1. Introducción
Desde una perspectiva psicológica, la sexualidad se entiende como la conjunción entre factores anatómicos, fisiológicos y psicológicos, y todos los fenómenos emocionales y conductuales vinculados al sexo, que comienzan a consolidarse durante la adolescencia. La identidad sexual comienza a desarrollarse durante la infancia y puede ser modificada por diferentes factores, incluidos los sociales y externos. Desde esa perspectiva, tener acceso a la pornografía se convierte en un tema importante y relevante para adolescentes y jóvenes [
1]. Los jóvenes han sido definidos por la Organización Mundial de la Salud como individuos de 10 a 24 años de edad y, a los efectos de esta investigación, nos referiremos a los jóvenes y los jóvenes de forma independiente, entendiendo que son individuos de entre 10 y 24 años.
Desde la inclusión de Internet y las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) en las actividades diarias, la sociedad ha experimentado cambios en muchas áreas y la interacción social ha evolucionado especialmente a un ritmo acelerado. El desarrollo de nuevos dispositivos inteligentes con acceso inmediato y autónomo a Internet ha permitido la comunicación instantánea y el acceso ilimitado e inmediato a cualquier tipo de contenido, incluida la pornografía. La pornografía no es un fenómeno reciente o nuevo y su aparición se remonta a los antiguos griegos [
2]; sin embargo, la nueva pornografía que ha aparecido con la irrupción de nuevos dispositivos tecnológicos tiene características intrínsecas diferentes y únicas, que la diferencian de la “vieja pornografía”. Ballester y col. [
1] definirlo con lo siguiente:
Calidad de imagen: la nueva pornografía se basa en grabaciones de alta calidad que mejoran constantemente la calidad de la imagen.
Asequible: la nueva pornografía es ampliamente asequible y la mayor parte es completamente gratuita.
Accesible: Existe una oferta amplia e ilimitada, a la que se puede acceder sin restricciones y que se puede ver desde cualquier dispositivo.
Contenido sexual ilimitado: las prácticas sexuales que se muestran en la "nueva pornografía" no tienen límites, incluidas las prácticas sexuales de riesgo o incluso las ilegales.
La literatura muestra que entre el 7 y el 59% de los adolescentes acceden y consumen intencionalmente pornografía [
3]. La amplia gama y variabilidad en las tasas de prevalencia informadas del consumo de pornografía en adolescentes se debe a las diferencias en las muestras, la edad de los participantes y los medios de consumo. Las tasas de prevalencia para cualquier tipo de consumo (intencional versus no intencional) pueden oscilar entre el 7 y el 71%, dependiendo de las medidas utilizadas [
3]. Además, los estudios que analizan las diferencias de género encontraron que el 93% de los niños y el 52% de las niñas de entre 16 y 19 años habían visto material pornográfico en los últimos seis meses [
4]. Estas diferencias de género también fueron reportadas por Ballester, Orte y Pozo [
5], cuyos resultados muestran que el consumo de pornografía en línea es significativamente mayor entre los niños (90.5%) que entre las niñas (50%), y los participantes masculinos también informan una mayor frecuencia de consumo que las participantes femeninas.
Una investigación centrada en las diferencias de edad encontró que el 50% de los adolescentes españoles de entre 14 y 17 años ven pornografía en línea [
6]. Además, Ballester et al. [
1] informó que casi el 70% de los jóvenes españoles de entre 16 y 29 años consumen pornografía. Sus resultados muestran que la edad del primer contacto con la pornografía ha avanzado en España, con los niños que tienen su primer contacto con la pornografía a una edad media de 8 años y un consumo generalizado a partir de los 13-14 años [
1].
La difusión de la propiedad de teléfonos móviles significa que se puede acceder a la pornografía prácticamente en cualquier lugar y que los jóvenes la ven tanto en privado como en grupos. Esta nueva forma de acceder y consumir pornografía tiene un claro impacto en el comportamiento sexual, las relaciones de género, la agresión sexual y la sexualidad, especialmente en los menores, quienes son sensiblemente vulnerables al contenido pornográfico, a medida que desarrollan su sexualidad [
3].
