, Horzum y Ayas, 2014). En consecuencia, las adicciones no relacionadas con sustancias pueden estar relacionadas con la necesidad de satisfacción relacional en la adolescencia.

El papel predictivo de la regulación emocional y el apego también se exploró en este estudio. La regulación de la emoción fue un factor predictivo para todas las conductas adictivas evaluadas (relacionadas tanto con la sustancia como con la no sustancia). Los hallazgos también demostraron que el control era el predictor más poderoso. Este hallazgo apoya estudios previos sobre adultos con problemas de juego para los cuales la regulación de las emociones, y especialmente el control, también predijeron problemas de juego, así como el abuso de alcohol y drogas (Jáuregui, Estévez y Urbiola, 2016). Las investigaciones han demostrado que las personas con baja regulación emocional son más propensas a participar en conductas adictivas, o les resulta más difícil descontinuar dicha conducta (Sayette, 2004). La regulación de las emociones también se ha asociado con el juego como una forma de escape, especialmente entre aquellos con déficits a largo plazo de la regulación de las emociones (Weatherly y Miller, 2013). Varios estudios también han señalado que los estados emocionales, como la falta de entusiasmo (es decir, la apatía), pueden ser la raíz del problema del uso de Internet (Esmaeilinasab, AndamiKhoshk, Azarmi y SamarRakhi, 2014). Esto concuerda con los resultados de una revisión sistemática realizada por Kun y Demetrovics (2010), que indicó que un nivel más bajo de inteligencia emocional está asociado con fumar más intensivamente, el consumo de alcohol y el uso de drogas ilícitas. En consecuencia, los hallazgos de este estudio se alinean bien con la literatura existente sobre adicciones, y enfatizan la importancia de la regulación de las emociones en la predicción de conductas relacionadas con sustancias y no relacionadas con sustancias.

El apego deficiente predijo el trastorno del juego, el uso problemático de Internet y la adicción a los videojuegos. Estos resultados son relativamente nuevos en el contexto de las adicciones conductuales y el apego, aunque algunos estudios preliminares ya habían señalado tal relación (por ejemplo, Monacis et al., 2017). Además, Xu et al. (2014) En una muestra de adolescentes de 5,122, se encontró que la calidad de la relación y comunicación entre padres y adolescentes estaba estrechamente relacionada con el desarrollo de la adicción a Internet por parte de los adolescentes. En el mismo estudio, los autores también encontraron que los factores de apego materno se asociaron más significativamente con el inicio de la adicción que el apego paterno, algo que también se demuestra en este estudio en el caso del apego materno y el uso problemático de Internet. Si los patrones de apego a una edad temprana tienen un efecto en el desarrollo de las relaciones de la vida adulta (Hazan y Shaver, 1987), El uso de Internet podría usarse para compensar la necesidad de formar nuevas relaciones, recompensando a los individuos con un sentido de pertenencia e identidad de grupo (Estévez et al., 2009), todo lo cual está estrechamente relacionado con el apego. Las personas con apego seguro se caracterizan por la autoaceptación de sus propias necesidades emocionales (Wallin, 2015). Por el contrario, las personas con vínculos inseguros (por ejemplo, ansiosos-evitativos) prestan poca atención a sus necesidades emocionales y no sienten que puedan depender del apoyo de otra persona. Esto podría impulsarlos a evitar las relaciones interpersonales (Malik, Wells y Wittkowski, 2015), y refuerza el supuesto de que las adicciones conductuales pueden entenderse como una forma de escape y compensación de relaciones insatisfactorias (Vollmer et al., 2014). Las interacciones perturbadas entre padres e hijos causan dificultades en la regulación del afecto, dificultades en la separación / individualización y dificultades interpersonales. Además, son vistos como variables antecedentes en el desarrollo de la adicción (Markus, 2003). Si un individuo se siente desagradable y desatendido y ha desarrollado un autoconcepto negativo debido a las relaciones negativas durante la infancia, el individuo puede tratar de evitarlo al participar en un comportamiento potencialmente adictivo (Pace, Schimmenti, Zappulla y Di Maggio, 2013). Dentro de un marco clínico, se ha propuesto que la teoría del apego (Bowlby, 1973) puede ayudar a dilucidar el desarrollo de conductas adictivas, y que las conductas adictivas pueden verse como trastornos de apego (Schimmenti y Bifulco, 2015). Además, las investigaciones han demostrado que los jugadores en riesgo y los jugadores patológicos reportan niveles más altos de apegos temerosos que los jugadores no problemáticos (Pace et al., 2013).