Un estudio reciente indicó que el 40.7% de los participantes informaron haber sufrido consecuencias negativas relacionadas con el consumo de pornografía, ya sea a nivel personal, social, académico o profesional [
7]. Numerosos autores han señalado que el consumo de pornografía en menores se asocia a diversas consecuencias negativas [
1,
5,
7,
8]. Por ejemplo, Burbano y Brito [
8] afirmó que ver pornografía tiene un impacto directo en el desarrollo psicosexual de los adolescentes, creando modelos educativos engañosos e inexactos con respecto a la sexualidad. Además, Peter y Valkenburg [
3] encontró que ver pornografía en la adolescencia está asociado con la aparición y el aumento de conductas sexuales de riesgo, como tener relaciones sexuales sin protección, tener relaciones sexuales con muchas parejas o un aumento en la perpetración y victimización de agresión sexual. Además, Burbano y Brito [
8] demostró que consumir pornografía en etapas tempranas, especialmente cuando era menor de edad, está asociado con nuevas formas de victimización sexual en línea, como el sexting o el grooming en línea.
Además, la literatura ha mostrado un vínculo entre el consumo de pornografía por parte de los jóvenes y las implicaciones forenses y legales. Estudios recientes han destacado una asociación entre un consumo temprano de material sexualmente explícito y la aparición y exacerbación de parafilias como el voyerismo y el exhibicionismo [
9,
10]. Además, la investigación ha apuntado hacia una relación modulada entre el consumo temprano de pornografía y el consumo compulsivo y un aumento en la perpetración de agresión sexual por parte de hombres y victimización por agresión sexual en mujeres [
3]. Finalmente, hallazgos recientes sugieren un vínculo entre el consumo temprano de pornografía y una mayor participación en conductas sexuales en línea, como el sexting, que puede conducir a una mayor victimización sexual en línea, como la sextorsión o el acicalamiento en línea [
11].
Así, el objetivo de este trabajo fue analizar lo que se conoce hasta el momento sobre el impacto y las consecuencias que tiene el consumo intencional de pornografía en los jóvenes, con un enfoque en los desafíos e implicaciones forenses que este fenómeno está teniendo en los jóvenes.
2. Métodos
En los últimos años, ha aumentado el volumen de investigaciones sobre el consumo de pornografía. Varios estudios han destacado los efectos de dicho consumo en el desarrollo social y sexual de los jóvenes y otras implicaciones forenses relacionadas que pueden tener consecuencias psicológicas y legales negativas. Esta revisión narrativa tiene como objetivo identificar investigaciones empíricas y no empíricas que abordan la asociación entre el consumo de pornografía en los jóvenes y las consecuencias sociales, sexuales y psicológicas, así como otras implicaciones forenses. Una revisión narrativa es una publicación que describe y discute el estado de la ciencia de un tema o tema específico desde un punto de vista teórico y contextual [
12]. A los efectos de este trabajo, se realizó una revisión narrativa como un primer acercamiento y aproximación al estado de la cuestión sobre el consumo de pornografía en los jóvenes, teniendo en cuenta sus limitaciones, incluida la investigación española, a las revisiones anteriores sobre el tema. Creemos que desde la publicación de la revisión sistemática de Peter y Valkenburg (2016), se han realizado contribuciones relevantes con respecto a la exposición intencional de los jóvenes a la pornografía, y este estudio tiene como objetivo revisar esas y otras contribuciones, incluida la literatura española, para examinar el estado real de la pornografía. la pregunta. Consideramos que este tema es de considerable relevancia para los padres, la comunidad educativa y los profesionales de la salud que trabajan con jóvenes que podrían verse afectados por este fenómeno.
Los criterios para la inclusión en la revisión fueron los siguientes:
Investigación (ya sea empírica o no empírica pero excluyendo tesis doctorales) que explora el consumo de pornografía en la población adolescente y joven
Investigación que examina la asociación entre el consumo de pornografía en los jóvenes y las consecuencias sociales, sexuales y psicológicas
Estudios que investigan la asociación entre el consumo de pornografía en los jóvenes y las implicaciones legales o forenses
Los datos incluidos en esta revisión se recopilaron durante octubre, noviembre y diciembre de 2020. La búsqueda incluyó investigaciones empíricas y no empíricas de 2000 a 2020, y se incluyeron investigaciones tanto en inglés como en español. Se realizaron búsquedas en las siguientes bases de datos: SCOPUS, PsychInfo, MEDLINE y PUBMED, utilizando las palabras clave "pornografía", "juventud", "adolescencia", "menores", "adolescentes" y "consecuencias". Además, se examinaron las listas de referencias de los artículos revisados en relación con el tema de investigación. Los jóvenes han sido definidos por la Organización Mundial de la Salud como individuos de 10 a 24 años de edad y, a los efectos de esta investigación, nos referimos a los jóvenes y los jóvenes de forma independiente, entendiendo que son personas de entre 10 y 24 años. Además, cabe señalar que la mayoría de los estudios revisados no especificaron el tipo de pornografía utilizada en su investigación (heterosexual, queer, feminista, etc.), y los estudios que lo hicieron, analizaron exclusivamente la pornografía heterosexual.
4. Discusiones y conclusiones
El desarrollo psicológico y la socialización de los jóvenes están experimentando cambios importantes debido a la irrupción de la tecnología en la vida diaria, y muchas de sus interacciones se han trasladado al mundo online. En este nuevo mundo virtual conocido como ciberespacio, los jóvenes tienen acceso a todo tipo de contenido, incluida la pornografía, y las investigaciones muestran que la edad de primera exposición al contenido sexual en línea en España es alrededor de los 8 años, con un consumo generalizado a partir de los 13-14 años. años [
1]. En este sentido, el acceso ilimitado a dispositivos electrónicos ha permitido una nueva forma de acceder y consumir pornografía en jóvenes que puede tener un gran impacto en su desarrollo sexual y la igualdad de género en las relaciones, con la consecuente aparición de alteraciones sexuales e implicaciones forenses.
En cuanto a las consecuencias derivadas del consumo de pornografía en la juventud, los estudios indican que las características inherentes a la nueva pornografía (inmediatez y accesibilidad) refuerzan el paradigma de la adicción, resultando en un proceso similar al de la drogadicción, con vías neurobiológicas compartidas, que conducen a consecuencias disfuncionales, como cambios neuroplásticos y disfunciones sexuales en personas con adicción [
33,
38]. Además, consumir pornografía en etapas tempranas puede ser un factor predisponente para desarrollar comportamientos hipersexualizados; de hecho, el consumo de pornografía es el comportamiento hipersexual más frecuentemente reportado [
28]. En este sentido, la investigación ha encontrado que un mayor uso de pornografía y actividades en línea relacionadas con el sexo están asociados con el comportamiento sexual compulsivo en los jóvenes, y el consumo frecuente de pornografía está asociado con muchos problemas de comportamiento, destacando el papel del consumo de pornografía en los comportamientos sexuales alterados en gente joven [
17,
31].
Varios estudios han establecido el efecto del consumo de pornografía y su influencia en las actitudes sexuales, los valores morales y la actividad sexual en los jóvenes [
5,
8,
20]. Dado que los jóvenes a menudo afirman que utilizan la pornografía como una forma de obtener conocimiento e información sexual, podría ser plausible considerar que dicho consumo puede tener un efecto e impacto en su conocimiento sobre la sexualidad y sus prácticas sexuales posteriores, como las relaciones sexuales compulsivas. comportamiento, actividad sexual precoz y más variedad de prácticas sexuales [
3,
4,
20,
25,
27]. Además, el consumo de pornografía puede tener un efecto de aprendizaje en los jóvenes que terminan emulando videos pornográficos en la vida real, además de participar en prácticas sexuales de alto riesgo que han visto en línea [
3,
13,
29].
Además, el consumo de pornografía se ha asociado especialmente con una mayor tendencia a tener actitudes negativas de género [
1,
30]. Asimismo, la hipersexualidad y el consumo de pornografía pueden conducir a prácticas sexuales inseguras y riesgosas y están asociados con una mayor comorbilidad de trastornos del estado de ánimo y uso de sustancias. En general, la investigación ha encontrado que el consumo de pornografía puede contribuir a la ritualización o distorsión de las relaciones interpersonales y sexuales y la descontextualización de la sexualidad, que es un factor de riesgo para el desarrollo no saludable de un individuo. Se sugiere que como resultado del consumo de pornografía, puede haber una escalada de prácticas "duras", ya que los consumidores necesitan estímulos más grandes y violentos para alcanzar la satisfacción después de una exposición frecuente a contenido sexual [
1]. En este sentido, cabe señalar que los jóvenes consumen pornografía, entre otros, con fines educativos, debido a la falta de referencias en la educación sexual, y esto puede contribuir a la aparición de patrones de imitación. Los jóvenes pueden sentirse presionados para hacer o imitar pornografía en la vida real, con el riesgo de presentar consecuencias disfuncionales para ellos mismos o para los demás [
29].