Otro objetivo del estudio fue examinar si el género explicaba las diferencias en el apego y las otras variables examinadas. Los resultados indicaron que las mujeres obtuvieron puntajes significativamente más altos en el apego materno y el apego entre pares, mientras que los hombres obtuvieron puntajes significativamente más altos en relación con el trastorno del juego y la adicción a los videojuegos. Investigaciones anteriores han demostrado que el género influye en los perfiles cognitivos de los adolescentes. Por ejemplo, las adolescentes mujeres muestran un mayor grado de preocupación con respecto a cómo piensan que van a ser evaluadas y percibidas por los demás, siendo especialmente conscientes de los conflictos interpersonales que las rodean (Laursen, 1996). Además, las adolescentes mujeres muestran mayor inseguridad sobre su propia autoeficacia para resolver conflictos (Calvete y Cardeñoso, 2005).

Muchos estudios han observado diferencias de género en la prevalencia del trastorno del juego (por ejemplo, Shaffer, Hall y Bilt, 1999; Stucki y Rihs-Middel, 2007). Algunas explicaciones de esta diferencia incluyen la motivación de los hombres para mantener el control, el componente lúdico del juego, la búsqueda de sensaciones y la posibilidad de ganar con mucho dinero. Sin embargo, las mujeres utilizan el juego como una forma de afrontar problemas personales, como la soledad, el aburrimiento y los estados emocionales disfóricos (Ruiz, Buil y Moratilla, 2016). Estas características podrían ayudar a explicar una mayor prevalencia masculina en el trastorno del juego. En lo que respecta a la regulación de la emoción, no se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres a excepción de la conciencia. Estos resultados difieren de estudios previos que muestran que las mujeres confían más en las estrategias de apoyo social y en la rumia, mientras que los hombres tienden a evitar, a la pasividad y a suprimir las emociones (Blanchard-Fields & Coats, 2008; Schmitt, 2008; Vierhaus, Lohaus y Ball, 2007). Sin embargo, se necesita más investigación para comprender la evolución de las estrategias de regulación de la emoción a lo largo del período de la adolescencia (Zimmermann y Iwanski, 2014), en particular porque los adolescentes generalmente tienen que enfrentar dificultades de regulación emocional sin haber desarrollado completamente los recursos y herramientas emocionales para tratarlos de manera eficiente (Calvete y Estévez, 2009; Steinberg, 2005).

Este estudio no está exento de limitaciones. Primero, el diseño transversal limita las implicaciones causales derivadas del estudio, a diferencia de un diseño longitudinal, que podría haber ofrecido una imagen más clara del impacto temporal de cada variable. Del mismo modo, la adolescencia es un período de construcción de identidad en el que los niños ganan independencia y autonomía de sus figuras parentales. Por tanto, las relaciones familiares pueden presentar características extraordinarias durante este período de tiempo. Además, la muestra fue un grupo no clínico seleccionado de la población adolescente general española, por lo que, en principio, los participantes no puntuaron por encima de la media en ninguna de las adicciones conductuales estudiadas. Una muestra que comprenda participantes clínicos podría mostrar si los resultados informados aquí se pueden replicar en pacientes diagnosticados con problemas de adicción conductual. Además, este estudio se basó en medidas autoinformadas y, por lo tanto, está sujeto a sesgos bien conocidos (por ejemplo, sesgo de recuerdo y sesgo de deseabilidad social). Además, factores latentes como el apego son fenómenos complejos que son difíciles de representar mediante cuestionarios estándar, y el uso de técnicas complementarias para identificar constructos de apego puede ayudar a enriquecer los resultados de estudios futuros. También es importante tener en cuenta que el uso del SOGS-RA para evaluar el problema de juego no permite el contraste con estudios que han utilizado otros instrumentos de detección de diagnóstico. Además, algunos estudios han informado algunos problemas asociados con este instrumento para evaluar con precisión los problemas de juego en las poblaciones de adolescentes (Ladouceur y col., 2000; Langhinrichsen-Rohling, Rohling, Rohde y Seeley, 2004).

Conclusiones

A pesar de las limitaciones mencionadas anteriormente, este estudio demostró que las dificultades de la emoción y la regulación predicen adicciones a sustancias y no relacionadas con sustancias, mientras que la falta de apego es un factor predictivo de adicciones sin sustancias en adolescentes. Además, las diferencias de género explican las variaciones en las adicciones sin sustancia, además del apego entre pares y el apego de la madre. Este estudio proporciona evidencia novedosa para futuras investigaciones sobre los factores de riesgo y de protección involucrados en las adicciones tanto de la sustancia como del comportamiento.