Considerando las implicaciones forenses asociadas al consumo de pornografía en la juventud, los estudios han mostrado una asociación con el desarrollo de parafilias, como el voyerismo y el exhibicionismo, y en este sentido, se ha observado que a mayor y más temprana exposición a contenidos sexuales, cuanto más probable es que los jóvenes acaben manifestando una parafilia. Además, consumir pornografía “hardcore” o contenido sexualmente violento podría impulsar el desarrollo del sadismo sexual y la pedofilia, así como exacerbar el deseo de llevar a cabo ciertas conductas delictivas, tanto en lo físico como en lo virtual [
25]. En la misma línea, la investigación ha mostrado un vínculo entre el consumo de pornografía y un mayor riesgo de victimización y perpetración de agresión sexual; los resultados indican que un mayor consumo de pornografía aumenta la probabilidad de perpetrar violencia sexual en los hombres y aumenta la probabilidad de ser víctima de violencia sexual en las mujeres [
14,
35]. En cuanto a las formas de victimización sexual online, el consumo de pornografía en la juventud se ha relacionado con el sexting, y esta victimización puede extenderse a otras nuevas conductas, como la difusión no consensuada de contenido sexual, el ciberacoso, la sextorsión y el grooming online. Investigaciones recientes han destacado que uno de cada cinco adolescentes que consumen pornografía ha compartido contenido sexual autoproducido, y se han encontrado diferencias significativas en los comportamientos de sexteo entre los que ven pornografía y los que no [
30]. Además, el consumo de pornografía se ha asociado significativamente con el contacto en línea con personas desconocidas con fines sexuales, que es un comportamiento de riesgo que puede llevar a otras formas de victimización, como el acicalamiento en línea, la coerción con mensajes de texto o el abuso sexual basado en imágenes [
42].
En conclusión, el creciente consumo de pornografía en la juventud conlleva notables riesgos e implicaciones en el desarrollo emocional y sexual de la juventud, contribuyendo a la aparición de nuevas tipologías delictivas y formas de victimización sexual online. En general, los resultados de esta revisión narrativa resaltan el impacto que el consumo de pornografía puede tener en el desarrollo social y emocional saludable de los jóvenes, especialmente cuando el consumo de contenido sexualmente explícito tiene lugar en las primeras etapas del desarrollo adolescente. Nuestros resultados indican que la exposición intencional temprana a contenido pornográfico puede influir negativamente en el comportamiento de los jóvenes al facilitar la hipersexualización y contribuir a la perpetuación de los patrones de desigualdad de género en las relaciones sexuales y emocionales. Además, el consumo temprano de pornografía se ha relacionado con varias implicaciones forenses, como la exacerbación de las parafilias y el aumento de la perpetración y victimización de agresiones sexuales en línea y fuera de línea, lo que, a su vez, puede tener un impacto negativo en el desarrollo de la juventud. Las líneas de investigación futuras deben evaluar el impacto real, inmediato y futuro de los problemas y desafíos presentados, así como establecer planes específicos de prevención, detección e intervención dirigidos a grupos vulnerables.
Limitaciones
Este estudio se ha realizado como una revisión narrativa para identificar investigaciones empíricas y no empíricas que abordan la asociación entre el consumo de pornografía en los jóvenes y las consecuencias sociales, sexuales y psicológicas, así como otras implicaciones forenses, lo que permite un primer acercamiento y aproximación a el estado de la cuestión y los desafíos psicológicos y forenses relacionados con el consumo de pornografía en los jóvenes. Se debe realizar un estudio adicional y más profundo del tema presentado utilizando una metodología de revisión sistemática y, por lo tanto, los resultados presentados en el estudio deben generalizarse con cautela. Cabe señalar que los avances tecnológicos significan que la literatura en este campo se fecha muy rápidamente y los artículos de 2012 y anteriores pueden no reflejar completamente la imagen actual. Asimismo, cabe señalar que la mayoría de los estudios revisados no especificaron el tipo de pornografía utilizada en su investigación (heterosexual, queer, feminista, etc.) y, los estudios que sí lo hicieron, analizaron exclusivamente la pornografía heterosexual. La investigación adicional debería evaluar el impacto de los diferentes tipos de pornografía en la población joven.